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Carlos Quílez, el rey de la crónica negra en televisión: "Hay que bajar a las cloacas para hallar la verdadera condición humana"
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ESTRENA 'CASO' EN LA SEXTA

Carlos Quílez, el rey de la crónica negra en televisión: "Hay que bajar a las cloacas para hallar la verdadera condición humana"

El periodista y escritor nos cuenta cómo ha vivido este último proyecto y cuál es el origen de su pasión por todo lo relacionado con el crimen en la prensa

Foto: El periodista y escritor en uno de sus proyectos televisivos. (EFE)
El periodista y escritor en uno de sus proyectos televisivos. (EFE)

Pasito a pasito, Carlos Quílez se ha convertido en un imprescindible de la crónica negra en la pequeña pantalla. A sus 57 años, ha trabajado en importantes emisoras de nuestro país y hoy por hoy coordina los sucesos en el grupo Atresmedia, además de escribir en dos periódicos digitales. También es de sobra conocida su faceta como escritor.

Apasionado de los sucesos, en los que ve el romanticismo perdido, la veracidad del periodismo de antaño, Quílez es un hombre concienzudo, ágil en las respuestas y con una oratoria que volverá a conquistar a los espectadores a partir de este miércoles por la noche, cuando se estrene 'Caso', una serie documental 'true crime' en la que cuenta con la ayuda de Cruz Morcillo y Bea Osa, dos compañeras de las que no se olvida a lo largo de esta entrevista con Vanitatis. "Menciónalas, por favor. Sin ellas no sería posible", nos dice. En la entrevista nos habla del origen de su pasión por los sucesos desde la infancia, de su visión del periodismo y de la justificación (o no justificación) de los monstruos que revelan lo más oscuro del género humano.

Una pregunta obvia pero, ¿estás nervioso ante el estreno de 'Caso'?

Yo te diría que hay mariposas en el estómago desde que empezamos con este proyecto. Porque además, desde el minuto uno tenemos la sensación de que estamos ante un proyecto bonito, artesanal y minucioso.

placeholder Foto promocional de 'Caso'. (Atresmedia)
Foto promocional de 'Caso'. (Atresmedia)

En España la crónica de sucesos está muy vinculada a la palabra caso. Había un periódico mítico y se hizo una serie también. No sé si eso lo tuvisteis en cuenta o no...

La palabra caso, como tú dices, es muy evocadora. Hemos jugado con eso. Una historia es un caso, ¿no? Yo, que ya tengo una edad, aún recuerdo cuando iba a comprar ese periódico y cuando mi padre me lo encargaba y demás, cuando veía aquellas fotos tremendas. Recuerdo aquellos titulares de color salmón y el formato en blanco y negro. ¿Y qué ocurre con respecto a nuestra serie? Pues la verdad es que podríamos estar en la versión 2024 de 'El caso' de 1960... palabra naturalmente evocadora. Pero no lo sé.

Hemos visto algunas imágenes de lo que habéis hecho y a mí me recuerda mucho a la televisión de Estados Unidos. ¿Crees que se ha explotado la crónica de sucesos periodísticamente en España o que todavía falta por hacer?

Yo diferenciaría lo que es la crónica de sucesos de la negra. Yo creo que la crónica de sucesos en España tiene una extraordinaria buena salud y procede de unos de un manantial de viejos maestros. José Martí Gómez, el propio Juan Madrid, Javier Vinatero, Todas estas, estos periodistas de sucesos, eh, que le dieron el relevo a gente como Jesús Duda o Santiago Tarín... Y luego han tomado el relevo periodistas como como Cruz Morcillo, yo mismo ...

En términos de calidad, la estética de la serie se nos puede llevar, como dices, al estilo norteamericano por la estética inicial, las promociones, las fotografías, un poco en la puesta de largo. Yo creo que es muy cinematográfica. La gente de la calle de la gente reclama este tipo de historias.

placeholder Quílez en una imagen de archivo. (EFE)
Quílez en una imagen de archivo. (EFE)

¿Y por qué crees que siguen gustando?

Yo tengo mi propia teoría. Por alguna extraña razón de orden psicológico, seguramente quieres barajar la posibilidad de encontrarte con uno de esos monstruos que la propia sociedad fabrica y la propia condición humana fabrica. Y no en la ficción del cine o en la ficción de una novela, sino en la panaderías, en el taller, en el garaje de casa... Porque esos tipos existen. Y solamente el hecho de poner sobre la mesa, como una verdad empírica objetiva, que eso de lo que estamos hablando ha pasado de verdad y ha pasado en un pueblo como el suyo. Si le ha pasado una hija como la suya, si ha pasado en una época como la que usted está viviendo... Por alguna extraña razón que yo no puedo acotar, todo eso seduce.

Además hay muchos ejemplos. Incluso hay asesinos que tienen club de fans...

