Ana María Lajusticia, la reina del magnesio y sus trágicos secretos: un accidente, un suicidio y un secuestro
Perdió a un hijo en un accidente de tráfico. Tras una dura pelea entre hermanos, una de sus hijas se suicidó. Su sobrina era la farmacéutica de Olot secuestrada en los 80
Ana María Lajusticia superó cientos de dramas personales con tesón y mucho trabajo. Fallecida este jueves a los 100 años, la reina del magnesio mantenía su actividad laboral todo lo que podía. Incluso al final de sus días. Y eso lo hacía pese al dolor personal que arrastraba desde hacía años.
Su vida estuvo marcada por las tragedias y hace tan solo unos años perdía a uno de sus seis hijos, Conxita, quien se quitó la vida tras un episodio familiar muy duro. Otro de sus hijos había muerto años antes, en un accidente de tráfico. Y hasta su sobrina, Mariàngels Feliu, fue noticia hace décadas cuando fue secuestrada. La famosa farmacéutica de Olot, ¿recuerdan? Era familia de Lajusticia, sobrina de su exmarido, Manel Feliu.
Todas estas trágicas historias se remontan en el tiempo. Empecemos con la más dura, la de Conxita, que decidió suicidarse en 2019. La mujer se había ido a vivir a una casa familiar en 2012 con su padre, que había sufrido un ictus. La casa, Can Cendra, estaba en Bescanó, en Girona. Conxita apareció muerta dentro de su coche rodeado de bombonas de butano.
El drama de Conxita
Su situación era límite y el día antes de fallecer, había recibido la notificación de que debía abandonar la casa familiar en la que residía. Su hermano Manel había comprado la casa hacía años porque Conxita tenía deudas y tras ofrecerle varias compensaciones y hasta un piso, ella decidió quedarse en la vivienda familiar sin hacerse cargo de los gastos. Así que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña dictó la orden de desahucio. Manel había intentado pagar a su hermana para que abandonara la propiedad, pero las cantidades eran "demasiado poco para la Conxita de Can Cendra", decía ella a sus vecinos.
La casa era una herencia familiar con complejidades. Porque Conxita se había arruinado años antes, decíamos, cuando montó el restaurante Can Batlle de Quart, un negocio que no funcionó y la dejó enterrada en deudas. Entonces ya vivía con su padre en la casa, cuya propiedad estaba dividida entre el padre y los cinco hermanos.
Su parte fue embargada y ella aseguró en su momento que su padre le había legado toda la propiedad al morir. Una casa que también le embargaron por las deudas. Así que se lo vendió a su antiguo socio, con el que se había arruinado, y este a su vez lo vendió a sus hermanos. El pueblo de L’Estanyol, perteneciente al municipio de Bescanó, tiene unos 100 habitantes, y todos conocían a Conxita. Antes de morir, mandó un WhatsApp al grupo de vecinos en el que escribió: "Solo me queda despedirme y deciros que ha sido un placer convivir con todos vosotros. ¡Mucha suerte y felicidad para todos!".
Familia poderosa
Casa Cendra es una masía típica de la zona de Girona, construida en 1601. Propiedad de la familia Feliu desde hacía décadas, fue el padre de la familia quien decidió mudarse al lugar en los 70, cuando el matrimonio Feliu Lajusticia se separó. Manel vendió la gran casa que tenía en otro pueblo, Anglès, una residencia restaurada en el siglo XIX y que terminó siendo la sede del Ayuntamiento de la localidad.
Como vemos, los Feliu son una saga pudiente en las comarcas de Girona, una familia que ha vivido trágicos sucesos. El más famoso, el del secuestro de la prima de Conxita, Mariángels Feliu, la conocida como la farmacéutica de Olot. En 1992, todos vivíamos pendientes de esta mujer que fue secuestrada al salir de su establecimiento y que permaneció retenida durante 492 días (el secuestro más largo en la historia de España sin móvil terrorista). Su prima Conxita siempre estuvo activa para encontrar a Mariángels en contra de muchas teorías que la daban por muerta.
Seis hijos
Ana María y Manel tuvieron seis hijos. Uno falleció en un accidente de tráfico, y Conxita, la segunda, se suicidó. La mayor es Luisa, que vive en Anglès, y el tercero es Manel, que vive en Barcelona, en el barrio de Pedralbes. Le sigue Begoña, que vive también en la zona alta de Barcelona, y la más pequeña, Marta, vive en Girona. La relación de Ana María Lajusticia con su hijo Manel siempre fue muy estrecha y ella contaba hace unos años que se podía morir tranquila porque ya tenía relevo en su imperio.
Hablaba de su nieta, Lara, quien es ahora embajadora global de la marca de su abuela. La joven estudió en uno de los mejores colegios internacionales de Barcelona, se graduó en turismo por la Universidad de Girona, y poco a poco vio que su futuro estaba en la empresa familiar, así que empezó a estudiar nutrición y marketing y Management Digital. Desde 2013 es una de las directivas del negocio de su abuela.
La propia Ana María lo contaba a quien esto escribe hace unos años en una entrevista: “uno de mis cuatro nietos (dos chicos y dos chicas) estudia nutrición en la universidad y quiere tomar el testigo de su abuela. Le tengo que contar que no todo lo que le explican en la universidad es como dicen que es. ¡Le enseñan muchas tonterías!", bromeaba.
Y como su abuela, Lara recomienda el magnesio como suplemento vital en todas las etapas de la vida. En especial durante la menopausia, porque, dice, ayuda a reducir la osteoporosis. Su legado queda vivo tanto en su familia como en su empresa. A pesar de las tragedias.
Ana María Lajusticia superó cientos de dramas personales con tesón y mucho trabajo. Fallecida este jueves a los 100 años, la reina del magnesio mantenía su actividad laboral todo lo que podía. Incluso al final de sus días. Y eso lo hacía pese al dolor personal que arrastraba desde hacía años.
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