Pilar Torres, Bea en ‘Verano azul’: parentesco con Rocío Dúrcal y huida de la popularidad
La inolvidable protagonista de 'Verano Azul' ha sido la que más se ha alejado de la fama de todo el elenco. Repasamos su vida
“Que sé lo que te pasa, que estás con el periódico”. Eso le decía Tito, en uno de los capítulos más emocionantes de ‘Verano azul’, a su hermana Bea cuando descubría, entre el humor y la inocencia infantil, lo que significaba para ella ‘convertirse en mujer’ y tener el periodo. ‘Beatriz mon amour’ era un episodio protagonizado por la adolescente y su despertar sexual; una hora dedicada a explorar su interés afectivo por un chico al que odiaba el resto de la pandilla. El resultado fue premiado en el Festival de Televisión de Bulgaria. Adornado por la música de viento de Carmelo Bernaola, ese capítulo se convirtió en uno de los más emblemáticos de la ficción de Antonio Mercero, muchas veces repuesta en estas fechas por Televisión Española.
Más de un año de rodaje en 16 mm (el 'hermano pequeño' del formato cinematográfico de 35 mm.), con exteriores y localizaciones en una Nerja que acogió encantada a los chicos, al Chanquete de Ferrandis o a la Julia de María Garralón, dieron para mucho. Pilar Torres, que encarnaba a este personaje, tenía 18 y 19 cuando se rodó ‘Verano azul’. También fue una de las que vivió la experiencia más intensa.
Durante el rodaje, la actriz convertida hoy en enfermera (como su hermana Cristina, que en la serie encarna a Desi) se enamoró del cámara Carlos de las Heras, hermano de Rocío Dúrcal. Si en la serie unos eran partidarios de que Bea se quedase con Pancho y otros preferían al rubio Javi, en la vida real Pilar vivía un romance con el operador jefe de ‘Verano azul’. Aquel amor, el verdadero de la serie, el que no trascendió, fue como una delicada criatura que todo el equipo protegió durante los largos meses en los que se calzaron la ropa de verano aunque no lo fuese; aquellos días entre el Balcón de Europa nerjeño o aquella pequeña (y casi inaccesible) playa de Maro en la que rodaban los niños siempre que estaban lejos de sus padres.
Torres se quedó embarazada de De las Heras y, meses más tarde, cuando la serie se convertía en un fenómeno sociológico, incluso llegó a posar para una revista con su pequeño Adrián. Ese fue el nombre que le puso a su hijo, que para ella significó una especie de recuerdo vivo de todo lo que le pasó en Nerja. La joven contaba entonces que el bebé era el mejor regalo que le había dado la serie, que pretendía seguir trabajando como actriz y que contaba con su madre y su hermana para compaginar esa labor con la de madre. “No va a ser fácil, desde luego, pero cuento con la colaboración de mi madre y de mi hermana, que ya están preparadas para echarme una mano para cuidar a este pequeño diablillo”, declaró. Contaba que el bebé ya había aprendido a decir papá y que ella se enfrentaba a una nueva vida. En esos años, y siendo aún muy joven, tuvo que conciliar la popularidad con la maternidad.
Su hermana Cristina, con un currículum más extenso ante las cámaras gracias a series como ‘Fortunata y Jacinta’, también posó junto a ella en otro reportaje. En ese escrito, ‘Desi’ se quejaba, por ejemplo, de la escasa remuneración económica que había supuesto aquel éxito. Pese a lo que se pueda pensar, los integrantes de ‘Verano azul’ no se hicieron precisamente ricos. “Yo creo que más bien nos pagaron menos de lo normal. Pero, en fin, lo importante es que la serie nos sirva para que algún productor se acuerde de nosotras y nos llame”, contaba la inolvidable Desi. Durante el rodaje de la serie, ambas vivieron en un apartamento con su madre pero, aún así, pudieron forjar amistades y relacionarse con el resto del equipo.
Cuatro décadas más tarde, las hermanas Torres ejercen como auxiliares de enfermería en el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla. Su día a día es muy distinto al de ‘Verano azul’. Cristina ha sido la más dispuesta a ofrecer entrevistas o dejarse ver en los contínuos recordatorios de la serie. Pilar, que después fue madre de otro hijo, Manuel, con una nueva pareja, ha sido algo más reacia. Sí se la pudo ver, por ejemplo, en la reunión que se hizo en Nerja con motivo del vigésimo aniversario de la ficción. A aquel evento también acudió el hoy desaparecido Mercero. Faltaba, eso sí, un Antonio Ferrandis que había fallecido el año anterior. Un rastreo por los vídeos de aquel día en YouTube basta para comprobar que ‘Bea’ no fue una de las más elocuentes a la hora de hablar con la prensa.
Aquel día se inauguró el desangelado parque ‘Verano azul’, un lugar a las afueras de Nerja en el que se instaló una réplica del barco, el mismo barco ‘decorado’ que el Ayuntamiento de Nerja no había querido quedarse en su día, tras el rodaje. Pilar sí fue amable, pero algo más comedida en sus palabras que el resto de compañeros como Juanjo Artero, que sigue dedicándose al mundo del espectáculo, o Miguel Joven, que incluso organiza rutas por las localizaciones de la serie en la localidad malagueña. Lo mismo ocurrió cuando, en octubre de 2011, se celebraron los 30 años de la creación de Mercero.
Según cuentan a este medio fuentes cercanas al equipo de la serie, Torres quiso iniciar una nueva vida lejos de la popularidad, que le acabó haciendo más mal que bien. Tras separarse de Carlos de las Heras, se distanció de casi todo lo que significó ‘Verano azul’ por voluntad propia. Poco después del éxito de la serie (la primera reposición de la misma tuvo lugar en el verano del 82, meses después de la muerte de Chanquete, del ‘final del verano’ y del final de la serie), la joven volvió a ponerse delante de las cámaras. Tal y como revela IMDB, participó en un capítulo de la serie ‘La comedia’. Ese fue su adiós definitivo al mundo del espectáculo. Desde entonces, su trabajo se ha centrado en el hospital y en el cuidado de su familia. La televisión o los sueños de actriz se quedaron en una cada vez más lejana adolescencia.
La prensa ha respetado su anonimato y hoy día, con unos medios cuya agresividad a la hora de meterse en vidas ajenas va decreciendo, los chicos y chicas de ‘Verano azul’ son entes adorados por varias generaciones. También Pilar Torres, pese a ser la que mayor distancia ha puesto entre esa vida y la que vino después. Ya lo dijeron los chicos al final de ‘Beatriz mon amour’: “Que ni el viento la toque, porque tiene pena de muerte el viento si la toca”.
“Que sé lo que te pasa, que estás con el periódico”. Eso le decía Tito, en uno de los capítulos más emocionantes de ‘Verano azul’, a su hermana Bea cuando descubría, entre el humor y la inocencia infantil, lo que significaba para ella ‘convertirse en mujer’ y tener el periodo. ‘Beatriz mon amour’ era un episodio protagonizado por la adolescente y su despertar sexual; una hora dedicada a explorar su interés afectivo por un chico al que odiaba el resto de la pandilla. El resultado fue premiado en el Festival de Televisión de Bulgaria. Adornado por la música de viento de Carmelo Bernaola, ese capítulo se convirtió en uno de los más emblemáticos de la ficción de Antonio Mercero, muchas veces repuesta en estas fechas por Televisión Española.