Aitana sigue ayudando en la sombra a los afectados por la DANA en Valencia: el motivo de su visita sorpresa a Torrent
La cantante lleva días apoyando a las víctimas del temporal con donaciones anónimas y el 7 de noviembre quiso acudir en persona para ver la devastación en la localidad valenciana
“Empezó todo lluvioso, pero como un día normal”, así inicia Ana, fundadora del refugio Minipow en Torrent, el relato en redes de cómo vivió el 29 de octubre cuando la crecida del barranco de l’Horteta (que más tarde desemboca en el del Poyo) inundó su casa. La devastadora DANA que arrasó Valencia hace casi 15 días dejó una marca imborrable en varias localidades, donde muchos hogares y pequeños negocios quedaron destruidos. Entre los más golpeados se encuentra el santuario que dirige la joven junto a su pareja, una casa humilde, pero llena de vida donde han rescatado y cuidado durante años a pequeños animales en situación de abandono o peligro hasta que vieron el agua llevarse en cuestión de minutos todo el esfuerzo y sacrificio. Lo que no se esperaba era la visita de la cantante Aitana para apoyar su proyecto.
La tragedia tocó muchas puertas y, entre quienes decidieron ayudar desde el anonimato, se encuentra Aitana Ocaña. La extriunfita, conocida por su discreción en cuanto a su vida personal, ha apoyado a los afectados con una generosidad que pocos conocían, enviando materiales y apoyando causas locales. A pesar de que la artista ha querido mantener su implicación en la sombra, Vanitatis ha podido saber que la catalana se desplazó hasta la urbanización de El Pantano, en Torrent, donde se encuentra el refugio de Ana.
El 7 de noviembre, Aitana viajó discretamente hasta esta colonia valenciana, devastada por las lluvias y completamente sumergida en tareas de reconstrucción. Según vecinos del lugar, la cantante acudió para ofrecer su apoyo a Ana y Rubén, y grabó contenido para sus redes con el fin de dar visibilidad a este espacio que acoge a más de 50 cobayas, conejos y otros pequeños animales. Su intención es movilizar a sus seguidores y ayudar a recaudar fondos y materiales que les permitan volver a levantar el hogar de estos pequeños rescatados.
No es la única muestra de solidaridad de la intérprete de ‘Las babys’. Un vecino de Catarroja reveló hace unos días que ha estado en contacto directo para enviar bienes y coordinar ayudas donde más se necesitaba. De hecho, ha intentado contactar con Decathlon para conseguir botas de agua que tanto se necesitan en las zonas afectadas. Este mismo hombre colgaba un vídeo dándole las gracias a la joven por acercarse hasta su ciudad para mancharse con el barro y pasarse, junto a unas amigas, toda la mañana "dando palazos". No solo ha aportado económicamente o con su influencia, sino que incluso ha movilizado a familiares, como su primo, propietario de una empresa de reformas, que llegará en los próximos días a colaborar con su equipo para volver a levantar algunas de las casas derrumbadas.
Ana, volcada en su propia reconstrucción, no ha dado detalles de la visita, pues toda su energía está dedicada a volver a darles una vida digna a sus animales tras la tragedia. La planta baja de su casa, que albergaba el refugio, está completamente destruida. Junto a Rubén, ha comenzado a rehacer los habitáculos, reinstalar las luces y recuperar lo perdido, como ha contado en redes. Vanitatis ha intentado ponerse en contacto con ellos, pero ha sido imposible.
El infierno que vivieron Ana y Rubén
“Aún no tengo cuerpo para revivir todo lo que pasó ese día”, confiesa Ana en un post de Instagram. Ella siempre limpia a los animales que tienen rescatados por la mañana, pero ese día, todavía no sabe por qué, decidió esperar a las 17.00 horas para hacer tiempo mientras Rubén volvía de trabajar. “Este fue el punto de inflexión y lo que hizo que pudiera salvar a todos mis pequeños”, asegura en un vídeo que subió a su perfil.
Una hora más tarde escuchó barullo en la calle. Eran sus vecinos que estaban viendo como el barranco crecía sin control e incluso se llevaba un coche. En los dos minutos que tardó en entrar en casa para coger el móvil y avisar a su pareja, la fuerza del agua se había llevado por delante el muro de una casa cercana. Fue entonces cuando el miedo se apoderó de ella: “Estaba sola a cargo de 55 animales”. Al otro lado de la línea, Rubén la tranquilizaba.
