Mariló Montero se sincera sobre su familia: de la relación con sus hijos al emotivo recuerdo de su madre

La periodista ha coincidido con una amiga desde hace más de treinta años, Amalia Enríquez, con la que ha vuelto a reencontrarse con motivo de una entrevista personal en la que ha dejado significativas revelaciones en el digital 'The Luxonomist'.

Con reflexiones sobre su vida y sobre su infancia, recordaba a su madre, que “de muy pequeñita (…) me dijo algo que aún rememoro con mucho amor”. Ese recuerdo no es otro que cuando le comentó: “Cariño, es que tú tienes mucha personalidad”. Algo que en ese momento no entendió bien Mariló, pero que su progenitora le explicó con una sencilla frase, “era lo que me hacía diferente”.

Desde niña, reconoce que “atraía a los grupos del colegio sin ningún esfuerzo ni intencionalidad”, generando una especie de “imán” con el resto. Con los años, ahora tiene 58, explica que improvisa mucho, “cosa que le da bastante salsa a mi vida”. Si tuviera que viajar al pasado, no duda que sería para “estar al lado de mi madre”, aunque un momento de absoluta felicidad que recuerda es “el amor que brota en tu alma en cuanto abrazas a tus hijos nada más nacer”.

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Reconoce en esta entrevista la comunicadora que su mayor conquista ha sido su “propio crecimiento personal”, que la ha llevado a estar en “una permanente conquista vital”. Un día perfecto para ella es estar rodeada de su familia y sus amigas íntimas, ya sea “pasando el día, el finde o las vacaciones”. Un momento de relax para charlar, bromear, tomar algo, pasear, jugar, cantar o bailar. Afirma que es “feliz cuando intento construir momentos felices para hacerles felices”, construyendo “relatos que mantengan en su memoria”. En sus amistades o parejas no perdona la “mentira” ni la “deslealtad”.

Habla incluso de sus mitos sexuales cuando era joven y recuerda: “Me impactó, vamos, me enamoré de John Travolta cuando estrenó ‘Grease”. También le gustó “Tom Cruise, que aparecía en ‘Top Gun’ con todos los looks perfectos”. Pero no se olvida de Rod Stewart, que le “resultaba el hombre más sexy y me lo sigue pareciendo. Su voz y música multiplican su atractivo”, confiesa.

Y asegura que admira a muchas mujeres por diferentes motivos, pero con un “denominador común: la fortaleza, la sabiduría”. Le hubiera gustado tener la “sagacidad de Marie Curie, la pasión de Rosalind Franklin, la determinación de Clara Campoamor, el pensamiento de Simone de Beauvoir, la constancia de la reina Isabel de Inglaterra, la voz de Barbra Streisand y la libertad expresiva de Frida Kahlo”.

En cuanto a las críticas que ha recibido cuando ha estado en primera línea, reconoce que “se deben asumir con madurez y aplicando el sentido común”, aunque afirma que “el insulto es una herramienta con una única utilidad, ves su propia invalidez para ofender o humillar. Suelen venir de corazones y mentes tormentosas”, concluye.