Milena Smit desvela en 'La Revuelta' las críticas que recibía por su aspecto físico

Milena Smit y Hovik Keuchkerian han acudido a ‘La Revuelta’ con motivo de la promoción de ‘El Hoyo 2’, la secuela de la producción española ‘El Hoyo’, dirigida también por el bilbaíno Galder Gaztelu-Urrutia. Según contaba la propia Milena en el programa de Televisión Española, el film que se acaba de estrenar se ha convertido en la cuarta película más vista en la historia de Netflix.

Los invitados, que se han mostrado muy cómodos durante la entrevista con David Broncano, no han dudado en confesar algunos de los problemas con los que han convivido a lo largo de los años.

Sentada en el sofá del plató, Milena Smit replicaba ciertos comentarios relacionados con su aspecto físico y a los que había tenido que hacer frente: “Toda la vida me han dicho: ‘¡Un saco de huesos!’, ‘¡Te hace falta un cocido!’. Y yo: ‘Chico, ¿me podéis dejar en paz? ¿Alguien os ha preguntado?’”. Broncano, por su parte, coincidía con la actriz de 28 años: “Cuando la gente te dice comentarios sobre el aspecto físico, nunca viene de que tú digas: ‘¿Cómo me ves?’”.

Sin embargo, Smit daba un paso más allá y mencionaba al familiar que no dudaba en "liársela” a ella y a su hermana: su abuela. “Una vez, a mi hermana le cortó el flequillo, a mi hermana no le gustó, y mi abuela se paseó por toda la casa persiguiendo a mi hermana, que lloraba, con una sartén para darle un sartenazo en la cabeza”, narraba con comicidad la alicantina, ante el asombro del público, y explicaba que “eran otros tiempos”.

La actriz confesaba que no se había realizado ninguna operación estética, pero sí que se había hecho era un láser para eliminar la rosácea de la piel del rostro. No obstante, también ha tenido que someterse recientemente a una cirugía para corregir una pronunciada escoliosis que le afectaba a siete de sus vértebras.

En cuanto a la salud mental, Smit afirmó hace unos años para la revista ‘¡Hola!’, que estaba bastante concienciada debido a un ataque de pánico que sufrió con anterioridad. “Afortunadamente, cada vez se habla con mayor normalidad, aunque aún quede mucho por hacer. Creo que tenemos la obligación de aprovechar nuestra posición pública y ese altavoz que nos otorga la popularidad para vincularnos a causas sociales y apoyarlas con nuestro discurso”, manifestó.