Me gusta repetir, por ejemplo, que en Nueva York, en estos momentos, continúa vigente y a pleno funcionamiento el club de fans de Ted Patrick, un asesino en serie. En Valencia también hay uno de Antonio Anglés, o lo había hasta hace no demasiado. Y tú dices 'bueno, ¿cómo es posible?' Cómo es posible que funcionarios y funcionarias de prisiones, educadores y educadoras de prisiones acaben enamorándose de personajes tan, tan tremendos y casándose con ellos... Pues ocurre.

Y esa fascinación funciona en televisión...

Si están hechos con mucho rigor, con mucho periodismo y con mucha artesanía televisiva, esa mezcla del periodismo puro y riguroso llevado al extremo de contrastación de fuentes, de verificación de datos, de consultas de sumarios, con la con el arrope y el envoltorio de de una estética televisiva muy sutil, muy cuidada, muy adecuada y muy poco estridente, nada casual, funciona. Todo esto está en 'Caso'. Las músicas tienen un sentido. También las imágenes, el ritmo, el guion... todo está perfectamente ensamblado. Ese trabajo de artesanía respecto a un producto periodístico de primera calidad es lo que yo quiero destacar de este programa.

placeholder El periodista y escritor catalán Carlos Quílez durante la presentación de su libro 'Condenados relatos. Mas mala vida'. (EFE)
El periodista y escritor catalán Carlos Quílez durante la presentación de su libro 'Condenados relatos. Mas mala vida'. (EFE)

Lo hace con el 'true crime' en la ficción es que se psicoanaliza al monstruo. Siempre hay como una especie de antecedentes para explicar su comportamiento. No sé si vosotros intentáis eso también, intentar llegar al fondo, a la humanidad del monstruo...

Es que es nuestra obligación. El hurgar, el meter el bisturí, el cerrar la membrana y ver lo que hay dentro. Sí, es nuestra obligación. Si el periodista se queda fuera, se queda en la superficie... No hay que entrar nunca para justificar, pero sí para comprender. Yo en mi trabajo, en estos 35 años de periodismo, de crónica negra, he hablado con asesinos en busca y captura, con violadores, he hecho libros de todo crimen, de violadores en serie, he encontrado con personajes de toda la calaña más repudiable... No justifico en absoluto nada lo que han hecho, por supuesto. Es más, celebro en la medida que han tenido juicios garantistas y juicios democráticos y justos. Celebro las condenas en algunos casos brutales que han recibido estos monstruos que yo he conocido. Pero necesariamente tengo que pararme a mirarles a los ojos y tengo que comprenderlos, porque si no, no lo voy a poder explicar sin prejuicios, sabiendo perfectamente que es injustificable lo que han hecho y que la condena que han recibido es la que se merecen. Hay que bajar a las cloacas, que es donde está la verdadera condición humana. Hay que bajar las cloacas aunque te muerdan las ratas.

Centrándonos en ti, ¿de dónde te viene esta pasión? Te lo deben haber preguntado mil veces

Ya tengo una edad, tengo 57 años y soy de la época que salía un periódico vespertino y otro matutino. Es decir, había un periódico que salía por la mañana y el mismo periódico salía por la tarde, después de la segunda edición. Y yo era un lector compulsivo del periódico 'El caso'. También de esas novelitas que valían cinco pesetas, que se ponían en los quioscos, tanto del Oeste como de terror. Me acuerdo las novelas de Alexis Barclay, por ejemplo. Por tanto, es un mundo que siempre me ha me ha gustado y con el paso del tiempo, cuando yo entré en el periodismo, descubrí enseguida que el verdadero periodismo, o más que el verdadero, el periodismo más auténtico, reside fundamentalmente en el conflicto social. ¿Por qué? Porque el crimen es espontáneo; porque la maldad del ser humano es insólita. Y aparece sin programación previa, sin previsión. No existe. Si queda algún vestigio de periodismo romántico en este país, este no se encuentra en el Congreso de los Diputados ni en los gabinetes de prensa de ninguna entidad pública o privada. Se encuentra en la calle, en la condición humana y en la crónica de sucesos.

¿Tu familia nunca vio extraña esta afición?

No era muy común, pero hace 25 años éramos más excepcionales y más raros los que nos dedicamos a esto. Mi madre me decía, cuando empecé, que por qué tenía que dedicarme a esto de los crímenes, de la sangre, de los tiros y tal. '¿Por qué no hablas con tu jefe y que te cambie de sección?' Yo le contesté: 'Mamá, ¿de verdad tú crees que la gente de la política es buena gente?' La crónica de sucesos curte y alecciona. Yo creo que es periodismo verdadero. Diría que hasta romántico. El romanticismo de verdad reside para mí en los recodos de la crónica de sucesos.

Pasito a pasito, Carlos Quílez se ha convertido en un imprescindible de la crónica negra en la pequeña pantalla. A sus 57 años, ha trabajado en importantes emisoras de nuestro país y hoy por hoy coordina los sucesos en el grupo Atresmedia, además de escribir en dos periódicos digitales. También es de sobra conocida su faceta como escritor.

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