Juan Ortega y su novia, Carmen Otte, se reconcilian tras cancelar su boda

Juan Ortega y Carmen Otte han decidido cumplir el manido dicho que asegura que “el amor todo lo puede”. Según confirman a Vanitatis fuentes cercanas a la pareja, más concretamente al entorno de la novia, “la pareja se ha reconciliado”. De esta manera, después de mantener varias conversaciones duras y de carácter incómodo, el torero y la cardióloga habrían decidido darse una segunda oportunidad y retomar su relación, a pesar de la cancelación ‘in extremis’ por parte del diestro de su boda el pasado 2 de diciembre.

No obstante, siguiendo la información aportada a este digital, tras lo vivido, ninguno de los dos se estaría planteando la idea de volver a intentar pasar por el altar; al menos en un periodo de tiempo próximo. Es más, ambos desean seguir manteniendo el estado de su noviazgo en la estricta intimidad y por ello no comunicarán ni harán saber esta decisión públicamente. Así, cumplidas las palabras dadas a nuestro medio días atrás, su único deseo es poder dejar de colmar titulares y continuar con sus antiguas vidas; “no son famosos, ni quieren serlo”.

Contra esto, el interés mediático no deja de exprimir al máximo las posibilidades de este enlace fallido. Hace escasas horas, Vanitatis lograba sacar a la luz el secreto mejor guardado de cualquier boda: el vestido de novia. Según avazábamos en primicia, tras numerosas especulaciones alrededor del modelo, este fue creado por la diseñadora nupcial andaluza, Carmen Maza, quien posee un taller en Santa Clara, uno de los barrios de la capital de Andalucía.

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Además, esta pieza con un precio en torno a los 5.000 euros fue realizada a medida mediante un exhaustivo proceso creativo. En primer lugar, la cardióloga mantuvo una puesta en común de ideas con la reconocida modista, quien, posteriormente, las plasmó en un boceto. Este dibujo, que dejó entrever una prenda clásica, atemporal con toques bohemios, se materializó a través de múltiples pruebas con un ambiente entrañable dentro del taller ubicado en la calle del Conde de Osborne de Sevilla. Un ejemplo parecido lo encontramos en el lucido por Casilda de Medinaceli en su boda con Ignazio de Loyola allá por 2017.

El inicio de su fin

Fue el pasado 2 de diciembre cuando la pareja comenzó a vivir la que ambos consideran “la etapa más difícil de sus vidas y también de las de sus familias”. La inesperada decisión del torero de no pasar por el altar en Jerez de la Frontera en el último momento ante sus continuas dudas respecto al matrimonio, recogida por ‘ABC Sevilla’, hizo estallar la bomba.

48 horas más tarde, comenzaron a llegar los primeros datos sobre dicha cancelación. La misma mañana del enlace, Juan Ortega conversó con dos sacerdotes, uno de Jerez, amigo de Carmen, el cual le aconsejó seguir adelante, y otro de Barcelona, amigo suyo, que fue quien le hizo reflexionar sobre sus sentimientos. Así, el torero llamó a su pareja y le dijo: “No me voy a casar”. Después se lo comunicó a su padre y su suegro, y fue entonces cuando comenzaron a avisar a los invitados, entre los que destacaba la presencia de Juan del Val.

Además, según anotaron en exclusiva a Vanitatis, un hombre de su cuadrilla subió a ver qué pasaba y se lo encontró llorando como un niño. Sus palabras eran: “¡No lo veo!, es que no lo veo…”. Un hecho precipitado, pero coherente, ya que el diestro llevaba meses barajando tal posibilidad. “Juan no quería casarse y Carmen lo sabía", comentó a este digital una de sus amigas íntimas.

Siguiendo lo narrado a nuestro medio, Juan Ortega había expresado en reiteradas ocasiones sus dudas respecto al matrimonio; la última vez a su regreso de Ecuador meses atrás. Sin embargo, Otte culpaba a los típicos nervios de tal actitud y quiso seguir adelante. Por ello, la misma semana del enlace, el diestro quiso repetirlo. El mismo jueves, al llegar, él dijo a su prometida: “Vamos a parar esto que aún estamos a tiempo”, explican a nuestro medio.

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Así, permaneció en Sevilla hasta el jueves y el viernes lo pasó llorando. Posteriormente, rompió de manera radical. “Ha sido una decisión de valentía, de asumir la autenticidad de sus sentimientos, pero se ha equivocado en la forma de gestionar los tiempos”, continuaba apuntándonos su entorno. Sin embargo, siendo consciente del error, decidió correr con todos los gastos del evento, incluido el viaje de novios.

Perseguidos por la prensa, Juan Ortega se refugió en casa de sus padres, mientras que Carmen Otte permaneció en una finca familiar ubicada en Jerez de la Frontera. De esta manera, ambas partes y familias atravesaron una compleja situación anímica y emocional, la cual parecía no tener solución, a pesar de que siempre quedó una conversación pendiente.

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“Juan es una persona muy reflexiva, si ha tomado esa decisión no creo que sea capaz de cambiar ahora. En esta historia sufre todo el mundo, aunque evidentemente quien toma la decisión es él, pero lo hace porque piensa que es lo mejor para los dos; en los sentimientos no puede mandar”, explicó su entorno a Vanitatis.

Precisamente, como bien señalan: “En los sentimientos no puede mandar”, tras volver a retomar el contacto con la que fuese su prometida, todo fue olvidado y ahora parece que el amor triunfa entre ambos. Sin embargo, dicha decisión jamás se hará pública.