Exclusiva | Hablamos con el entorno de Juan Ortega: cambio de casa y su confesión más sincera

¿Por qué lo ha hecho? ¿Cuál es la razón para suspender una boda dos horas antes de casarse? Son las preguntas que todo el mundo se hace, es el debate que mantiene divida a la opinión pública. Pero es que estas preguntas son las mismas que los amigos y gente cercana al torero Juan Ortega repiten entre ellos intentando encontrar una respuesta.

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M. Guerrero

“Lo que más nos sorprendió es que cuando estuvimos con Juan el viernes antes de su boda, a todos nos despedía diciendo: 'Mañana nos vemos'. Y lo hacía con naturalidad. Una persona como él sería incapaz de decirlo si hubiera tenido otra cosa en la cabeza”, comentan a Vanitatis.

Lo cierto es que el diestro ya ha empezado a ponerse en contacto directo con su entorno más íntimo. Ha hablado con algunos amigos por teléfono y la opinión que estos trasladan es la de un hombre sereno pero muy seguro: “Evidentemente está serio, triste pero tranquilo, se le ve seguro”.

No fue una decisión tomada a la ligera y ya hubo intentos de ruptura antes de llegar a ese día. “Las cosas entre la pareja no iban bien”, nos dicen. Juan siempre ha sido un hombre muy introvertido y hermético para su vida privada, incluso muchas de las personas del mundo del toro no sabían que tenía pareja ni conocían a su novia: “Coincidimos con ella en una ocasión y él la presentó con naturalidad, pero dijo simplemente que era Carmen, no especificó que era su novia. Ella es un mujer muy discreta también”.

Aún no se ha cumplido una semana desde que, en el último momento, el torero decidiera suspender su boda y ya ha devuelto todos los regalos recibidos y hecho frente a todos los gastos, incluido el viaje de novios. Estaba previsto que el día 6 comenzara el viaje, que iba a durar 10 días. Sus palabras exactas cuando se ha comunicado con su entorno han sido: “No lo he hecho bien, pero esto no iba bien desde hace tiempo… Ni voy a dar un comunicado ni voy a dar explicaciones. No haré nada, esto ya pasará, mañana habrá otra noticia nueva y se olvidarán”.

Juan ha abandonado la casa de sus padres, donde se instaló el pasado fin de semana, y se ha marchado a la casa de un buen amigo. No quiere saber nada de la prensa ni necesita dar explicaciones. Sabe que tiene un compromiso profesional muy importante en 2024, la temporada definitiva. Se cumplen diez años de su alternativa y estará unos días relajado y alejado del ruido mediático para centrar su cabeza y sus pensamientos en el toro. No es un hombre de grandes reuniones ni de citas multitudinarias: “Le gusta la soledad, es fácil encontrarlo en la basílica de la Macarena sentado en el último banco, solo, rezando o escuchando misa. Es un hombre de profundas convicciones religiosas, con mucho mundo interior. Le gusta mucho escuchar. De vez en cuando se reunía para oír muy atento a los que considera los maestros del toreo. Siente verdadera veneración por Curro, Pepe Luis Vázquez y, por supuesto, Pepe Luis Vargas, un hombre que ha estado a su lado en los último años.”

Según los íntimos, ya ha comenzado a dar muestras de retomar su vida y les ha dicho: “A ver si pasa todo esto y nos vemos después de Navidad”. En un mes empezará a ir al campo para prepararse a fondo. Su reaparición pública está prevista para mediados de febrero. Oficiosamente ha trascendido que será el sábado 11 de febrero, compartiendo cartel con Alejandro Talavante y Ginés Marín y con ganadería de Núñez del Cuvillo, en Valdemorillo, la Feria de San Blas y la Candelaria.

La decisión de un hombre así es irreversible, pero sólo el tiempo dirá qué ocurre entre la pareja: “Ahora necesitan espacio y tiempo. Lo mejor es que cada uno siga su vida y el tiempo dirá si se puede retomar de algún modo la relación, pero él es un hombre de decisiones firmes”.

Juan empezó en el mundo del toro con sólo 9 años y dentro de él están muy arraigados algunos valores como el respeto a los mayores. Él mismo definía así en un coloquio con su buen amigo Juan del Val la forma de entender el toreo: “Para mí el toreo es mi vida, no es sólo una profesión, intento trasladar delante del toro lo que realmente soy en la vida, cómo la veo. Yo lo que intento transmitir delante del toro es cómo interpreto la vida, los valores de tu día a día”.

Los aficionados hablan de su forma de torear como algo con profundidad y en sus propias palabras este es el concepto de la profundidad: “Para mí, algo profundo es algo que me duele, algo que te coge en el estómago. Si te araña el alma, es profundo, que tenga un desgarro”.