Makoke y Marta, en portada: todo queda en casa (de Matamoros)

En mi cabeza tengo instalada esa idea de que hay exclusivas de bodas en las que en la portada solo aparece la novia. Como si se hubiera casado consigo misma. Le pasó a Elsa Pataky, a Alejandra Rojas y también a la persona que más y mejor gesticula en España, llamada Belén Esteban Menéndez. Pero esta semana, una pareja que se casa ha roto mis esquemas y ambos posan vestidos de novios aunque la boda no se celebra hasta este viernes. Es un preposado en el hotel en el que celebrarán el convite, no vaya a ser que alguien filtre el atuendo, así que el aperitivo también lo facturamos.

Son Kiko Matamoros y Marta López Álamo. Él con su chaqué y ella con su vestido y su ramo, un velo majestuoso que debe costar un congo, pendientazos de ensueño. Sale con el novio en el Ritz, también mientras la maquillan y él dice que está guapísima, pero es que también un saco de patatas le quedaría genial.

Diría que para qué lo cuentan todo, hasta la música con la que van a dirigirse al altar, quién les va a llevar las alianzas y lo contentos que están por poner a Dios por testigo, ya que para ambos es su primera boda por la iglesia, pero es que me gusta mucho esta pareja.

Y eso que él es el típico madridista que nos da la turra con los triunfos merengues a los que no lo somos, pero me puede el cariño que le tengo al eje del mal (los seguidores de 'Sálvame' me entenderán). Mi amiga Paloma dice que la frase de la novia en portada -“Voy a estar con Kiko hasta el último día de su vida”- suena a amenaza, pero Marta es una mujer que me cae muy bien.

Su perfil de Instagram nos convierte en vagos a todos, porque no para quieta. Los entrenamientos, los estudios, el unboxing y los desfiles. Etiquetar los sitios a los que va a cenar y a desayunar, los potingues que se pone, las respuestas a sus seguidores. Me gustan sus reflexiones cuando pide un poco más de prudencia y empatía a los que odian, porque yo tiendo a la mínima a la envidia y soy un saco de complejos, así que me hace ser mejor. O al menos intentarlo.

Y ahora lo que me ha hecho rodar por el suelo. Porque esta semana la revista 'Lecturas' parte su portada en dos. Un 40% de la portada es para Marta y su frase amenazante según mi amiga. Pero el 60% del espacio se lo da a Makoke -María José, según su partida de nacimiento-, pareja de Matamoros durante veinte años, que pronuncia otra frase amenazante: “Espero que Kiko no mienta esta vez”.

La malagueña, exchica del 'Telecupón', de Brad Pitt y Julio Iglesias (y todo necesitamos que sea verdad), posa con maneras de amazona en la casa de su ex –Kiko no, otro que tuvo antes con el que también se casó– y dice que va a ser abuela otra vez. Antes de ir al contenido del texto, necesito que alguien me cuente cómo fue esa reunión de temas en la revista y conocer de una vez por todas a Karmele Izaguirre, autora de las entrevistas a sus dos mujeres de portada.

Esta entrevista es una delicia de principio a fin. Makoke y su hijo mayor, el que tuvo con el dueño de la casa en la que posan, dicen cosas maravillosas. Ella asegura, por ejemplo, que se ocupa de su nieto de siete de la mañana a diez, porque es a esa hora a la que se despiertan sus padres. A qué se dedicará alguien que abre los ojos a esas horas, virgen santísima. O seré yo y mi envidia otra vez.

Luego explica que a partir de ese momento, cuando suelta al niño, se va al gimnasio y a sus cosas. Claro, así están todos tan contentos, como todas las personas que pueden permitirse sofás de color blanco con niños en casa.

A Javier me lo encontré una vez en Nueva York mientras su entonces novia y mi amiga rebuscaban bragas en una tienda de Victoria’s Secret. Creo que esto ya lo he contado alguna vez, pero es el tipo de coincidencia que solo se da una vez en la vida. Las veces que lo he escuchado me ha parecido un poco sobrado, pero sus respuestas en esta ocasión hacen que vibre entera. Alaba a su madre y le sale regular:

“Es una abuela diferente. No es la típica abuela de hacerle un puchero”.

“Pero le hago potitos”.

“Pocos potitos le has hecho”.

Luego asegura que no le hace mucha gracia que Makoke malcríe a su hijo y le dé chocolate a escondidas porque: “Yo soy muy ‘fit’, cuido mucho mi alimentación”. Me gusta mucho cuando se quiere hacer el interesante y no quiere desvelar de dónde obtiene sus ingresos y sus nuevos proyectos profesionales: “No y te voy a explicar el porqué de una manera muy breve. Me he dado cuenta de que las malas energías pueden hacer que todo vaya mal”. Pues nada, hijo, ni que nos quitara el sueño.

Aunque la mejor frase, la que pondría en negritas todos y cada uno de los días de mi vida, es la respuesta que da cuando le preguntan si a Kiko le tuvo cariño: “Sí, claro. Y a un perro que se me murió también”. Porque yo tengo ese mismo tipo de cariño a muchas personas.

Tengo que ver de nuevo el perfil de Marta en IG.