Cuando Raquel Perera pasó por lo mismo que Rachel Valdés: "Casi me vuelvo loca"

"Cuando conocí a papá permití, esta vez sí, que las mariposas del estómago viajaran libres por todo mi cuerpo. Sin contemplar los miedos y corazas que más adelante actuarían de perímetro, me coloqué de puntillas, rondando el acantilado que separaba su vida de la mía, y descalza de certezas, pero sujeta de amor, me tiré al vacío. Verdaderamente salté sin la red del miedo al compromiso. Aunque en aquel momento pareciera un abismo llegar a tenernos con todo, no lo fue. Nos tuvimos y nos quisimos con todo". Así comienza el fragmento del libro de Raquel Perera en el que aborda específicamente su historia de amor con Alejandro Sanz. La que existió antes de Rachel Valdés y probablemente una de las más importantes para el cantante, fruto de la cual nacieron dos de sus hijos, Dylan y Alma.

A ellos les dedica Raquel, psicóloga de profesión, este 'Para que no te olvides' (Espasa), que es una suerte de manual para enfrentarse a la vida, una larga carta a sus hijos para que puedan "afrontar la vida con valores y autoestima".

A Perera, el lanzamiento de su libro le ha pillado en pleno chaparrón mediático por la ruptura de Alejandro Sanz con la que hasta ahora había sido su pareja, Rachel Valdés. Tal y como publicó 'LOC' el fin de semana en exclusiva, la pareja ha decidido separar sus caminos. "Unos días antes del mensaje de Alejandro [que hizo saltar todas las alarmas], Rachel abandonó la casa de Somosaguas donde convivían, pues pertenece al cantante, llevándose su ropa y objetos personales. Tras numerosas desavenencias y desencuentros, algunos incluso públicos, entre ambos, parece que la decisión de la ruptura partió de Alejandro Sanz", escribían en el suplemento del diario 'El Mundo'. También aventuraban que la artista se marcharía a Barcelona, como así ha sido.

Perera ya vivió en primera persona lo que significa enamorarse de una estrella como Alejandro Sanz, y también lo que significa romper con él. La psicóloga lo aborda en el libro desde la distancia que da el tiempo y la perspectiva de valorar más lo que han construido en estos años que lo que en su momento destruyeron. Las palabras de Perera sobre todo aquello llegan casi al final del libro, aunque en esta misiva a Dylan y Alma les habla a menudo de su padre.

"Supimos manejar muy bien durante trece años la difícil tarea de convivir, compartir baño y almohada. Y el día que decidimos separarnos fue doloroso para ambos. Puede que yo me llevara la parte más dura, pero fue triste para los dos. Nos miramos, nos abrazamos fuerte mientras nos hicimos la promesa de que haríamos todo lo posible para que os afectara lo mínimo", escribe Perera sobre el instante en que todo hizo crack. "Os juro que hice verdaderos saltos mortales para no alterar vuestros cándidos corazones", revela, aunque reconoce que no tuvo éxito allí donde ella no tenía el control: "A veces las cosas no son lo que parecen y, sin embargo, de tanto parecerlo terminan siéndolo".

"He podido ordenar, perdonar y colocar todo aquello en un lugar con buenas vistas. Siempre voy a desear lo mejor para papá. Quiero su felicidad aunque esta no me incluya", escribe

Poco amiga de dar detalles de su vida privada, a lo largo de los años en que Perera estuvo al lado de Alejandro Sanz fue prácticamente un enigma. Sin embargo, en la hora de la ruptura, como pasa a veces, la cosa se puso fea. Tras un arduo enfrentamiento en los juzgados tanto de Madrid como de Miami, en septiembre de 2020 ratificaron en un juzgado de Pozuelo de Alarcón, en Madrid, su divorcio. El músico y quien fue su asistente personal y responsable de sus empresas durante más de una década cerraban así su etapa en común con una indemnización millonaria y cara de pocos amigos. Ahora que el tiempo ha pasado, Perera contempla con amabilidad y algo de autocrítica todo aquello.

"Hubo un paréntesis en todo ese proceso que me bajó a los infiernos por un rato. Casi me vuelvo loca, no distinguía la verdad de la mentira, pero afortunadamente he podido ordenar, perdonar y colocar todo aquello en un lugar con buenas vistas. Siempre voy a desear lo mejor para papá. Quiero su felicidad aunque esta no me incluya", escribe. "Desde entonces debo reconocer que soy diferente. Ese adiós fue, posiblemente, la muestra de amor más grande que he hecho en mi vida".

A sus hijos les dice que la relación con Sanz no ha acabado, solo se ha transformado, "porque cambia el contenido, cambia la manera de manifestar el afecto". "Fuimos amigos y ese amor que destila la amistad es el que perdurará, y lo más importante: siempre estaremos unidos en procurar ser los mejores padres para vosotros. Podéis cuestionaros todo lo que cuento en este libro, menos esto".

Admiración

No es una pose. En distintos momentos del libro, la psicóloga escribe con auténtica admiración de Alejandro Sanz, les dice a sus hijos lo afortunados que son "de tener un padre como el que tenéis, no solo por su calidad humana". "Me detendré a hablaros de lo que significa tener como papá a un ser muy especial que ha logrado construir mucho valor en el mundo a través de su arte", dice.

Y algo de eso debe ser verdad, cuando Sanz ha logrado (a pesar de sus vicisitudes sentimentales) formar una familia unida con sus cuatro hijos de tres madres diferentes. Sin la complicidad de sus exmujeres, esto no habría sido posible y Raquel le escribe a Alma: "Tus hermanos entendieron desde el minuto uno que tu llegada no significaba perder beneficios, sino ganar en cariño, alegría y amistad. Algo que hoy me llena de orgullo viendo como os queréis y os buscáis, independientemente de la diferencia de edad en el caso de tus hermanos mayores y la distancia física por vivir en ciudades distintas".