Cinco años del enlace de los duques de Huéscar, la 'boda Disney' de la aristocracia española
Fernando Fitz-James Stuart y Solís y Sofía Palazuelo protagonizaron hace un lustro una de las bodas más esperadas del momento
El 6 de octubre de 2018, el duque de Alba ejerció de orgulloso anfitrión en una de las bodas más esperadas de la temporada: la de su primogénito y heredero, Fernando Fitz-James Stuart y Solís. Desde hacía varios años, su relación con la elegante Sofía Palazuelo se había convertido en una de las favoritas para la prensa y ese día la expectación era máxima.
Los novios, duques de Huéscar, eligieron como escenario para la ceremonia religiosa, oficiada por el padre Sánchez-Dalp (el mismo que ha oficiado los bautizos de sus hijas) y el padre Ángel (fundador de Mensajeros de la Paz), y para la fiesta de después, los jardines del palacio de Liria, engalanados para la ocasión por las expertas manos de las fundadoras de A-Típica.
Una boda por todo lo alto a la que no quiso faltar nadie. Entre los invitados, además de la sorpresa de la asistencia de la reina Sofía (que tuvo un tierno gesto con Sofía Palazuelo en el altar) y de Jaime de Marichalar, desfilaron por la puerta principal de entrada al palacio rostros tan conocidos como Ágatha Ruiz de la Prada, escoltada por sus dos hijos, Tristán y Cósima, el marqués de Griñón y Esther Doña, Enrique Solís, Esperanza Aguirre, Pilar Medina Sidonia, Paloma Segrelles, Carmen Posadas o Anna Gamazo, entre muchos otros.
Por supuesto, hubo pleno de la familia de los novios. Muchos de ellos posaron también generosos ante los medios congregados en la puerta, algunos de ellos internacionales. Todos ellos vieron caminar a los contrayentes por la imponente y larguísima alfombra azul y disfrutaron de las delicias servidas por Ciboulette, el catering de cabecera de la familia Alba.
El vestido de su tía y sin tiaras familiares
La novia fue fiel a su estilo y lució un vestido elegante, sencillo y regio, perfecto para una futura duquesa de Alba. El diseño, firmado como ya adelantamos desde estas páginas por su tía, Teresa Palazuelo, fue confeccionado en organza blanca pura, de manga corta y falda en forma de A.
Así vestida, y del brazo de su hermano Fernando, Sofía Palazuelo se reunió en el altar junto a su prometido, que la esperaba ataviado con el uniforme de gala de los maestrantes de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. El mismo que lució su hermano unos años más tarde durante su boda con Belén Corsini.
Fue la propia diseñadora, Teresa Palazuelo, quien compartió unas preciosas imágenes de su sobrina en la fiesta posterior al convite, esta vez sin la capa. Según explicaba ella en el pie de foto, "después de desmontar la espectacular capa, se queda un cómodo vestido de noche sin perder el movimiento".
Sofía Palazuelo, al contrario que su marido, no cumplió con las tradiciones de la Casa de Alba y no llevó ninguna de las tiaras del aristocrático joyero. En su lugar, se decantó por un tocado de plumas elaborado por Teresa Briz Haute Hats (sombrerería de alta costura) que rodeaba el moño de bailarina colocado casi en la nuca por un motivo de peso, que pudo conocer Vanitatis en exclusiva en ese momento: consideró que al no ser en una capilla sino en un jardín (no todos los invitados cabían en la capilla), no era protocolario llevar una gran pieza de joyería por mucha historia que llevase.
No se descarta que, aunque no trascendiera en su momento, no llevase alguna otra pieza de la duquesa de Alba, como el brazalete de compromiso que le regaló Luis Martínez de Irujo cuando le pidió la mano, o los pendientes de su boda con Alfonso Díez.
La elegancia de las madres
Las madres de los novios fueron dos de las invitadas más elegantes al enlace. Durante meses prepararon sus estilismos para brillar sin eclipsar a los protagonistas. Estuvieron impecables. Sofía Barroso, madre de la novia, sorprendió a los invitados saliendo de la capilla del brazo de su ahora consuegro, el duque de Alba, con un conjunto de blusón largo y pantalón en tonos azules muy favorecedor. Lo combinó, como sugiere el protocolo de las bodas de mañana, con una pamela del mismo tono y un precioso abrigo con brocados dorados que le daban el toque definitivo durante esta mañana en la que el frío empezaba a dejarse ver.
También elegantísima fue la madrina del enlace. Matilde Solís, que llevaba años sin dejarse ver en compromisos sociales con trascendencia mediática, acompañó a su hijo mayor al altar con un vestido largo, también azul (en este caso marino), de Lorenzo Caprile y con la tradicional peineta y mantilla negra que también recomienda el protocolo. Otra reina de la elegancia que remató el look con un collar de alta joyería con el que no dejó a nadie indiferente.
Una de las anécdotas de ese día la protagonizó Carlos Fitz-James Stuart, que eligió la corbata a juego con ambas mujeres, quién sabe si por casualidad o por cortesía.
El 6 de octubre de 2018, el duque de Alba ejerció de orgulloso anfitrión en una de las bodas más esperadas de la temporada: la de su primogénito y heredero, Fernando Fitz-James Stuart y Solís. Desde hacía varios años, su relación con la elegante Sofía Palazuelo se había convertido en una de las favoritas para la prensa y ese día la expectación era máxima.
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