Los (buenos) negocios de Jordi Cruz, ante su inminente paternidad

Esta noche se celebra la final de la 11 edición de 'MasterChef Celebrity', el talent (en este caso culinario) más estable de la parrilla nacional. Jordi Cruz será, una vez más, junto a Samantha Vallejo-Nágera y Pepe Rodríguez, el maestro de ceremonias. Lo cierto es que, aunque los espectadores puedan disfrutarlo en la noche de este 19 de junio, ellos ya hace meses que grabaron este programa final y ahora, aunque quizá hagan un parón en su agenda para verlo desde sus casas, ya llevan tiempo centrados en otros menesteres. Concretamente, Cruz está en la recta final de la espera de su primer hijo, junto a su pareja, la modelo brasileña Rebecca Lima. Un momento personal que se merece toda su dedicación, lo que conlleva que por primera vez pasen a un segundo plano los restaurantes en los que lleva años trabajando casi el 100% de su tiempo.

Un esfuerzo que se ha visto recompensado con creces, pues no en vano el chef ha conseguido a fuerza de mucho trabajo seis estrellas Michelin, lo que supone ser uno de los españoles más reconocidos a nivel internacional en su sector. Y lo que conlleva una afluencia casi inagotable de personas que quieren probar el sabor de esas creaciones que le han dado alas a su carrera. De ahí que los números acompañen por todo lo alto al catalán.

Desde 2020, año en que reorganizó las empresas a través de las que gestiona sus restaurantes, su nombre aparece únicamente bajo el cargo de representante de Vaccum Foods SL, una sociedad que se creó ese mismo año y que se dedica a “la comercialización al por mayor y al por menor de productos de alimentación”, según consta en el Registro Mercantil, donde también se puede constatar que dicha empresa cuenta con dos administradores, un socio de Cruz y su empresa matriz, Restaurante L’Angle SL.

Esta última sociedad se dio de alta hace 15 años, y a lo largo de todo este tiempo ha ido sufriendo diversos cambios a la vez que iba creciendo al compás de los restaurantes del chef. Está dedicada a la “promoción y explotación de negocios de hostelería en general, servicios hosteleros, hoteleros, así como restaurantes, hoteles, cafeterías, bares y otros relacionados con la restauración gastronómica, etc”, y siempre ha contado con Jordi como administrador único.

La empresa es más que solvente. En las cuentas del último año fiscal disponible, el 2021, presenta leves pérdidas respecto a 2020, en concreto 18.000 euros, pero aumenta su inversión, y el total activo de la sociedad supera con creces el millón de euros.

Los ‘culpables’ de estas cifras son los cuatro restaurantes que tiene en su haber, de los que Jordi habló en su último libro, ‘Cuatro casas’. Todos ellos están en Barcelona, su ciudad natal, y el más prestigioso y reconocido es ABaC, que cuenta con tres estrellas Michelin. En él ofrece su mejor cocina, que puede probarse por 295 euros por persona el menú degustación, a lo que hay que añadirle el maridaje, 140 euros más. “Tenacidad, pasión y constancia”, dice el propio artífice de los platos que han sido la clave del éxito de este local.

Después llegó Angle, el restaurante que da nombre a su empresa y que, según su escrito, se caracteriza por ofrecer platos que “mezclan tradición con modernidad"; tiene dos estrellas Michelin y su precio es de 190 euros con maridaje aparte por otros 100 o selección de vinos por 60.

Su propio padre

Su tercer local, y el más informal y apto para todos los bolsillos, nació en 2012 y se llama Ten’s; en él se ofrecen tapas y raciones para compartir, siempre un poco a la vanguardia, pero también conservando una esencia tradicional. Y, por último, Jordi está al frente de Atempo, al que le corresponde la sexta estrella Michelin y del que se alaba sobre todo el concepto. Se puede degustar por 150 euros el menú, más 75 del maridaje, y entre las muchas opiniones que pueden consultarse acerca de este restaurante, quienes han tenido la suerte de probar también los anteriores destacan que no tiene mucho que envidiar al reconocidísimo ABaC.

Jordi, sin duda, ha llegado a lo más alto de la cocina, y ahora cambiando de tercio es el momento de ver si la paternidad se le da tan bien como los fogones. La intención la tiene, pues en la última edición de ‘Planeta Calleja’ echó la vista atrás, habló de su infancia y de un padre que no siempre estuvo tan presente como le hubiera gustado, pero al que no guarda rencor. “Siempre entendí sus negatividades y sus cosas malas, él creció en una fábrica, vivió una guerra… Era una persona cariñosa, pero con poca facilidad para demostrar sus emociones”, decía emocionado, explicando que le gustaría hacerlo de otra forma.