Exclusiva | Josep Santacana, muy dolido con Sánchez Vicario, ya está en Miami con sus hijos

El martes pasado, en el juzgado número 25 de Barcelona, comenzaba el juicio contra Arantxa Sánchez Vicario y Josep Santacana por un delito de alzamiento de bienes.

La historia se remonta a años atrás, cuando el Banco de Luxemburgo se querelló contra la tenista. Después hizo extensiva la reclamación a Santacana. El motivo, según la fiscalía, era urdir un plan para descapitalizar el patrimonio y así eludir la deuda con la entidad bancaria.

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Lucía Molina

Ambos viven en Miami y tuvieron que viajar a Barcelona y presentarse en sede judicial para responder a las graves acusaciones. La primera fue Arantxa, que en todo momento acusó a su marido de ser el causante del delito. En su declaración aseguraba que no sabía cómo estaban sus finanzas ni su economía y mucho menos que las deudas hay que pagarlas. Se fiaba de su marido, que era el que tenía mando en la plaza.

Lloró al recordar a su padre, al que años atrás había demandado al encontrase que su dinero había volado antes de su relación con Santacana. Mientras hacía estas declaraciones ante la magistrada, su marido escuchaba impertérrito. Declaró que no había pagado la deuda con el Banco de Luxemburgo porque así se lo había dicho su marido.

El viernes le tocó el turno al empresario, que negó que hubiera firmado ningún documento de venta de patrimonio de su mujer y que nunca tuvo cantidad alguna en sus cuentas que tuvieran que ver con el patrimonio de la madre de sus hijos. En este sentido, no hay aportación por parte de la defensa de Arantxa Sánchez Vicario que demuestre esa participación más allá de los acuerdos que como matrimonio establecieron en su día. Una palabra contra otra.

Arantxa escuchó la declaración de Santacana, que fue menos dura que la suya. Esta vez sin llantos y sin que su cara demostrara emoción. Previamente había tenido un encuentro con la fiscalía. Pactó el reconociendo de la deuda, la culpa y asumió los dos años de cárcel y el pago de dos millones de euros de multa. Josep Santacana también tuvo esa oferta, pero no quiso aceptarla al considerar que era inocente y que no había cometido ninguna irregularidad.

Una vez finalizó el juicio, y a la espera de sentencia, Arantxa se reunió con su madre, los abogados y algunos amigos íntimos. Su estado anímico no era bueno, igual que el de su marido. Hay que recordar que Santacana y Arantxa continúan casados porque el divorcio está paralizado en España y Miami. Aunque se casaron en Esplugues bajo el régimen de separación de bienes y con dos capitulaciones firmadas antes y después de la boda por petición de la familia política, la deportista quiso que el proceso se siguiera en Miami, donde ambos viven. Allí las capitulaciones no tienen validez. Por el contrario, si el proceso se llevaba en Estados Únicos, el marido estaba obligado a declarar sus bienes y sociedades en las que aparecía.

El empresario no quiso pasar más tiempo del necesario en Barcelona. Una vez que su abogado le explicó cómo había ido el juicio y su situación, voló a Miami para encontrarse con sus hijos. Confirman a Vanitatis que su estado emocional no era bueno después de lo que había escuchado en el juzgado de boca de su mujer. Se encontraba muy dolido y sin entender la campaña que había contra él por parte de las amistades famosas de Arantxa. “Lo único que quería era encontrase con su pareja, Lorena, con la que lleva unido desde hace cinco años". La novia mantiene una relación muy buena con los hijos, con los que comparte vida y a la que quieren mucho.

Al tener que viajar ambos a Barcelona, Lorena ha sido la que se ha encargado de la agenda emocional y académica de los hijos de su pareja. La razón es que Arantxa y su todavía marido tienen custodia compartida y esta semana a los niños les tocaba la convivencia con el padre. El encuentro del padre con sus hijos ha servido para procesar un juicio donde la relación del matrimonio ha quedado aún más tocada.