El lenguaje corporal de Gabriela Guillén, madre del nuevo hijo de Bertín Osborne, en su primera entrevista en televisión

Cómoda ante las cámaras, la modelo reconoce que tiene las hormonas revueltas y lo mismo se encuentra muy feliz que se pone a llorar. Parpadea mucho cuando habla y asegura que quizá en estos momentos no se siente demasiado acompañada. Mueve los ojos para arriba diciendo que “las circunstancias son las que son” y también mira cabizbaja, con cierto halo de tristeza.

Aunque asume cómo han pasado las cosas y se encoge de hombros para encarar esta situación, asegura que no por ser una sorpresa no planificada va a dejar de poner una sonrisa y afrontarlo. Mira para el cielo al decir que lo único que le importa ahora mismo es su hijo y pone énfasis en que quiere estar tranquila y no tener ningún problema con Bertín, guiñando los ojos y poniendo cara de seriedad.

Niega con la cabeza cuando le preguntan qué va a pasar con el padre de su hijo e incluso se toca la cara rascándose con una de sus largas uñas. Negando que sepa lo que va a ocurrir en su relación a partir de ahora, pero dejando una puerta abierta a un posible futuro juntos que parece que Bertín tiene menos claro.

Al explicar cómo se enteró de que estaba embarazada y contar que se hizo un test de embarazo de farmacia, lo acompaña con un movimiento de ojos y de boca que indican que está relatando algo mientras hace memoria. Incluso mira hacia arriba, para después cerrar los ojos un rato largo cuando reconoce que no se lo creyó al salir positivo.

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Asegura que en ese momento se quedó en shock y se retira el pelo detrás de la oreja con la mano. De nuevo, con cierto halo de tristeza, reconoce que vivió muchas emociones en ese momento, algunas no tan buenas. Incluso afirma que llegó a llorar y lo enfatiza con un movimiento de ojos, siendo muy expresiva Gabriela con su mirada.

Cuando relata que sus amigas le preguntaron si se lo iba a decir a Bertín, admite que no lo pensó mucho y poniendo el brazo y la mano en modo coger el teléfono, cuenta que le llamó inmediatamente para comunicárselo. “Gordo, que estoy embarazada”, le dijo de sopetón, algo que enfatiza con un movimiento agitado de manos. Recuerda que Bertín se quedó en silencio y trata de hacer memoria sobre las primeras palabras que le dijo el cantante, con cara de cierta resignación. Haciendo un esfuerzo que enfatizan sus gestos, recuerda que trató de tranquilizarla y que viajó a Madrid esa misma semana.

Cuando le preguntan si poco a poco fue surgiendo el amor, se ríe y reconoce que no diría que ha sido el amor, aunque asegura que ha sido algo muy bonito. Niega con la cabeza mientras admite que el cantante sería la última persona en la que se fijaría. Dice que no habían puesto una etiqueta a su relación porque así estaban muy a gusto y lo defiende arqueando sus cejas de tal manera que su ceño se frunce.

Hace una caída de ojos explicando que se iban conociendo y admite que en ningún momento le ha presionado ni él la ha presionado a ella. Lo dice tranquila, parece sincera por sus gestos, que acompañan su relato. Aseguraba que no quería ser la 'novia de', ni Bertín le tiene que dar su lugar de nada, como se ha comentado, que ya se lo da ella. Lo explica serena y con mucha expresividad en su rostro.