Carta de Tomeu Catalá a Cristina Macaya en el primer aniversario de la muerte de su gran amiga

Hola, Cristina:

Me acaban de pedir que te escriba una carta en el primer aniversario en que nos dejaste físicamente. Lo hago con un cierto miedo, pero, con todo el cariño que te tengo, no puedo negarme.

Yo sé que ahora vives con más plenitud, sin dolores de quimio, sin limitaciones físicas, pero con esta visión que da el vivir en paz y en Dios.

En el día de tu funeral leímos el capítulo veinticinco de San Mateo en el que Jesús nos habla sobre qué seremos juzgados: de amor y de hacer o no el bien. Y seguro que tu juicio fue muy bonito y pletórico.

Voy a recordarte momentos que vivimos juntos y actitudes que compartimos y que ahora, estoy convencido, te alegra y nos sigues ayudando a que las vayamos profundizando y rehaciendo.

Hace muchos años, creo que más de veinticinco, que tú me llamaste porque querías hablar conmigo. Viniste a mi casa de Puigpunyent y me pediste que bautizara a la hija mayor de tu hijo Javier. Ellos vivían en Nueva York y querían bautizarla en Mallorca.

Lo que hubiera podido ser un simple contacto de minutos se convirtió en una conversación sincera y de corazón, de más de dos horas. Empezamos a conocernos y creo que, por parte de los dos, a querernos.

Fue el comienzo de una relación sincera que dura hasta ahora. Te digo hasta ahora porque tú sabes que cada día vivo algún momento de tenerte presente, también rezando un Ave María, en el que estás tú y todos los tuyos.

Quisiste conocer Projecte Home y fuimos a pasar todo un día en la comunidad terapéutica de Ses Sitjoles. ¡Cómo conectaste con los que estaban haciendo el programa! Y tú sabes que nuestra gente tiene algo especial para intuir la verdad o la mentira de la relación. A la larga, la 'señora de las naranjas' era alguien muy cercana y querida.

Quisiste montar una fiesta a beneficio de Projecte en tu casa. Fueron más de 650 personas las que acogiste y gracias a lo que se recogió empezamos un proyecto para jóvenes. Era un reto para nosotros, pero también un abrir los ojos y nuestras puertas a la creación de respuestas que hasta aquel momento no nos habíamos planteado.

Fueron muchos los días y las noches que compartimos pensamientos, ideas, historias, temores, proyectos. Tu serenidad, clarividencia y decisión me ayudaron en mi trabajo diario.

Quiero remarcar la cantidad de puertas que abriste, especialmente para poder realizar las obras de la nueva sede. Una obra de diez mil metros cuadrados y que costó menos del cincuenta por ciento del presupuesto inicial gracias a muchas donaciones que tuvimos. Y en ello tú tuviste un papel muy importante.

Ocho años después de su inauguración, te puedo decir que aquella obra que parecía tan gigantesca ahora ya no es suficiente para las personas que vienen a pedir ayuda. Se han multiplicado los programas porque las adicciones van evolucionando y por tanto las personas. No sólo los 'drogadictos' que llegan al centro. Son diversas por su edad, estructura mental, social o familiar, por su historia y por sus necesidades. Hay comunidades residenciales y muchos otros programas ambulatorios para que puedan hacer su terapia, siguiendo su vida de trabajo, relación social y familiar diaria, normalizada.

Quiero decirte también que admiro la actitud de vida que tuviste durante tus dos años de enfermedad. Salías de la clínica después de horas de quimio y te ibas al supermercado a hacer la compra porque tenías una cena.

Me impresionaban especialmente tus últimos meses. La serenidad y la fortaleza con que asumiste tu limitación y tu dolor eran de otro mundo.

Estimada Cristina, tú sigues estando con nosotros y te pido que desde tu plenitud nos sigas iluminando, animando y ayudando.

Gracias por tu amistad, de tantos años, que nos regalaste con tu presencia y de tanta vida compartida.

*Tomeu Catalá es sacerdote, fundador y presidente de Proyecto Hombre. Galardonado con el premio Ramón Llull, Medalla de Oro del Ayuntamiento de Palma y Medalla de Oro de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares.