Hablamos con María Vázquez, la actriz del momento: “El matriarcado no existe”

Que María Vázquez iba a dar la 'campaná' (la Penélope Cruz en 'Volver' dixit) en las nominaciones a los Goya y a los Feroz era algo cantado. Cualquier espectador/ciinéfilo lo habría visto venir después de disfrutar de su interpretación en 'Matria'. Su retrato de una mujer gallega que trabaja en una conservera, trata de que su hija tenga un futuro mejor que el suyo y exprime cada segundo de su escaso tiempo, es de esos que huelen a premio. Una encarnación crispada e hiperactiva que va más allá de los códigos del cine social, que no juzga ni incluye esos molestos prosélitos de otras cintas adscritas al género.

‘Matria’ es una película que habla de tú a tú a mujeres que tienen que sobrevivir a trabajos duros, maridos que se creen los jefes del cotarro y una sociedad que a menudo se muestra inmisericorde hacia ellas.

Cuando nos encontramos con Vázquez, una fría mañana en la librería Ocho y Medio de Madrid, comprobamos que es muy diferente a su Ramona (así se llama el personaje). María habla bajito, como si no quisiese molestar al resto de clientes, parece apacible y uno deduce que tiene más tiempo que su personaje para reposar ideas y decisiones. Lo que sí tienen en común actriz y personaje es ser unas currantas natas.

Durante la conversación le comentamos, precisamente, esos momentos en los que su personaje se para a reflexionar de manera excepcional; de ese banco en el parque que sirve de diván y de esa epifanía en el tren en la que ella se convierte en una tabula rasa para que cada espectador lea en su rostro lo que él quiera. También de premios, la relatividad del estrellato, maternidad y momentos vitales que te acaban poniendo del revés.

¿Por qué está tan enfadado su personaje?

Como para no estar enfadada con la que tiene encima. Hay más prejuicios con los enfados de las mujeres. Yo reivindico a las imperfectas e incorrectas. Al principio me costó ese enfado pero luego fue liberador. Me permití, porque había confianza con el equipo, estar habitando la mala leche. Fue terapéutico. A veces llegaba a mi casa y mis hijos me preguntaban: ¿por qué estás enfadada?

¿Qué pensaste de la propuesta cuando Álvaro, el director, te llamó?

Yo ya conocía a Álvaro porque ya había currado con él en una película que se llama 'Trote'. No me dio el guion entero hasta bien avanzado el proyecto. Me fie de él a ciegas porque me gustaba mucho su trabajo. Agradecí que no me diese el guion entero porque me habría parecido que no llegaba. Estoy muy agradecida porque él confió en mí en ese sentido. Entiende los procesos del trabajo actoral, porque tuvimos un año para ir trabajando aunque no fuese todos los días.

¿Cómo conseguiste ese carácter crispado del personaje?

Estuve en modo inmersión, durante tres meses allí con trabajadoras de la conservera. También para conseguir el acento, el de Vilanova. Al final, entras en esa dinámica de no llegar, de hacer 80 trabajos. La cámara ayudaba un montón a la hora de hacer entender al público esa ansiedad que ella tiene.Un problema acentuado porque también tiene un problema respiratorio que hace que tú como espectador vayas ahogado con ella. Yo llegaba agotada a casa y me quedaba dormida por las esquinas. En mi día a día yo no tengo ese estrés pero sí que entiendo esa sensación. Soy madre de dos hijos y sí que entiendo eso de que nunca llegas a todo, de que es imposible.

¿Qué opinas del matriarcado en Galicia, que es una de las cuestiones que plantea la película?

Personalmente, creo que el matriarcado no existe en ningún sitio. Se supone que la mujer, por trabajar fuera de casa, tiene un poder social y económico. Y en Galicia esto no ocurre. La mujer trabajaba en el campo o en el mar, no cobraba por ello y decían que mandaba en casa. Y esto tiene trampa. A lo mejor es que no tiene que mandar nadie, y tienen que colaborar ambas partes. Es una gran responsabilidad y una presión que todos los cuidados de la casa recaigan en la mujer. La peli es una crítica a ese discurso y yo estoy totalmente de acuerdo.

