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La familia rota de Arantxa Sánchez Vicario: "Con su hermano Javier casi no se habla"
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CONFLICTO FAMILIAR

La familia rota de Arantxa Sánchez Vicario: "Con su hermano Javier casi no se habla"

La tenista mantiene trato con su madre, muy mayor, y con su hermano Emilio. Con el resto de familia y entorno, el pasado pesa demasiado. "A Javier lo demandó, eso no se olvida"

Foto: Arantxa Sánchez Vicario con sus padres, Marisa y Emilio. (EFE/Andreu Dalmau)
Arantxa Sánchez Vicario con sus padres, Marisa y Emilio. (EFE/Andreu Dalmau)

La semana pasada, Arantxa Sánchez Vicario pasó los días en casa de su madre, en la avenida Diagonal de Barcelona, acompañada de una amiga con quien viajó desde Miami. Rubia y parecida a Arantxa, esta mujer voló a Estados Unidos el viernes, la última jornada del juicio por la querella del Banco de Luxemburgo contra la tenista y su exmarido, Josep Santacana. Y este vuelo confundió a muchos, que pensaron que la tenista se había ido ese mismo día. No había sido así: Sánchez Vicario se quedó hasta el sábado por la tarde en la capital catalana, donde aprovechó para estar con Marisa, su madre. Su madre, sí, y poco más.

Porque por mucho que haya pedido perdón y haya mostrado arrepentimiento, las relaciones familiares de los Sánchez Vicario no han vuelto a ser las mismas desde que se casó y, sobre todo, desde que se publicara el fatídico libro ‘¡Vamos, Arantxa!’, en el que acusaba a su familia de haberle robado hasta la infancia.

placeholder Arantxa Sánchez Vicario en la puerta del hospital donde estaba su padre. (RRSS)
Arantxa Sánchez Vicario en la puerta del hospital donde estaba su padre. (RRSS)

Y no solo el libro, claro, las demandas de la tenista contra su padre, Emilio, contra su exasesor, Bonaventura Castellanos, y contra su hermano Javier terminaron de hundir aquel barco familiar que había viajado a velocidad de crucero durante décadas. Las demandas judiciales, que la tenista cerró con un acuerdo, dejaron las relaciones familiares rotas de manera casi irreparable. Por eso, “con Javier casi ni se habla”, señalan a Vanitatis desde el entorno familiar.

Demasiado que perdonar

La tenista emprendió la citada batalla judicial en 2012, una guerra familiar que salpicó a otros miembros de su entorno, como el citado abogado y también su gestor, Francisco Oró. Les acusaba de haber maltrecho su economía, de haber abusado de su posición para enriquecerse y de un sinfín de descalificaciones más que terminó retirando cuando llegó a un acuerdo extrajudicial con sus padres. Es decir, demandó a su familia por haberse quedado con su patrimonio, pero retiró la demanda una vez llegó a un pacto con sus progenitores. Solo con ellos. En ese pacto no estaban incluidos el resto de afectados -hermanos, abogados, gestores-, quienes esperaron durante años un gesto de disculpa que tardó en llegar. Demasiado, aseguran.

Foto: Arantxa Sánchez Vicario y su marido, Josep Santacana, en el velatorio del viernes (Gtres)

Y esa ruptura es un peso con el que carga la campeona, algo que se le hace insoportable. Por eso, cuando la semana pasada fue inquirida en el juicio por la gestión patrimonial que había realizado su padre, rompió a llorar desconsolada. “Nunca pudo reconciliarse con él y Emilio había sido siempre su apoyo, un padre que la siguió y consoló en todo momento, y que murió sin ver a su hija”, señalan las mismas fuentes. “Eso es difícil de perdonar, pero no hay que olvidar que encima a Javier lo demandó, es difícil olvidar”, añaden.

El funeral, punto final

Las mismas fuentes recuerdan, con crudeza, algunos episodios en la vida del matrimonio de Arantxa con Josep Santacana. Cuando el padre estaba ingresado con la salud muy tocada, en sus últimos días de vida, Arantxa y su entonces marido se personaron en la clínica y él le tomó una fotografía a ella en la puerta del hospital para dejar una prueba de que había intentado ver a su padre.

