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Más allá de Puerta de Hierro: del Polo al Prat, estos son los clubes más vip de Barcelona
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Más allá de Puerta de Hierro: del Polo al Prat, estos son los clubes más vip de Barcelona

De las familias clásicas del 'old money' a famosos y expats millonarios, del tenis a la hípica o el golf, los centros deportivos y sociales de las elites barcelonesas tienen su historia

Foto: Los exduques de Palma, con Rafa Nadal en el Real Club de Tenis de Barcelona. (EFE/Andreu Dalmau)
Los exduques de Palma, con Rafa Nadal en el Real Club de Tenis de Barcelona. (EFE/Andreu Dalmau)

Césped cortado con mimo, pistas de hípica de sílice, tierra batida lustrosa para el tenis, camareros educados, solícitos... y niños jugando por doquier mientras sus padres charlan y hasta cierran negocios. El Club Puerta de Hierro no es el único centro de la élite social española. En Barcelona, así como en otros puntos de la geografía de nuestro país, la aristocracia financiera tiene sus lugares de referencia.

En la urbe catalana hay varios lugares en los hay que estar si uno quiere ver y ser visto. Y cada uno tiene sus propias sinergias y características específicas.

placeholder Marta Ortega, en el Polo de Barcelona. (Cordon Press)
Marta Ortega, en el Polo de Barcelona. (Cordon Press)

Hablamos de cuatro lugares concretos, del más histórico, como el Polo, al más nuevo, el Open, pasando por otros dos ‘reales’, claro, el Club de Tenis de Barcelona y el Golf del Prat. Lugares que las élites han bautizado y coronado como los clubes top.

"¿Open o Polo?"

En cada uno de ellos, los apellidos ilustres se mezclan con los típicos Gómez y Martínez que tratan de escalar en la sociedad a golpe de talonario y a veces incluso de emparentar a sus hijos con la clase alta. Algo que no es fácil en una sociedad como la catalana, tan endogámica y a veces cerrada.

Foto: Un caballo salta en el Real Club de Polo de Barcelona. (Getty)

Les pondremos un ejemplo. Hace un año, una catalana asistía a un campeonato de hípica en Madrid organizado por uno de los empresarios más reconocidos del país y parte del extranjero. Allí saltaban con sus caballos los miembros de las familias españolas más ricas y entroncadas con nuestra historia, mientras los asistentes tomaban algo en la tribuna. Cuando la catalana contó que su hija montaba a caballo, la pregunta fue directa: “¿En el Polo o en el Open?”. En Cataluña hay cientos de hípicas, pero en la cabeza de la élite madrileña sólo había dos opciones, porque las élites, en el mundo, se mezclan y conocen entre sí, y pisan los lugares elegidos cada vez que viajan de un sitio a otro.

'Old money'

El Polo es uno de los más antiguos, el del llamado ‘old money’. Allí las familias nuevas tienen que pagar una cuota inicial que ronda los 40.000 euros a fondo perdido para ser socios y en este momento han cerrado las inscripciones porque hay “demasiada gente”. El Polo podría ser definido como el club de la aristocracia española de Barcelona. Fundado en 1897 por un grupo de aficionados al polo encabezados por Enrique Ibarrola, el club catalán era uno de los favoritos del rey Alfonso XIII, bisabuelo de Felipe VI.

Foto: Un miembro de Freixenet logra el apoyo de la burguesía catalana para el ‘asalto’ al Club de Polo

La esencia ecuestre de este centro deportivo y social lo ha convertido con las décadas en uno de los referentes internacionales. No en vano, se celebra aquí cada año el Concurso Internacional de Saltos, cita que atrae a lo más granado de la sociedad hípica mundial. Es habitual ver en sus gradas a personajes de la talla de Marta Ortega y Cayetano Martínez de Irujo departir con los grandes nombres de la alta sociedad catalana. Entre algunos de esos apellidos ilustres se cuentan los Rodés, los Uriach, los Suqué, Güell, Puig, Marcilla, Bernat, Zegrí… Los Goyoaga, histórica familia del mundo de los caballos, son un referente del club.

