Es noticia
Menú
Marta Chávarri y su golpe de melena que convirtió en moda
  1. Famosos
OBITUARIO

Marta Chávarri y su golpe de melena que convirtió en moda

De la noche a la mañana, Marta Chávarri dio el salto a la popularidad. Su presencia en la vida social marcó una época

Foto: Marta Chávarri. (Europa Press)
Marta Chávarri. (Europa Press)

Marta Chávarri ha sido una de las mujeres más atractivas del panorama social. Como en el cuento del patito feo que se convirtió en cisne, era una joven de apariencia insípida, más bien sosa, que se movía con un grupo de amigas que eran las bellezas oficiales.

Foto: La princesa Carolina y Philippe Junot. (Getty)

Pasaba muy desapercibida. Incluso más adelante, cuando participaba en unos reportajes con Rafael Ansón que consistían en almorzar con un famoso, la hija del embajador Tomás Chávarri presentaba una imagen poco favorecedora. En esos encuentros pintaba poco y era más el continente que el contenido. A veces, también participaba Fátima de la Cierva, que con el tiempo se convertiría en la tercera mujer del marqués de Griñón.

placeholder Marta Chávarri. (Getty)
Marta Chávarri. (Getty)

De la noche a la mañana, Marta Chávarri dio el salto a la popularidad. Era asidua a las noches de Pachá, donde tenía su panda de amigos, todos despreocupados y con ganas de diversión. No tenía responsabilidades laborales ni tampoco familiares, más allá de estar pendiente de sus hermanos más pequeños, aunque este papel lo ejerció más Isabel Chávarri, que ha sido hasta el final su ángel de la guarda.

En aquellas noches de discotecas de moda, era habitual que se dejara ver por Grifith, un local que también frecuentaban Carmen Cervera y Gonzalo de Borbón. Aunque uno de sus preferidos, ya casada, fue Mau Mau, donde coincidía con las Lapique, Tessa de Baviera y su hermano Fernando, Charo Vega, Lolita o Carmina Ordóñez, y cuyo dueño era Lataliste, un empresario argentino.

Precisamente en esta discoteca fue donde se hizo la foto que un año después sería la portada de 'Interviú'. Ahora, esa imagen pasaría desapercibida y no sería tema de conversación del mundo empresarial y político como lo fue en su día. Para Marta fue una puñalada de la que le costó recuperarse. Cuando se publicó, ya era novia de Alberto Cortina aunque aún no se habían comprometido legalmente. El empresario intentó retirar las fotos, pero Antonio Asensio se negó.

La boda vendría tiempo después y el divorcio también, con unas consecuencias complicadas para Marta. Recibió una importante pensión, pero ya no quiso ser personaje público. Y como lo decidió, lo hizo. Marta se hizo invisible.

placeholder Marta Chávarri. (Gtres)
Marta Chávarri. (Gtres)

Se casó con el marqués de Cubas en una boda por la que muchos no apostaban. A la joven aristócrata, que también lo era por familia, ya que su abuelo materno fue el marqués de Santo Floro, vivió un tiempo de tranquilidad y alternaba con Isabel Preysler, que a su vez estaba casada con Griñón.

Su trayectoria fue cambiando y de pronto se dio cuenta de que no quería estar entre cuatro paredes y dedicarse solo a ser ama de casa. Montó una tienda de menaje, Doméstica Sede, en el barrio de Chamberí, con pijaditas para la cocina. Por la mañana se vendían cazuelas y sartenes francesas a las mujeres de diplomáticos extranjeros a precios de caviar iraní. Ese trabajo se lo dejaba a las dependientes. Lo divertido eran las tardes, a partir de las siete. La trastienda de Doméstica Sede se convertía en una especie de local de reunión. La marquesa de Cubas ponía los vasos y las copas vacías, y los amigos, el líquido para rellenarlas. La prensa participaba de esas fiestas que poco tenían que ver con las ventas.

El negocio no era rentable y se cerró, y con ello las tardes noches divertidas con Marta Chávarri.

La etapa de mujer casada con Cortina fue quizá la más invisible. Marta vivía en una jaula de oro y dejó de acudir a fiestas sociales salvo las privadas a las que asistía siempre con su marido. Nunca sola.

placeholder Marta Chávarri, en una imagen de archivo. (EFE/Alberto Martín)
Marta Chávarri, en una imagen de archivo. (EFE/Alberto Martín)

Se pusieron de moda los restaurantes de señoras, unos locales en el barrio de Salamanca donde a mediodía solo se veían a las segundas y terceras esposas de los grandes empresarios. Por la noche, en cambio, acompañaban a sus maridos a Zalacaín o Horcher. La razón de esa diferencia entre unos y otros era la siguiente. Los maridos no estaban tranquilos por los posibles tiburones que acecharan a sus mujeres. Ellos lo habían hecho en el pasado.

La llegada de Marta Chávarri con su golpe de melena al mundo social marcó una época que con ella desaparece. Una mujer especial que, a pesar de tenerlo todo, no tuvo nada. Ahora, en cambio, volvía a ser feliz con el nacimiento de su nieta.

Marta Chávarri ha sido una de las mujeres más atractivas del panorama social. Como en el cuento del patito feo que se convirtió en cisne, era una joven de apariencia insípida, más bien sosa, que se movía con un grupo de amigas que eran las bellezas oficiales.

Marta Chávarri
El redactor recomienda