Iñaki Urdangarin, empeñado en ser "un ciudadano normal" tras la publicación de sus últimas fotos: habla su entorno
El exmarido de la infanta Cristina se había relajado tanto que la prensa le ha pillado en un descuido. Su obsesión por no ser fotografiado se ha convertido en un objetivo vital
Cuando el pasado invierno firmó su divorcio de la infanta Cristina y a las pocas semanas perdió el servicio de escolta, Iñaki Urdangarin tomó una decisión que había rumiado a conciencia durante meses, años acaso.
Quería desaparecer de la vida pública, no verse en ningún medio, ni en una fotografía, y en eso iba a empeñar sus esfuerzos. Sin trabajo, con ingresos -ayuda en parte de la infanta Cristina y otros por devoluciones de los juzgados del Caso Nóos-, el exduque de Palma tenía tiempo para pergeñar el plan que le llevaría a esfumarse. Y casi lo consigue.
Durante esta primavera lo hemos visto poco, casi nada, y este verano lo mismo. Por eso estaba relajado, demasiado quizá, si pensamos en sus esquemas. Así que los fotógrafos lo pillaron desprevenido, inconsciente de que era el objetivo, y despreocupado, pues, en actitud divertida y doméstica. Como si fuera “un ciudadano normal”, lo que pretende ser pese a quien pese. Y verse de nuevo en la portada de una revista, en este caso en la ‘Lecturas’ de este miércoles, en la que lo vemos con su madre y con Ainhoa Armentia, no ha sido de su agrado, nunca lo es.
Sin apoyo laboral
Porque además fue la misma revista la que publicó una de las exclusivas de la década, la que incluso abrió telediarios: Urdangarin pillado con otra mujer. Las imágenes provocaron que su matrimonio se rompiera y empezó entonces ese duro camino hacia el anonimato. Desde que ya no tiene escolta y puede moverse libremente y de manera menos farragosa, espera poder cambiar las cosas. “Sigue despertando interés mediático pero no tiene ningún apoyo profesional o laboral”, lamentan sus íntimos, que repiten a este medio que “ya es un ciudadano normal”.
En eso anda, aunque de vez en cuando, aunque le pese, aparezcan imágenes suyas. “Quiere desaparecer de la vida pública, ser un ciudadano normal y que la gente se olvide de él”. Tanto es así, insisten quienes le conocen en charla con Vanitatis, que ni siquiera va a visitar a su hijo Pablo a los partidos de balonmano. “No quiere aparecer en ninguna fotografía”, añaden. Eso ha motivado también la distancia física con la infanta Cristina, a quien no ve desde hace tiempo porque sabe que una fotografía con ella volvería a ponerle en el disparadero.
Encontronazo
La pasada primavera viajó a Barcelona y comió con un amigo en uno de los restaurantes habituales de la infanta Cristina, el Upper, cerca del hotel en el que se aloja la hermana de Felipe VI desde tiempos inmemoriales. También se alojaba allí Urdangarin. Cerca, además, viven los mejores amigos de doña Cristina, amigos en parte de Iñaki y anfitriones de Pablo en la capital catalana.
En aquella ocasión se topó con varios fotógrafos que le habían seguido el rastro y se formó una escena que sorprendió a los presentes. Un Urdangarin desmejorado, envejecido y extremadamente nervioso se encaró con los cámaras y les insistió en que era una persona anónima. Su encontronazo fue tal que Pablo Urdangarin, también presente, se disculpó después con los periodistas, a quienes pidió que entendieran que su padre no estaba bien, que sufría por la situación que le ha tocado vivir.
Pero los medios seguimos dando cuenta de sus pasos allá por donde va, es lógico, es un deportista olímpico, excuñado del Rey, exaristócrata que estuvo en prisión por delitos fiscales y que se divorció de la hija de los reyes eméritos tras una infidelidad pública. La historia tiene todo lo necesario para salir en todas las secciones de un periódico, desde política a deportes, y para llenar miles de artículos en esto del colorín, como así ha sido.
Ingreso sorpresa
Su amigo y abogado, Mario Pascual Vives, confirma que nuestro protagonista sigue sin tener suerte en el ámbito laboral. “Lamentablemente”, apostilla. “Una cosa es que no tenga trabajo, que así es, y otra que no tenga dinero”, señala Pascual Vives cuando se le pregunta. Vanitatis pudo saber en su momento que, contra todo pronóstico, Urdangarin sí tiene un fondo económico: ha cobrado de la Audiencia de Palma, recientemente, 33.199,22 euros.
Por eso y por su obsesión con ser un ciudadano normal, es decir, libre, siempre ha rechazado cualquier oferta laboral que comporte exposición pública. Incluso se le ofreció, hace ya más de un año, participar en un programa de televisión y también escribir sus memorias. Incluso ofrecer su versión de todo lo sucedido, algo que podría haberse traducido en un libro, en una serie o en un documental. Nada de eso atrajo al exduque. Todo lo contrario: le echó para atrás desde el primer momento y ni siquiera parte de su familia supo de estas ofertas porque ni se las planteó. Él sigue con sus esquemas: ser anónimo, por mucho que suponga esconderse para siempre.
Cuando el pasado invierno firmó su divorcio de la infanta Cristina y a las pocas semanas perdió el servicio de escolta, Iñaki Urdangarin tomó una decisión que había rumiado a conciencia durante meses, años acaso.
- Claire, la madre de Iñaki Urdangarin, una suegra cercana para Ainhoa Armentia Silvia Taulés
- ¿Estuvo Iñaki Urdangarin a punto de participar en un programa de televisión? La verdad, según su entorno Silvia Taulés
- Los cuatro hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin ya conocen a Ainhoa Armentia Silvia Taulés