La herencia inmobiliaria de Mayra Gómez Kemp en el centro de Madrid

Dos pisos y su correspondiente garaje. Esas son las propiedades de Mayra Gómez Kemp en España, en el momento de su fallecimiento. El piso principal, situado en el centro de Madrid, era su vivienda, un dúplex de más de 150 metros cuadrados con su propia terraza, una joyita en la que residía la presentadora y donde falleció este domingo.

Querida y respetada por todos, Gómez Kemp había sufrido una caída hace pocos días, justo cuando tenía que viajar a Mijas para presentar un espectáculo. No pudo ser. Al vivir sola en casa, tras la caída quedó tendida en el suelo casi 20 horas sin ser atendida. Ella misma lo recordaba hace poco con pesar y dolor en una charla con Paloma Barrientos en este medio. Porque todo indica que fue un accidente del que no se recuperó. Este domingo fallecía en el mismo domicilio en el que vivió sus últimos años, su única herencia.

Nacida en La Habana en 1948, la presentadora se mudó a España con 12 años y aquí creó su vida, sus recuerdos. Nunca fue madre y tiene dos hijastras, Viviana y Roxana, que viven en Buenos Aires. Fueron ellas quienes dieron la voz de alarma al no conseguir contactar con Mayra desde el pasado martes. Son hijas del actor argentino Alberto Berco, el gran amor de su vida, con quien mantuvo una relación de más de 47 años.

Hasta que Berco falleció, en 2021 en plena ola de Covid, a los 91 años, al sufrir un paro cardíaco. Ella misma relataba en todas las entrevistas que no podía ni superar ni aceptar la muerte de su gran amor.

Una empresa extinguida

Años antes de quedarse viuda, la presentadora liquidó la única empresa que había tenido, Bermay SL, un nombre que hace clara alusión al apellido de él y al nombre de ella. Se había constituido en 1990 y su sede social estaba en el piso del matrimonio. Se dedicaba a actividades profesionales, científicas y técnicas, y contaba con un capital social de 3.000 euros y un patrimonio muy modesto: 54.768 euros. Cuando la liquidaron, hacía ya tiempo que no mostraba actividad.

TE PUEDE INTERESAR

Así fue la historia de amor de Mayra Gómez Kemp y su marido, Alberto Berco

Sandra Gonzálvez

Desde que falleció su marido, Mayra tenía una vida más monótona: pasó de viajar continuamente a Argentina y Miami, donde el matrimonio tenía familia y amigos, a pasar más tiempo en la capital española. Vivía, decíamos, en su famosa casa del centro de Madrid, un dúplex, decíamos, con tres habitaciones, vestidor, dos baños, salón, cocina, office y aseo, además de la gran terraza. Una bonita vivienda en la que de jóvenes solían recibir a numerosas caras conocidas.

Para los invitados

En el mismo lugar tenían otra propiedad, un apartamento anexo a la gran casa del centro. Se trata de un piso de 50 metros cuadrados con cuarto de estar, un dormitorio, un baño completo y cocina independiente. El matrimonio lo adquirió en 1987.

TE PUEDE INTERESAR

Mayra Gómez Kemp, exilio, patacones y mojitos con el hombre de su vida

Paloma Barrientos

Podría tratarse de una casa para los invitados, sobre todo si tenemos en cuenta que las dos hijas de Alberto vivían en el extranjero y visitaban a la pareja de vez en cuando. Eran unos grandes anfitriones, algo que ha recordado Paloma Barrientos en sus crónicas de despedida de la presentadora, y organizaban fiestas en su casa para amigos y conocidos en los que bullía la vida y el cariño.

Caída fatal

La muerte de Mayra Gómez Kemp ha sido un golpe para los suyos. La citada caída que sufrió hace unos días resultó ser fatal. No se había roto nada, pero dijo estar muy cansada después del aparatoso accidente. Estuvo todo ese tiempo sintiendo angustia y dolor hasta que finalmente llegaron los servicios de emergencias y fue trasladada al hospital: “Estoy bien pero muy cansada, me resbalé, me caí y me pasé 18 horas en el suelo”.

TE PUEDE INTERESAR

Mayra Gómez Kemp, tras ser ingresada en el hospital: "Pasé 18 horas tirada en el suelo"

Mercedes Pedreño

Siempre positiva y alegre, reconocía a los medios lo mal que lo había pasado: “Hasta que no entraron los bomberos no me pude levantar. Fue tremendo, fue una noche toledana, todas esas horas en el suelo. Una vecina fue a llamarme y al ver que no contestaba, saltó la puerta y dio la voz de alarma”, contó. “Gracias a Dios estaba inconsciente, estaba sin fuerza, no me podía levantar. Estoy mejor pero todavía me falta mucho por descansar. Estoy agotada”, lamentaba.