Tamara Falcó y el gafe que sobrevolaba su boda: unos zapatos incendiados, un anillo perdido... y el perdón a Íñigo Onieva

Retirado desde hace meses de la práctica del fútbol en activo, el exjugador del Betis Joaquín Sánchez sigue entregado a su cultivada faceta de showman y, en la segunda temporada de su programa 'El novato', continúa su búsqueda de nuevas ideas para encarar su futuro profesional. En esta nueva tanda de capítulos se pondrá a las órdenes de Roberto Leal o de Ana Obregón, pero antes debe recibir una clase de protocolo de manos de toda una experta: Tamara Falcó.

"Hoy vais a aprender lo que es el protocolo de verdad", le dice el andaluz a su mujer y a sus hijas antes de presentar a su profesora, en un programa que no se ha grabado en el palacio El Rincón, donde contrajeron matrimonio Tamara e Íñigo Onieva, sino en otro lugar muy emblemático de la Comunidad de Madrid, el castillo de Viñuelas.

En sus salones y sus cocinas ha recibido el exfutbolista unas clases magistrales por parte de la marquesa de Griñón, que no solo le ha enseñado la correcta elaboración de varios platos y cómo se debe servir una mesa para una ocasión elegante. También le explicaba, por ejemplo, la correcta manera de saludar a un rey. Según ella, para los hombres tan solo "hay que dar la mano y hacer una reverencia de cabeza". Después añadía que "nosotras nos tememos que agachar como un signo de respeto", explicando que eso se lo había enseñado su madre antes de conocer al entonces todavía príncipe Carlos de Inglaterra.

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Pero más allá de los consejos de protocolo, lo más jugoso de la aparición de Tamara Falcó ha sido, por supuesto, todo lo que ha rodeado a su relación de ida y vuelta con Íñigo Onieva, su boda y su luna de miel.

"¿Te has llegado a casar?", le pregunta Joaquín a Tamara con sorna, antes de que ella le conteste entre risas que "ha sido difícil, pero estoy megacasada". Las bromas entre ellos han sido constantes en una distendida y sincera conversación que arrancaba fuerte cuando la aristócrata confesaba que –al menos en el momento de grabar esas imágenes– había perdido su anillo de boda y ahora llevaba puesto un recambio temporal en su dedo anular. "Me estaba un poco grande, pero aparecerá", afirmaba Tamara resignada.

No es ese el único secreto que confiesa con desparpajo la ganadora de 'MasterChef Celebrity'. Por ejemplo, deja caer, echando leña al fuego del supuesto gafe que perseguía a los preparativos de su boda, que tan solo cuatro días antes del enlace "se quemó el camión de mensajería que llevaba mis zapatos de la boda que estaban hechos a medida. Incinerados, insalvables. Pensé: 'Como de esto se entere la prensa... El mal de ojo".

Otro detalle que comentó entre risas fue cómo apuntó a su entonces novio a un curso prematrimonial que debía ser de una semana, pero ella cogió "el de cinco meses". Aunque no se cansa de alabar a su actual marido durante la conversación, no esquiva Tamara el delicado tema de su infidelidad. "Al principio no podía imaginar perdonándole porque me hizo mucho daño", asegura. "Pero el perdón es un don. Viene de Dios y es algo divino", añade como explicación a su decisión.

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María Serralta

Ese momento lo aprovechan Daniela y Salma, las hijas adolescentes de Joaquín, para preguntar a sus padres qué es lo que ocurrió en la relación de la marquesa de Griñón y su prometido. Susana Saborido les explica a sus hijas la historia de la infidelidad y acaba haciendo una apuesta por el amor, porque "siempre triunfa".

También recuerda Tamara las peripecias para localizar su vestido de novia "en Nueva York un 4 de julio con todo cerrado", para encontrar finalmente el diseño "que me encantó y a mi madre también". Sobre el tan comentado vestido del diseñador creativo de Carolina Herrera, Wes Gordon, la marquesa ha querido aclarar que "se ha dicho que se lo copié a la reina Letizia, pero nada que ver".

Ha habido tiempo de hablar largo y tendido sobre su familia. Sobre la ausencia de su hermano Enrique, "que me mandó unos mensajes preciosos antes y después", o sobre cómo para ella el "momentazo" de la boda fue "la ceremonia, como si estuvieran todos los ángeles allí y la Virgen María, la música... y ver a mis hermanos, mis sobrinos... fue precioso". Hablando sobre su madre, Isabel Preysler, a la que agradece su gran apoyo en los preparativos de la boda, dice que "la persona con la que es más dura es con ella misma. Con ella todo puede ser más perfecto, siempre hay algo que mejorar. Ella siempre está perfecta e impoluta".

Ya con la presencia en el programa de tres amigas de Tamara como son Ágatha Ruiz de la Prada, Teresa Baca y Genoveva Casanova, la joven aristócrata ha tenido tiempo de rememorar su larga y lujosa luna de miel. De ella destacaba "las cataratas Victoria en Zambia, que vale la pena ir a conocerlas", y también "el agua turquesa de la Polinesia".

Entre recuerdos y añoranzas, Tamara no evita lanzar un dardo a quienes la han criticado a lo largo de los años. "Me parece fuerte que porque seas personaje público puedan decir cualquier cosa sobre ti. Supone una presión gigantesca", asegura, antes de recordar a los que "se metían conmigo cuando era adolescente" y destacar cómo Ana Obregón "fue precursora en que no salieran los menores de edad en las revistas".

Con las notas de las cuatro invitadas al desempeño de Joaquín en la comida de gala terminaba un programa en el que una vez más hemos podido ver el lado más natural de Tamara Falcó.