La Fiscalía y Sánchez Vicario anuncian un pacto de última hora y dejan KO a Santacana

Ha sido una semana de largas negociaciones, precedidas de gestos de buena voluntad por parte de Arantxa Sánchez Vicario. Y finalmente lo ha conseguido. Tal como informan fuentes judiciales relacionadas con el caso, el jueves por la tarde, la tenista llegaba a un acuerdo con la Fiscalía y le daba un golpe casi definitivo a su exmarido, Josep Santacana.

Porque Arantxa ha reconocido haber cometido los delitos de alzamiento de bienes por los que el Banco de Luxemburgo la sentó en el banquillo, y con ese gesto logró ablandar a la acusación pública, que ha decidido pedir una pena que no la obligaría a ingresar en prisión. Falta, es evidente, que la jueza dicte sentencia, algo que sucederá después de octubre, cuando se han fijado nuevos días para seguir con el juicio. Pero parece que la suerte ya está echada.

Este pacto sirve para evitar el ingreso en prisión de la tenista, a quien pedían cuatro años de cárcel. Y debe pagar una multa que casi ya ha pagado: lleva devueltos 1,9 millones de euros de los 6,6 que le pedían en un inicio.

Tanto la Fiscalía como el Banco de Luxemburgo han valorado el reconocimiento de pena de la tenista y rebajan su petición a dos años de prisión, con lo que no tendrá que ingresar. Además, piden 15 meses de multa a razón de 12 euros diarios. Y como responsabilidad civil, deberán pagar los 6,6 millones de deuda de los que se descuentan los casi dos (1,9) que ya ha pagado Sánchez Vicario.

Lágrimas

La semana empezó con la declaración de la tenista el martes en la Ciudad de la Justicia, donde entre lágrimas acusó, una y otra vez, a Santacana de haberla manipulado y haberse aprovechado de su falta de interés por la economía para hacer y deshacer a su antojo. A partir de su declaración fueron muchos los medios que aseguraron que había pactado con el Ministerio Fiscal, aunque no fue hasta el jueves por la tarde cuando la tenista logró ese ansiado pacto.

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Ahora queda todo a la espera de saber qué decidirá la jueza. Sánchez Vicario está "muy satisfecha" con el desarrollo del juicio, informan las mismas fuentes, aunque no quiere cantar victoria y adelantarse a los acontecimientos. No vaya a ser que no salgan las cosas como espera. Por este motivo, y para no entorpecer el proceso judicial, ha decidido, asesorada por sus abogados, mantenerse en un segundo plano hasta que haya sentencia. Una vez se dicte, la tenista espera poder exponer su opinión.

Santacana señala

Mientras, Josep Santacana ha declarado este viernes y ha acusado a su exmujer de mentir en todo momento. Lo ha dicho ya antes ante las cámaras de televisión y ante varios periodistas: Santacana recuerda que él firmó unas capitulaciones matrimoniales que le impedían gestionar el dinero de su esposa y que había sido la familia Sánchez la que había dilapidado el dinero antes de que él llegara. Lo ha dicho también ante la jueza, en un relato en el que ha repetido su mantra, como hiciera el martes su ex. Si ella señalaba machaconamente a “mi marido, el señor Santacana”, él ha hecho lo propio con frases repetidas en las que ha negado todas las acusaciones.

"No, para nada", "no es verdad", "eso sí que es mentira", son las palabras que más ha repetido Santacana. Ante sus negativas, la fiscal le ha preguntado si todos los testigos le acusaban porque "¿tienen animadversión hacia usted?". Y el empresario ha respondido: "Pues quizás, como eran quienes rodeaban a Arantxa desde hacía años... No lo sé". La pregunta de la Fiscalía venía provocada porque todos y cada uno de los testigos han señalado en sus declaraciones, a lo largo de esta semana, que era Santacana el responsable de todas las operaciones financieras relativas a Sánchez Vicario.

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Aunque la estrategia de defensa de Santacana es clara: asegura que la gestión completa, tanto de todas las ventas de inmuebles como de la desaparición del dinero, fueron organizadas por Sánchez Vicario y sus asesores. Y que iban todas encaminadas a asumir los elevados gastos mensuales que tenía la tenista. Según su exmarido, los gastos fijos eran de 50.000 a 60.000 euros mensuales, algo inasumible sin liquidez en las cuentas.

Con todo, cuando se le ha preguntado sobre las intenciones de Sánchez Vicario ante la deuda con el Banco de Luxemburgo, ha sido tajante: "Tuvo voluntad desde el primer minuto de pagar su deuda".

La tenista ha estado presente durante la jornada, sentada justo detrás de Santacana mientras ha declarado. Impertérrita, impasible, inmóvil, casi sin pestañear, como a la espera de que se anunciara lo que ella ya sabía: que se ha salvado de prisión por un acuerdo previo.

Un largo calvario

El calvario judicial de Sánchez Vicario empezó entre 1988 y 1989, cuando la tenista fijó su residencia en Andorra, algo que Hacienda decidió investigar. A partir de aquel momento, las demandas se cruzaron en múltiples tribunales. Hubo sentencias condenatorias contra la campeona, que peleó por su inocencia hasta llegar al Tribunal Supremo, que desestimó su recurso contra la sentencia de la Audiencia Nacional que la condenaba a pagar 3.487.216,50 euros.

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El fisco español consideró que Sánchez Vicario vivía en Barcelona, en casa de sus padres, y no en Andorra como había declarado. Para hacer frente a esa sentencia, la tenista pidió un aval al Banco de Sabadell, que fue contraavalado por el Banco de Luxemburgo. Y cuando la entidad bancaria reclamó el pago de la cantidad vía demanda judicial, empezó el calvario real.

La decisión del banco

El Banco de Luxemburgo quiso ejecutar su sentencia para cobrar el aval y se encontró que aquella persona que en principio tenía un patrimonio de hasta 30 millones de euros era insolvente. No había nada. Ni una propiedad. Así, presentó una querella en los juzgados de Barcelona por alzamiento de bienes, que es como se conoce vulgarmente el delito de frustración de ejecución de sentencia. Cualquier movimiento de un acusado que dificulte la aplicación de una condena puede llevarlo a ser acusado de este delito.

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Hace dos años, asesorada por su equipo legal de Estados Unidos, donde vive desde hace más de una década, la tenista aceptó el delito, es decir, se declaró culpable en el escrito de defensa, y hace ya tiempo que cada mes paga una cantidad al Banco de Luxemburgo. Su intención era clara, según fuentes judiciales: lograr rebajar su pena y no tener que ingresar en prisión. Y lo ha logrado.