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Así fue la boda de Lolita y Guillermo Furiase hace 40 años: de la mítica frase al precio de las joyas
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"Si me queréis, irse"

Así fue la boda de Lolita y Guillermo Furiase hace 40 años: de la mítica frase al precio de las joyas

Tal día como hoy, pero de hace cuatro décadas, la hija de Lola Flores conseguía casarse a duras penas en la sacristía y bajo llave con Guillermo Furiase ante los padrinos y dos monaguillos

Foto: Lolita, en una imagen de archivo de los Premios MADO. (EFE/Mariscal)
Lolita, en una imagen de archivo de los Premios MADO. (EFE/Mariscal)
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Un 25 de agosto, pero de 1983, Lolita conseguía casarse a duras penas por la iglesia con Guillermo Furiase en la sacristía de la iglesia de la Encarnación de Marbella con el cura y los padrinos como únicos testigos, además de dos monaguillos. Una boda que ha quedado en el recuerdo para muchos porque su madre, Lola Flores, completamente abrumada por las más de cinco mil personas que acudieron de todas partes de España para ver en el enlace en la propia iglesia, pronunció la mítica frase “si me queréis algo, irse”, que ya forma parte de nuestro patrimonio cultural.

Lolita estaba tan emocionada días antes de su boda que en el programa de José María Íñigo en televisión dijo: “Toda la gente que realmente quiera a Lolita puede entrar a la iglesia. Estáis todos invitados”. Unas palabras que no midió y fueran a tener las consecuencias que tuvieron y que ya vaticinaba el presentador, que apuntó que esa era una invitación muy amplia. Además, Lola Flores recorrió el paseo marítimo con unos altavoces en un viejo Renault convocando a la gente.

La parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación parecía un hervidero y donde el aforo era de 1.200 personas llegó a haber hasta 5.000. Agentes de la policía local y nacional estuvieron presentes, pero no eran capaces de disolver a una multitud que hizo que la boda se retrasara una hora y que Lola Flores tuviera que pedir a la gente que saliera para que su hija pudiera casarse porque el párroco, Franciso Echamendi, amenazó con cancelar la ceremonia si no se despejaba el tumulto en el que era imposible entenderse debido al ruido.

Ese día estaba previsto que cantaran Los del Río y Los de Doñana, pero no pudo ser porque ni siquiera consiguieron acceder a la iglesia los 600 invitados porque estaba colapsada. La novia, con la cara desencajada y joyas de Lola Flores, unas perlas orientales con valor de 70 millones de las entonces pesetas que había guardado la cantaora durante 30 años, dejaba a su madre al frente de una situación insólita.

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Una boda que costó seis millones de pesetas de entonces y que pagó la familia Flores, a la que Lola llegó en un Rolls Royce que no pudo lucirse debido a la cantidad de gente, que apenas permitía el paso y que, en pleno mes de agosto, supuso que los invitados que pudieron llegar, entre ellos Carmen Sevilla o Manuel Benítez, ‘el Cordobés’, que ejerció de padrino, tuvieran que secarse el sudor entre la gente.

La cantante y el argentino ya se habían casado cuatro meses antes por lo civil sin la presencia de la familia del novio, por lo que se esperaba celebrar el enlace religioso por todo lo alto. No faltaron otras caras conocidas como Rocío Jurado o Tita Cervera. Lola, fuera de sí, explicó que en esas circunstancias su hija no podía casarse e intentó que se disolviera la multitud. Muy irritada aseguró que aquello era “una vergüenza”.

placeholder Portada del año 83 de la revista '¡Hola!' con la boda de Lolita.
Portada del año 83 de la revista '¡Hola!' con la boda de Lolita.

Un recuerdo que a duras penas tiene Lolita con algunas imágenes sueltas, como confesaba en el libro ‘Lolita Flores y alguna espina’, de Javier Menéndez Flores. La marabunta fue tal que se produjeron desperfectos en la parroquia e incluso los agentes de la policía sufrieron en su ropa o sus vehículos rasguños. Lolita, con un vestido de novia del diseñador Tomás García, tuvo que salir de la iglesia en volandas con ayuda de la policía. Los pocos invitados que habían conseguido entrar en la parroquia la abandonaron por la puerta de atrás, despeinados y sudorosos. La novia lloró aquel día en el coche nupcial, consolada por su hermano Antonio, mientras esperaban a que aparecieran las llaves del coche, que no aparecieron.

Al banquete, celebrado en el restaurante libanés Montazah Al Salemiah, tuvo que llegar en otro coche. Reconocía años después Lolita que no se había divertido en su primera boda. Allí también se presentaron casi el doble de las personas que había invitadas e incluso los hermanos y el padre de la novia tuvieron problemas para acceder. La presencia policial evitó que se repitiera la catástrofe de la iglesia y pudieron celebrarlo hasta el amanecer.

Un 25 de agosto, pero de 1983, Lolita conseguía casarse a duras penas por la iglesia con Guillermo Furiase en la sacristía de la iglesia de la Encarnación de Marbella con el cura y los padrinos como únicos testigos, además de dos monaguillos. Una boda que ha quedado en el recuerdo para muchos porque su madre, Lola Flores, completamente abrumada por las más de cinco mil personas que acudieron de todas partes de España para ver en el enlace en la propia iglesia, pronunció la mítica frase “si me queréis algo, irse”, que ya forma parte de nuestro patrimonio cultural.

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