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La herencia multimillonaria mallorquina que terminó en un baño de sangre doméstico
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VIOLENTO SUCESO

La herencia multimillonaria mallorquina que terminó en un baño de sangre doméstico

Andreu Coll, empresario de la isla, fue asesinado por su hijo menor para poder acceder a su legado. Esta semana, su hermana y sus otros dos hijos han llegado a un acuerdo y el asesino se quedará sin un euro

Foto: El joven condenado por matar a su padre empresario para heredar. (EFE/Montserrat Díez)
El joven condenado por matar a su padre empresario para heredar. (EFE/Montserrat Díez)

Cuando el empresario mallorquín Andreu Coll le comunicó a su hijo pequeño, también llamado Andreu, que había cambiado el testamento para dejarlo como heredero universal, nunca pensó que ese sería el motivo del final de su vida. El joven de 21 años sólo necesitó cinco días para matar de su padre y pretender, después, hacerse con todo su legado.

La idea, violenta y sangrienta, acabó mal y al final ni siquiera los juzgados han podido decidir quién se quedaba con la multimillonaria herencia de Coll. Una herencia que se ha acordado esta semana entre las partes después de casi 11 años del terrible acto. Lo que quedó claro después de este sangriento suceso es que su hijo pequeño, el parricida, no iba a poder tocar ni un euro del patrimonio de su padre.

placeholder Andreu Coll, empresario mallorquín asesinado por su hijo. (RRSS)
Andreu Coll, empresario mallorquín asesinado por su hijo. (RRSS)

Los hechos sucedieron en 2013 y su desarrollo se ha alargado en los juzgados de Mallorca hasta más de una década después. Coll, empresario austero y millonario, tenía varias sociedades dedicadas a las máquinas tragaperras y había creado un imperio inmobiliario repartido por toda España. Se había divorciado de su primera esposa, con quien había tenido a sus tres hijos. El divorcio fue penoso y los mayores, un chico y una chica, le dieron la razón a su madre y se fueron a vivir con ella a Ponça. El pequeño, Andreu, condenado por parricidio, se mantuvo al lado de su padre, con quien vivía en el pueblo de Alaró.

Horas en internet

Pero las disputas entre padre e hijo eran cada vez más fuertes. Andreu, que siempre había sido una persona recta y poco dada a malgastar, reprochaba su hijo su falta de interés por los estudios y por el mundo laboral. El joven se pasaba el día jugando en Internet, donde conoció a quien terminaría siendo su cómplice en el asesinato del padre.

Foto: Mohamed Al-Fayed. (Reuters)

Juzgado y detenido, el hijo menor perdió el derecho a la herencia. Aunque, como buen asesino, cuando encontraron a su padre muerto en casa él se mostró afligido y se ofreció para colaborar. Él y su pareja, un joven de Zaragoza a quien había conocido un año antes en internet y a quien embaucó, según la sentencia, para acabar con la vida de su padre y quedarse así todo su patrimonio. El aragonés fue condenado también, pese a que en su confesión argumentó que lo había hecho por amor.

La declaración de la tía

Los jóvenes habían intentado matar al empresario unos días antes, lo que fue clave para su posterior detención. Una noche drogaron a Coll -le pusieron somníferos en un bizcocho- e intentaron matarlo a golpes, algo que no lograron porque el empresario se despertó. Su hijo y su amigo le dijeron que había sido una pesadilla, pero no llegaron a ser del todo convincentes. Porque Coll llamó a su hermana, Margalida, con quien mantenía una relación muy estrecha, y le confesó que pensaba que su hijo quería hacerle daño.

Foto: El multimillonario chino Jack Ma. (Getty)

“He llegado a pensar que fue Andreu”, le dijo a su hermana. “Como los he machacado esta semana haciendo que se queden a trabajar, a lo mejor se les han cruzado los cables y me quieren hacer una putada… Como tienen un palo allí en la cama que a veces juegan con él...”. Esas palabras cobraron gran peso una vez fue hallado muerto en su casa pocos días después.

Los jóvenes lo asesinaron a golpes, con objetos contundentes que habían fabricado ellos mismos, como un bate de béisbol con pinchos que recordaba a uno de los juegos de internet en los que devoraban horas. El asesinato fue especialmente cruel y violento porque Coll era un hombre corpulento y fuerte que intentó defenderse hasta el final. Sus asesinos, su propio hijo, terminaron usando lo que tenían a mano para acabar con su vida. Le propinaron hasta 40 golpes para cometer el crimen.

Se derrumbaron

Ambos se derrumbaron poco después de empezar a ser interrogados y fueron condenados. Andreu hijo argumentó que se sentía maltratado por su padre: “Me criticaba delante de los demás y me humillaba, decía que era un inútil, un desecho social y me obligaba a trabajar más horas diciendo que la familia es la familia”. Fueron condenados a 17 años y medio y 16 años y medio, respectivamente. Ante el juez llegaron a mostrar arrepentimiento, aunque Coll dijo que a su padre lo había querido solo a veces: “Lo quería cuando estábamos en casa de mi abuelo o en el coche. Siempre he querido más a mi madre”, declaró.

Foto: Myriam de la Sierra y su hermano, Juan Urquijo. (Europa Press)

Quedó entonces en suspense la herencia. Porque el empresario había cortado toda relación con sus dos hijos mayores y los había desheredado. Unos jóvenes que no estaban dispuestos a dejar escapar la oportunidad y llevaron la decisión paterna a juicio. Batallaron contra su tía, la citada Margalida, quien había sido nombrada albacea y heredera tras lo sucedido con el hijo menor.

Esta semana la familia ha llegado a un acuerdo. Los hijos desheredados pedían el 30% del patrimonio total del padre, pero la hermana de Andreu se había negado durante estos 11 años. Este pasado lunes, las partes lograron llegar a un pacto por el que cada hijo recibirá cerca del 10% de la herencia, lo que supone se quedarán con 22 inmuebles, algunos de gran valor. El empresario dejó 30.000 y 40.000 euros a dos exnovias con quienes mantuvo muy buena relación, y 60.000 a un buen amigo. Ese dinero también será repartido. El resto se lo queda su querida hermana.

Cuando el empresario mallorquín Andreu Coll le comunicó a su hijo pequeño, también llamado Andreu, que había cambiado el testamento para dejarlo como heredero universal, nunca pensó que ese sería el motivo del final de su vida. El joven de 21 años sólo necesitó cinco días para matar de su padre y pretender, después, hacerse con todo su legado.

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