Nuevo competidor

La hípica es la esencia de este club que ha encontrado en los últimos años un duro competidor en el Open Sports Club de Barcelona. Está situado en el Prat de Llobregat, a las afueras, en un lugar rodeado de campos de cosecha y junto a la playa. El joven Open ha atraído a los aficionados a los caballos por su profesionalidad, su rigor y la alta calidad de sus instalaciones. También los Goyoaga han echado aquí raíces…

Foto: Sira, practicando hípica. (Raw Press)
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Fue fundado hace tan solo 26 años por Carlos Cebriá y Hortensia Soriano, histórica familia ‘ecuestre’ española (él fue presidente de la Real Federación de Hípica de 1992 a 1997). Dedicado en exclusiva a la hípica (aunque comparte instalaciones con la escuela tenística de élite de Emilio Sánchez Vicario), la esencia del Open es social: “La situación y distribución de las instalaciones, así como el trabajo y dedicación de todas las personas que han formado y forman parte de nuestro club, ha permitido crear un ambiente muy familiar y agradable del que todos los miembros de la familia pueden disfrutar durante su estancia en nuestro club, y en el que los más jóvenes pueden encontrar nuevos amigos”.

placeholder Instalaciones del Open Sports Club. (Cortesía)
Instalaciones del Open Sports Club. (Cortesía)

Centrado en el salto y la doma (Beatriz Ferrer-Salat ha sido amazona del lugar durante muchos años), el Open es pionero en el mundo del poni. Las familias que allí pasan sus ratos libres son más ‘diversas’ que en el Polo. Así, podemos encontrarnos con Santi Millán, Alejandra Prat y Luis Enrique (su hija, Sira, es una de las grandes campeonas formadas en el club), y a miembros de la alta burguesía catalana como los Daurella, los Carulla y los Lara. Todos mezclados con expatriados venidos de medio mundo que no quieren entrar en los círculos más cerrados de la burguesía.

El tenis de los Urdangarin

Entre esos círculos herméticos está, claro, el Real Club de Tenis de Barcelona. Allí pasaban largas jornadas los Urdangarin de Borbón cuando eran ‘una familia barcelonesa más’ y el club les hizo socios honoríficos. Su final en el club, como en toda Barcelona, fue lastimoso. Es el club barcelonés de Rafael Nadal y donde se formaron los Sánchez Vicario al completo, quienes siguen usando las instalaciones porque es como su casa. Menos aristocrático y más burgués (la diferencia entre la hípica y el tenis podría también definirse así), el club cuenta con socios de renombre como los Godó. El torneo que lleva su apellido es una de las citas más destacadas de este club.

Foto: Piqué. (Cordon Press)

Hacerse socio cuesta lo suyo: una acción vale alrededor de 40.000 euros, dinero que se puede recuperar cuando uno decide darse de baja y vender su acción (algo que no sucede en el Polo). Lo curioso de este lugar es que fue fundado a finales del siglo XIX -este 2024 ha cumplido sus 125 años de historia- por la colonia británica instalada en Barcelona, quienes añoraban el tenis como deporte y excusa para socializar. Tras pasar por varias sedes, el crecimiento urbanístico de la ciudad los llevó a instalarse en el barrio de Pedralbes, santo y seña de la clase alta barcelonesa. Apellidos como (de nuevo) Ferrer-Salat, Molins o Cambra son asiduos del lugar.

Golf, el otro palo

Otro gran punto de encuentro de las élites, vinculado también a un deporte siempre relacionado con las clases altas, es el Real Club de Golf del Prat. Su nombre proviene de una de sus ubicaciones iniciales, en los alrededores del aeropuerto. Hablamos de uno de los clubes más importantes y prestigiosos de España, cuya historia se remonta a 1912, año en el que el conde de Churruca funda el Barcelona Golf Club, que más tarde pasaría a denominarse Golf Club de Pedralbes.

Foto: Imagen del Club de Golf de Vallromanes. (Twitter oficial del club)

Fue Alfonso XIII quien otorgaría el distintivo de 'real' al centro, lo que le dio la pátina necesaria para ser referente español. Los 45 hoyos actuales de este club, situado entre Sabadell y Terrassa, lo han convertido en uno de los mejores para practicar la disciplina. No es extraño, pues, que a lo largo de su historia haya organizado hasta 10 veces el Open de España (el último, en 2015). Aquí resuenan de nuevo los apellidos ilustres como los Güell, los Milà, Gracía-Nieto, Lopez de Lamadrid, Andic...

Césped cortado con mimo, pistas de hípica de sílice, tierra batida lustrosa para el tenis, camareros educados, solícitos... y niños jugando por doquier mientras sus padres charlan y hasta cierran negocios. El Club Puerta de Hierro no es el único centro de la élite social española. En Barcelona, así como en otros puntos de la geografía de nuestro país, la aristocracia financiera tiene sus lugares de referencia.

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