Nos colamos en la boda de Almeida: himno de España, recuerdo a los padres y el rey Juan Carlos en la primera fila

Pasadas las 10 de la mañana, no cabía un alfiler en la puerta de la iglesia de San Francisco de Borja, ubicada en la calle Serrano, justo enfrente de la embajada de Estados Unidos, blindada más que nunca para la ocasión. En su interior, a las 12 de la mañana estaba previsto lo que por fin se ha cumplido: que José Luis Martínez-Almeida abandonase la soltería del brazo de su prometida, Teresa Urquijo.

Una mujer que, según ha confesado uno de sus sobrinos en uno de los corrillos creados a las puertas del templo, llegaba gracias a la intercesión divina de la madre del alcalde, Ángela de Navasqüés, fallecida en 2019, poco antes de que se conocieran.

Unas palabras que no rompían la tónica de todo lo que ha sucedido en el interior de este templo en el que todo estaba organizado desde hacía semanas por las expertas manos de Bodas Colorín para que saliera a pedir de boca. Había una premisa de cero ostentación y nos es complicado recordar una boda más austera.

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P. Izquierdo

Las puertas de la iglesia no estaban decoradas de ninguna manera y si no llega a ser por el gentío y los medios de comunicación agolpados tras las vallas instaladas para facilitar el trabajo de unos y la visibilidad de otros, nadie habría imaginado todo lo que se viviría en el interior.

Archiduques, el Rey emérito, las Infantas, el duque de Calabria, la plana mayor del Partido Popular y hasta los duques de Huéscar siendo testigos, por parte de la novia la mayoría, eso sí, del ‘sí, quiero’ definitivo del alcalde.

Una misa con el alcalde emocionado

A su llegada, 40 minutos antes de la hora prevista, para comenzar la misa, se confesaba ante los medios: “No he dormido esta noche de los nervios”. Aunque ayer aseguró haber ensayado el paseíllo, la emoción le invadía.

De hecho, para templar los nervios, aguantó casi hasta un par de minutos antes de que la novia entrase en las puertas de la iglesia para saludar a todos los ilustres invitados que llegaban haciendo gala de una puntualidad inédita. Alguno, como Beltrán Palazuelo, llegó tarde, pero fue la excepción.

Pasados algunos minutos del mediodía, llegaba la novia flamante junto a su padre a bordo de un coche alquilado para la ocasión. Radiante y vestida con el diseño que el equipo de Navascués había realizado partiendo del vestido de su madre y su abuela, atendía sonriente a la prensa asegurando estar muy feliz casi sin poder articular palabra.

Los invitados ya habían entrado ordenadamente mientras sonaba en el interior de la iglesia ‘La música notturna delle strade’ La Ritiratta Op.30 No.6 de L. Boccherini, ‘La música notturna delle strade’ Minuetto Op.30 No.6 de L. Boccherini y el Canon & Gigue en Re Mayor de Pachebel.

Almeida entró con el pasacalle del mismo quintettino para instrumentos de cuerda compuesto alrededor de 1780 por Luigi Boccherini, compositor italiano al servicio de la Corte española desde 1770 hasta 1805. La obra describe las bulliciosas calles de la noche de Madrid.

La novia, más clásica, hizo el paseíllo del brazo de su padre, Lucas Urquijo, mientras sonaba ‘Canticorum Jubilo’ también de Boccherini. Un paseo entre los bancos de la iglesia en los que se acumulaban 400 de los 500 invitados al enlace (los últimos 100 se han reunido con los novios en la finca) sin alfombra roja, pero sí con una decoración floral a juego con su ramo.

Aunque no había decoración fuera de la iglesia -ni tampoco en el coche de la novia-, el interior sí que estaba discretamente decorado con mucha paniculata blanca y algo de hoja verde en forma de guirnalda de banco a banco y detalles a juego en el altar mayor, presidido por un Cristo en la Cruz. De ello se encargaron las tías de la novia, fundadoras de Aquilea.

Lo más emotivo de la ceremonia

En el altar esperaba un emocionado alcalde, emocionado hasta casi las lágrimas, al ver a su futura esposa cruzar las puertas de los Jesuitas de Serrano, a la que ha retirado él mismo el velo, como manda la tradición. Un momento del que fue testigo de excepción el Rey emérito, sentado en la primera fila de bancos. Un lugar de honor en el que estuvo acompañado de sus hijas, las infantas Elena y Cristina.

La ceremonia, que ha durado lo previsto (alrededor de una hora), ha sido oficiada por dos sacerdotes, don Andrés Ramos Castro y don José Luis Sánchez Valero, que conociendo bien a los novios, han conseguido que fuera una ceremonia preciosa, emotiva y llena de detalles.

Quizá el que más ha emocionado a la novia ha sido la actuación de su íntima amiga Camila, que ha cantado una canción con su propia guitarra. Durante la consagración, ha sonado el himno de España y las peticiones (reproducidas a continuación) han rezado por el Rey y los padres de Almeida.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Por la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, para que sepa mostrar al mundo la palabra de Dios que nos ofrece la verdadera vida y el amor en el que fuimos creados. También pedimos de forma especial por la Comunidad Jesuita que nos acoge hoy en esta Iglesia de San Francisco de Borja.

Roguemos al Señor.

Por España y por el Rey, por su unidad y concordia para que entre las instituciones y todo el pueblo fomenten la verdad y la libertad, la justicia y la paz, y el reconocimiento de los derechos inherentes a las personas.

Roguemos al Señor.

Por Teresa y José Luis para que sean bendecidos por el amor de Dios y sean iglesia domestica que les permita afrontar unidos como matrimonio todas las alegrías y dificultades propias de la vida bajo el amparo y el manto de la Virgen María.

Roguemos al Señor

Por Rafael y Ángela para que desde el cielo guien y protejan a sus hijos Teresa y José Luis en su matrimonio, y asimismo por todos los familiares, especialmente por Jaime, Juan, José, Alfonso, Fernando y Gonzalo, que ya no están con nosotros para que gocen de la vida eterna junto a Dios nuestro Señor.

Roguemos al señor. 

Una ceremonia preciosa en la que Victoria López-Quesada Borbón-Dos Sicilias, prima hermana de la novia, ha tenido un papel fundamental. No solo se ha ocupado de colocarle la cola y el velo nada más salir del coche, sino que durante toda la ceremonia ha estado pendiente de que su prima luciera impoluta para que sus fotos, realizadas por Plataforma, fueran perfectas.

La salida la hicieron ellos solos mientras sus testigos firmaban en el altar mayor. Un momento de lo más emotivo que ya como marido y mujer les permitió pasear por primera vez su nuevo estado civil pletóricos.

Una vez en la calle, ni arroz ni pétalos. Ellos solos, sobrios y radiantes de felicidad para que la foto fuera perfecta.

Era una obsesión del alcalde que los periodistas y los madrileños pudieran disfrutar de este momento junto a ellos y así ha sido. Sin cortes de calles ni incidencias (salvo el desmayo de una señora que no ha querido perderse nada a pesar de su mareo), la ceremonia ha salido según lo previsto.

Ahora, a disfrutar hasta la madrugada de la fiesta celebrada en el Canto de la Cruz, la finca de la abuela materna.