Juanjo Puigcorbé vuelve al teatro tras su 'tsunami' político: "Quisieron enterrarme"

Juanjo Puigcorbé ha vuelto al teatro después de once años sin subirse a las tablas. Ha estrenado 'Roca negra' junto a María Adamuz en el teatro Pavón con aforo casi completo. Había dejado su carrera de actor para pasar al mundo de la política como independiente a través de ERC. Le nombraron responsable de Cultura en el Ayuntamiento de Barcelona y en la Diputación.

Tras una campaña de desprestigio ideada por los suyos abandonó el partido y toda relación con las instituciones públicas, de las que salió horrorizado. Durante varios años nadie le ofrecía trabajo en Cataluña. Se prejubiló para tener al menos un ingreso, a pesar de haber sido Premio Nacional de Teatro. No tiene miedo a las represalias y está encantado con su vuelta a la profesión. Lleva 23 años con la actriz Lola Marceli, con la que le gustaría trabajar. En esta entrevista desmiente mentiras que le han acompañado durante años, como su relación con la infanta Cristina.

Has vuelto a los escenarios con 'Roca negra'.

Estoy encantado. Es una gozada trabajar a teatro lleno. Y, por supuesto, la obra de Ignasi Vidal. Cuando me propuso el proyecto, me encantó. Y más trabajar con María Adamuz, que es una actriz fantástica.

¿De qué trata la historia?

Es muy especial y conectada con la vida real. Son un padre y una hija que se despiden y salen los reproches, las palabras no dichas y las verdades no contadas. La casualidad es que yo tengo una hija de parecida edad a la de María y ella un padre con mis años. Tenemos los mismos roles de padre e hija en la vida real.

Pero tú no tienes nada que reprochar a tu familia.

En absoluto. Aunque en la etapa en la que estuve en política sí. Me horroricé ante determinadas actitudes. Yo no tenía intención de medrar ni hacer carrera política, sino de dedicarme a que las cosas funcionaran. Hubo una respuesta tremebunda que nunca imaginé.

¿Por qué aceptaste dejar tu mundo y dedicarte a hacer política?

Yo no entré para hacer política, sino para dedicarme a proyectos culturales. Es lo que hice. No pudieron manejarme y llegaron las presiones y las difamaciones contra mí.

Once años sin pisar un escenario.

La última función fue en el teatro Marquina con 'El crítico' en el 2011. Después entré en política y estuve cuatro años. Y a continuación, me fui al dique seco. Me llamaron desde Madrid para hacer 'Entre tierras' en el 2022. Después nada. Solo recibía propuestas de fuera, pero no en mi tierra. Me quedé perplejo.

¿Cómo ha sido ese tiempo en que eras invisible cuando eres una referencia en el mundo del teatro y cine?

En este ínterin de siete años me he sentido apartado, en el limbo. No soy rico y necesitaba (necesito) trabajar para vivir. Me prejubilé para tener un ingreso. Ahora he podido compaginar jubilación artística con trabajo y es en lo que estoy ahora.

Parecía que eras tú el que te habías aislado. Cuando se hacía un listado de actores de primera fila, siempre salía tu nombre.

Me comió la tierra. O mejor dicho, quisieron enterrarme. Fue muy duro. Imagínate: si yo puedo desaparecer con mi currículum, lo que puede suceder con colegas que por ser mayores, por no pertenecer a un clan o por presiones como las que yo sufrí, se quedan aislados. También te digo que si yo hubiera sido rico me recibirían de otra manera. Estaba perplejo porque no entendía por qué no me ofrecían cosas. He sido Premio Nacional de Teatro y mi pregunta era por qué en 36 años no me llamaban nunca de un teatro público en Cataluña.

Has estado en tierra de nadie al salir de ERC, el partido que te contrató. Saliste escaldado...

