Ayuso y otros rostros conocidos no faltan al apoteósico adiós del Juli tras 25 años de toreo
Disfrutar de sus hijos y de su esposa, es la principal motivación por la que el Juli se aparta de los ruedos, aunque todo apunta a que seguirá vinculado a ellos
Vestía de turquesa y oro, un traje muy cuajado de alamares y bordados; no había dudas de que estrenaba prenda. Tan señalada ocasión lo merecía. A la hora en punto, ocupó su sitio en la primera fila del paseíllo. Por fin, Julián López, el Juli, se presentaba en Las Ventas como novillero. Porque hasta entonces aquel rubio chiquillo que había puesto bocabajo al toreo y tantas veces en pie a los tendidos llevaba varias temporadas mandando en los despachos, pero aún no había mostrado sus credenciales de figurón ante la afición capitalina.
Era el 13 de septiembre de 1998. Colgó el 'no hay billetes'. Se anunció como único espada, con novillos de la divisa de Alcurrucén. Una apuesta aquella para los muy valientes; un reto, subrayaremos, solo para elegidos, y él lo era. Hasta el quinto de la tarde únicamente había sumado volteretas y silencios, al compás de un molesto viento y unas embestidas de aquellos bureles que poco le colaboraron.
Pero salió el quinto, y aquel quinto de la tarde puso en boca de todos el dicho popular: “No hay quinto malo”. A ese, a ese quinto, El Juli lo desorejó por partida doble, lo que sirvió, al final del festejo, para que le sacaran en volandas por la Puerta Grande. Julián López aún no había cumplido los 16; en unos días iba a tomar la alternativa en el coso francés de Nimes, de manos de José María Manzanares -padre- y de Ortega Cano.
Veinticinco años
Desde aquella tarde de su debut venteño a la de este pasado sábado, 30 de septiembre, han transcurrido 25 años. Toda una vida. Siempre dijo que se iría estando arriba, no en decadencia. Y por Dios que lo ha cumplido. Julián López, el Juli, sigue de mandón del toreo, siendo respetado por todas las aficiones y admirado por las nuevas hornadas de aspirantes a figuras del arte de Cúchares. En su despedida, gente guapa, gente bien, aficionados de talla, políticos, deportistas, toreros retirados y mucha juventud. Entre todos ellos, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que volvía al coso venteño después de haberse dejado ver durante el ciclo isidril. A ella le brindó Julián su primer toro. Le fue fácil localizarla: Ayuso ocupaba burladero de callejón y vestía chaqueta rosa flúor. Cualquier cosa menos pasar desapercibida.
Más discreto fue el 'eterno alcalde', José María Álvarez del Manzano, y un Luis María Anson en su línea. Tampoco quiso perderse el adiós venteño del Juli el empresario del sector audiovisual Javier Fernández Casas, socio del reconocido productor cinematográfico azteca Juan Manuel Borbolla. Ni el ya retirado diestro Julio Aparicio, quien desde un Tendido Alto del 2 no perdió detalle de la que ha sido la despedida triunfal de la monumental madrileña del Juli, a quien sacaron a hombros entre numerosos jóvenes que espontáneamente se lanzaron al ruedo al terminar el festejo para acompañar a su ídolo en esa su última salida por la Puerta Grande. Bellísimo y sentido momento.
Familia numerosa
Casado con una Domecq, Rosario, en octubre de 2007, la pareja ha formado una familia numerosa, con sus mellizos, Rosario y Fernando, nacidos en 2011, y la pequeña de la casa, Isabel, nacida en 2014. El matrimonio siempre ha sido muy celoso de su intimidad, llevando una vida en el campo apartado de todo foco mediático. Disfrutar de sus hijos y de su esposa es la principal motivación por la que Julián se aparta de los ruedos, aunque todo apunta a que seguirá vinculado a ellos, como ganadero o, tal vez en un futuro no muy lejano, en labores empresariales y de apoderamiento. El tiempo lo dirá. De momento, aún hoy, le queda el que será su último paseíllo en La Maestranza de Sevilla, donde está anunciado junto a Morante de la Puebla y Juan Ortega.
Morante corta la temporada
Aunque todo apunta a que el diestro de La Puebla no le acompañará en tarde tan señera para el diestro madrileño. Una lesión del ligamento escafosemilunar en la muñeca parece ser la causa. Morante llevaba varias semanas recluido en el pueblo portugués de José Saramago intentando recuperarse de la comentada lesión; el viernes reapareció en el coso maestrante resintiéndose con molestias y dolores. Por ello, para evitar pasar por el quirófano, el torero ha preferido hacer un break en su temporada, ver cómo evoluciona su mano y, en función de cómo se vea, decidirá si cumple o no con los compromisos que tenía firmados para Madrid, Valencia y Zaragoza, entre las plazas de primera categoría.
En el Club Financiero Génova, que preside Arturo de las Heras, se espera al sevillano a finales de este octubre para entregarle un premio pendiente en un acto en el que también será galardonada Díaz Ayuso.
Vestía de turquesa y oro, un traje muy cuajado de alamares y bordados; no había dudas de que estrenaba prenda. Tan señalada ocasión lo merecía. A la hora en punto, ocupó su sitio en la primera fila del paseíllo. Por fin, Julián López, el Juli, se presentaba en Las Ventas como novillero. Porque hasta entonces aquel rubio chiquillo que había puesto bocabajo al toreo y tantas veces en pie a los tendidos llevaba varias temporadas mandando en los despachos, pero aún no había mostrado sus credenciales de figurón ante la afición capitalina.