Como madre, ¿cómo crees que trata la película la maternidad?

Tenemos una idealización de la maternidad. Ser madre es difícil y a veces te equivocas un montón. Los conflictos de la película son muy diferentes a los que yo tengo con mis hijos, pero desde que soy madre puedo empatizar en eso de querer hacerlo bien y al final cagarla todo el rato. En la peli, por ejemplo, la madre no está viendo a la hija, la contempla como un espejo de sí misma, pero la hija no es como ella. Los hijos se tienen que equivocar y una como madre tiene que soltar para que ellos tomen sus propias decisiones.

¿Cuál ha sido la reacción de las mujeres que han visto ‘Matria’?

Las mujeres han vuelto a ir en bicicleta a ver películas proyectadas en pueblos. Muchas no van al cine porque no pueden, para ir a las salas de la ciudad se necesita coche y ellas no tienen... Cuando hemos proyectado esta peli ha sido fascinante verlas agradecidas e identificadas. De hecho alguna hasta se ha separado después de verla (ja, ja, ja)

Muchas veces no mostramos a mujeres o historias reales en las películas. Lo de democratizar el cine también debe ser para llevarlo a todos los públicos. A veces parece que hagamos cine solo para nosotros mismos. Hay que llegar a la gente y es lo bonito de tener una profesión que puede cambiar y abrir cabezas.

Una carrera meteórica sin moverse de Galicia

La televisión ha sido el caldo de cultivo de la carrera de María Vázquez. Como ella misma nos recuerda, ya se desechó aquel tópico de que la caja tonta era peor que el cine, porque “hay series que son como películas y películas que son mucho más horribles que las series”. Otro lugar común que ha muerto en este siglo es ese que reza que, para triunfar en el mundo del espectáculo, hay que vivir en la capital de España.

¿Se puede triunfar siendo ‘de provincias’, como dicen aquí?

Eso ha cambiado mucho. Ahora no hay distancias. Se cuentan historias interesantes descentralizadas que permiten que un actor viva donde sea. Las distancias, además, cada vez son menores. Para mi cabeza es más sano estar alejada del ruido de nuestra profesión. Yo estoy en mi pueblo súpercontenta y para mi vida personal creo que es mejor vivir en la periferia. Hay mucha gente que está feliz allí y va haciendo cositas; gente que no tiene ganas de venirse aquí.

En la prensa ya se habla de ti como una más que posible ganadora del Goya o del Feroz a la mejor actriz, ¿tú qué opinas?

Intento no pensarlo mucho porque nunca se sabe qué va a pasar. Vota mucha gente y hay muchos criterios diferentes. Lo bueno es que llevo muchos años trabajando, ya soy cuarentona, de mediana edad y veo que esas cosas tampoco son tan importantes. Lo fundamental es tener una carrera de fondo y ser capaz de disfrutar las cosas que me van llegando. Tengo ese carácter tan gallego de 'no te recrees mucho, que luego te puede venir una hostia muy grande'. Así que disfruto mucho de estas cosas. También por la película, porque los premios las visibilizan.

Si tuvieses una lámpara mágica, ¿con quién te gustaría trabajar?

Si te digo la verdad, todo lo que he soñado, porque no soy muy muy ambiciosa, me está llegando. Me gusta mucho el cine que cuenta cosas situadas en los márgenes y lo estoy haciendo. Me gustaría trabajar con Carla Simón o Javier Bardem, que me parece un actor increíble, pero no soy mitómana. Lo que quiero es hacer historias chulas.

Imagina que tuvieses una máquina del tiempo, ¿qué consejo le darías a la María Vázquez de hace unos años?

Disfrutar más y salir más de fiesta (ríe). He trabajado mucho desde joven y he sido muy buena. Siempre he sido muy responsable, algo que está muy bien, pero hay que disfrutar.