Sí, la realidad es tremenda. Cuando me ofrecieron el puesto en Cultura, ese primer tiempo lo pasé muy bien, descubriendo la cantidad de talento y gente estupenda que hay en nuestro país. Pensaba que podía hacer mucho con los recursos que tenía. Les salí respondón y de un día para otro sacaron un falso informe donde me acusaban de maltratar a mis subordinados. Si no dimitía, se filtraba a la prensa. Yo sé cosas y era la manera de presionarme y callarme, pero no lo han conseguido. Ha sido una etapa muy fea. De navajazos, insultos y una guerra constante.

¿Te ha sentido alguna vez incómodo en el resto de España?

Nunca. Soy muy querido. Y te diré que, en la calle, en Cataluña también lo soy. He vivido muchos años en Madrid. Tenía mi casa principal en Ópera y jamás me he sentido incómodo.

Cuentas una situación muy complicada desde que dejaste la política. ¿Te han dado su apoyo actores y directores que suelen reivindicar unos derechos que a ti se te han negado?

Nunca he sido de ningún partido político. Entré en ERC como independiente. Y de pronto salió una historia de que yo votaba al PP que no era cierta. Eran noticias falsas gestadas para hacer daño. En aquel momento, hubo una especie de manifiesto en el que firmaban cerca de cien personas del mundo cultural de Cataluña dándome su apoyo. Desde las oficinas de ERC llamaban a la gente para que se desdijeran. El resto de partido políticos estaban pasmados de esa agresividad, de esa canallada sin precedentes. Torpes y mala gente, pero tienen los periódicos comprados.

¿Perdiste amigos?

En primera instancia sí porque la gente se acobarda y piensa que le va a salpicar, pero después no. Hay un público fanatizado. No lo comparto, pero tienen su derecho a decir que nunca verán una obra en la que esté yo.

Has sido valiente. Enfrentarte a una maquinaria que, como dices, quería destruirte...

Sobre todo, y ante todo, hay que ser honesto. La verdad es lo único que puede prevalecer. Sabía que me podía traer problemas, pero lo que intentaron fue arruinarme la vida. Eso se llama maldad. En los cuatro años que estuve en ERC no me dejaron ir a ningún medio mientras fui diputado de Cultura.

Has sido un referente en el mundo del teatro y del cine. ¿Te ha perjudicado tu orientación política?

Es que yo no he dicho nunca mi orientación. Y no es cierto que yo haya hablado mal de España. ¡Cómo lo voy a hacer si mi mujer es malagueña!

Los actores siguen en situación precaria. Concha Velasco, por ejemplo, que trabajó toda su vida, murió sin una economía saneada. Lo contaba su hijo.

Me afectó mucho su muerte. Trabajé con ella y era una compañera excepcional, una artista que desprendía buen rollo. La admiraba igual que a otros colegas como Ana Belén, que, además de amiga, me ha apoyado. Igual que Víctor Manuel.

Llevas más de veinte años con la actriz Lola Marceli. ¿Es difícil mantener el equilibrio en parejas entre iguales?

En nuestro caso, no. Nos dedicamos a lo mismo, pero no colisionamos. Ha tenido trabajo en Madrid, pero en Cataluña no.

Acabamos de ver la proclamación de Federico de Dinamarca. ¿Qué te parecen estas puestas en escena?

Sé que la madre abdicó y que ahora él es el rey, pero nada más. Son instituciones espectáculo que recogen los cuentos de príncipes y princesas. Una manera de acceder a una suprarrealidad como los ángeles o la lotería.

¿El rey Juan Carlos debería volver?

La verdad es que me da igual, no lo sé. Hay dos reyes como también hay dos papas, uno emérito (ya fallecido) y otro actual. Pasan cosas que no forman parte del manual oficial.

Estuviste un tiempo de actualidad por tu amistad con la infanta Cristina. ¿Habéis seguido manteniendo la relación?

Eso fue una historia que se inventó alguien y la bola de nieve cada vez se fue agrandando. Fabrican noticias falsas y las expanden. Lo he desmentido varias veces, pero insisten e insisten.

Has trabajado con los mejores actores y actrices. Si pudieras elegir, ¿qué nombre darías?

El de mi mujer. Con Lola (Marceli) solo he trabajado dos veces. Una, cuando nos conocimos en 'Un chupete para ella', y después, en un corto.