Foto: Arantxa Sánchez vicario y su madre, Marisa. (Gtres)

Una vez fallecido, el funeral se convirtió en un espectáculo que todavía rompe el corazón a sus hermanos. Emilio Sánchez murió un jueves de febrero en Barcelona y su hija se presentó en el tanatorio acompañada de Santacana. Cuando Javier lo vio allí, intentó impedir su entrada y se produjo un forcejeo que elevó la tensión a tal punto que la madre, Marisa Vicario, sufrió un desmayo. El episodio ha quedado grabado en el recuerdo de toda la familia y es algo que por mucho que lo intenten, ninguno puede olvidar.

Emilio, el conciliador

El mayor, Emilio, lo recordaba hace un tiempo en La Sexta: “Era una situación surrealista. Que él tuviese la osadía de presentarse allí es una cosa que no tenía mucho sentido, y llegar con los aires que llegó a provocar. Cuando provocas una situación aposta… Fue una reacción en un momento de tensión muy grande”. El extenista añadía: “Llegó un punto en el que no aceptas según qué cosas… Pero, bueno, al final fue lo que fue, si hubiese venido ella no hubiese pasado nada”.

Foto: Emilio Sánchez Vicario, en una imagen reciente. (EFE)

Ese tono de concordia es el que siempre ha caracterizado a Emilio, que vive en Estados Unidos desde hace años, lo que le permite mantener cierta distancia del dolor de la familia. Instalado en Naples, cerca de Miami, tiene una exitosa escuela de tenis en la que ahora trabaja su hermana Arantxa. Fue Emilio quien acogió a la hermana pequeña cuando, destrozada, se presentó en su casa para contarle que se había separado de Santacana y le pedía perdón por todo lo sucedido.

Economía familiar

Había sido el matrimonio entre Arantxa y Josep lo que había roto la entente familiar que había durado décadas. De los cuatro hermanos, todos tenistas, Emilio, Javier y Arantxa habían tenido éxito. Sobre todo ella, la pequeña, que arrasó en los circuitos internacionales y se convirtió en el ídolo del deporte nacional. Eso se tradujo pronto en ingresos millonarios que la familia, como tal, invertía entre todos y para todos. Era eso, señalan, una familia.

Foto: Arantxa Sánchez Vicario a su llegada a los juzgados. (Europa Press)

Y así fue hasta que Arantxa se casó. Antes incluso: cuando en 2007 empezó a salir con Santacana, a los pocos meses anunció boda. Y los padres de Arantxa, sus hermanos y su entorno la avisaron de lo que ellos pensaban que eran malas intenciones de Santacana. Incluso contrataron a un detective que siguió el rastro del empresario, lo que solo sirvió para unir más a la tenista con su pareja.

Foto: Arantxa Sánchez Vicario en los juzgados este viernes. (Europa Press)

Según señala la propia Arantxa, fue Josep quien señaló a su familia como responsable de dilapidar su fortuna, fue el amor de su vida quien la puso en contra de sus padres, a quienes acusaba de haber gestionado el dinero de su hija sin tener en cuenta su futuro. El propio Santacana lo decía en el juicio de la pasada semana en Barcelona: cuando Arantxa fue madre, quiso gestionar su dinero, un dinero que había gestionado su familia a voluntad. Y entonces surgió un distanciamiento que todavía hoy se mantiene.

La semana pasada, Arantxa Sánchez Vicario pasó los días en casa de su madre, en la avenida Diagonal de Barcelona, acompañada de una amiga con quien viajó desde Miami. Rubia y parecida a Arantxa, esta mujer voló a Estados Unidos el viernes, la última jornada del juicio por la querella del Banco de Luxemburgo contra la tenista y su exmarido, Josep Santacana. Y este vuelo confundió a muchos, que pensaron que la tenista se había ido ese mismo día. No había sido así: Sánchez Vicario se quedó hasta el sábado por la tarde en la capital catalana, donde aprovechó para estar con Marisa, su madre. Su madre, sí, y poco más.

Arantxa Sánchez Vicario
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