Las vacaciones de Tamara Falcó e Íñigo Onieva en las Seychelles: villa privada de lujo y bocadillos de casa

Tamara Falcó e Íñigo Onieva han cambiado la romántica ciudad de París, donde celebraron hace menos de un mes su aniversario de bodas, por las paradisíacas playas de las islas Seychelles. A través de sus redes sociales, los marqueses de Griñón han compartido cada detalle de esta aventura que les tiene de lo más emocionados.

El inicio de este viaje no estuvo exento de sobresaltos. Un pequeño olvido casi les cuesta la posibilidad de embarcar, según compartió la hija de Isabel Preysler. “En el último momento, hemos tenido que pedir a alguien de casa que nos trajera una bolsa que se me había olvidado, y entonces hemos llegado corriendo, literal, al avión”, confesaba aliviada de haber llegado a tiempo para disfrutar de su plan.

No les hizo falta subir al avión para disfrutar de las comodidades de la primera clase: un coche privado les acercó por la pista de aterrizaje hasta las escaleras para subir. Una vez dentro, la pareja se encontró con el bar de abordo donde pudieron pedir champán. También se evitaron pasar más de 13 horas que dura el vuelo en un asiento, cada uno contaba con una cama individual.

En medio de todo este lujo, Onieva sorprendió a sus seguidores mostrando una faceta más sencilla y hogareña. Con una sonrisa cómplice, el empresario sacó una bolsa de plástico y reveló con orgullo el contenido: unos sándwiches de jamón serrano preparados por él mismo.

“He hecho unos bocadillos”, comentó a la cámara tras la que se escondía Falcó riéndose. Uno tras otro sacó hasta ocho: dos para ella y seis para él. Pero no era un tentempié cualquiera, sino una auténtica delicatessen. “Esto es pan de cristal, jamoncito de Cinco Jotas, tumaca, aceite marqués de Griñón y sal”, describió Onieva.

Al llegar a las Seychelles esta mañana de viernes, el lujo ha continuado. Tras el largo vuelo, la pareja fue recibida en el aeropuerto por un helicóptero privado que los trasladó directamente a su alojamiento: el exclusivo Raffles Seychelles.

Este resort, ubicado en la costa norte de Praslin —la segunda isla más grande del archipiélago—, es un refugio tropical perfecto para aquellos que buscan una escapada romántica y aventurera. El complejo es conocido por su compromiso con la sostenibilidad y ofrece una experiencia inigualable en un entorno natural de ensueño.

El Raffles Seychelles se ha ganado su reputación como "especialistas del romance". La cadena hotelera promete ofrecer momentos inolvidables para las parejas, con paseos al atardecer y baños adornados con pétalos de flores. Pero las actividades no se limitan al descanso y la relajación.

Las actividades acuáticas están muy presentes. Los visitantes pueden bucear en las aguas cristalinas o pescar en alta mar. Además de conocer a las gigantescas tortugas de Aldabra, una de las joyas naturales del archipiélago.

Pero también ofrecen experiencias para conectar con las raíces de la cultura de la isla. Algunas de estas son las clases de cocina criolla y las visitas al misterioso Vallée de Mai, el pulmón de Praslin y donde se encuentran las famosas palmeras de coco de mer.

Las villas privadas en las que se alojan Tamara e Íñigo ofrecen todo lo necesario para una estancia perfecta: piscina privada, mayordomo disponible las 24 horas y un ambiente que combina privacidad y exclusividad. Estas exclusivas casas tienen un precio que ronda los 2.000 euros por noche, incluyendo el desayuno. Ningún lujo es poco para esta pareja.