“Empecé a montar transportines, a sacarlos de todos lados y a meter uno por uno a todos los pequeños, comenzando de abajo arriba: primero los conejos, luego los cobayas…”, explica. Cargada con dos animales a la vez, empezó a subirlos a la casa en viajes continuos hasta que el agua entró de golpe. “Casi no me dejó salir. Todo se caía encima de mí”, relata. En medio del caos, tuvo que tomar una decisión dolorosa: “Me dejé a las chinchillas porque no sabía si iban a poder entrar a ayudarme, y tenía que seguir subiendo con los demás”.
Quince minutos después, sus suegros y su pareja llegaron justo a tiempo: “Fue nuestra gran suerte, porque apenas cruzaron, el puente se rompió”. Rubén entró a rescatar los que quedaban en un refugio que ya estaba inundado. Salieron a través del campo, en plena oscuridad hasta la entrada de la urbanización, pero el agua les impedía salir. Su heroína fue una vecina, que les ofreció un lugar donde pasar la noche y poder atender a los animales. “No puedo explicar todo lo que pasó aquella noche, fue una cadena de sucesos que hizo que pudiera salvarlos a todos y nosotros, aunque perdimos todo lo que llevamos años construyendo”, se lamenta.
Unos habitantes volcados en recuperar sus recuerdos
La DANA se llevó por delante muchas de las casas de la urbanización El Pantano, donde se encuentra este refugio. Hay gente que lo ha perdido todo, aunque los vecinos están agradecidos de no tener que lamentar ninguna víctima mortal. Entre todos, se han puesto las botas y con lo que han tenido a mano han ayudado a sus habitantes a recuperar lo que les quedaba.
“Fue una noche terrorífica”, explica Miguel Grifo, vecino de Ana, a Vanitatis. “Parecía el fin del mundo. Nos quedamos sin luz, sin agua, y totalmente aislados del mundo”, continúa. El agua rodeó la urbanización, creando una especie de isla que les dejó atrapados junto con la policía, que no pudo salir dado que colapsaron todos los accesos. “Era caos, miedo, incertidumbre... temíamos que el nivel subiera y nos viéramos encima de los tejados de nuestras casas”, relata el joven de 23 años.
Las casas cercanas al barranco fueron las más afectadas: “Estaban cubiertas de barro hasta mínimo metro y medio. Muchos vecinos veían desde la rampa cómo sus hogares se destrozaban ante sus ojos; era devastador”. Sin poder salir por las rutas habituales, se dificultaba el acceso a alimentos y ayuda. No obstante, la comunidad no se quedó de brazos cruzados. “Unos vecinos constructores echaron gravilla en la rampa, y gracias a eso pudimos abrir camino. Todo sin ayuda de nadie”, comenta Miguel.
La alcaldesa de Torrent apareció esa tarde, pero la visita fue breve: “Vino, hizo unas fotos y se fue. Nos sentimos bastante vendidos”. Sin embargo, la respuesta solidaria de los habitantes de esta urbanización fue inmediata. “Montamos un almacén de alimentos, ropa y agua en la asociación vecinal; los festeros se encargaron de gestionarlo y la gente no paró de traer donaciones, incluso el influencer Jonan Wiergo nos envió camiones de comida”, recuerda.
Miguel destaca la unidad de los residentes, que se volcaron en limpiar el barro de las casas más afectadas. “Mis amigos y los de amigos de otras zonas, vinieron en patinete, andando, como fuera”, asegura. Mientras los jóvenes sacaban el fango, los mayores repartían café y galletas. Cada uno aportaba lo que tenía y podía para hacer más llevadera la pérdida.
A pesar de todo esto, el ánimo sigue tenso. “La gente que ha perdido sus casas está triste, con incertidumbre. No saben qué pasará, siguen pendientes de los seguros”, comenta. La urbanización aún necesita asistencia urgente, especialmente para reconstruir las infraestructuras. “Seguimos necesitando ayuda. Solo pido una cosa: que no se nos olvide, porque esto va para largo”, concluye.
“Empezó todo lluvioso, pero como un día normal”, así inicia Ana, fundadora del refugio Minipow en Torrent, el relato en redes de cómo vivió el 29 de octubre cuando la crecida del barranco de l’Horteta (que más tarde desemboca en el del Poyo) inundó su casa. La devastadora DANA que arrasó Valencia hace casi 15 días dejó una marca imborrable en varias localidades, donde muchos hogares y pequeños negocios quedaron destruidos. Entre los más golpeados se encuentra el santuario que dirige la joven junto a su pareja, una casa humilde, pero llena de vida donde han rescatado y cuidado durante años a pequeños animales en situación de abandono o peligro hasta que vieron el agua llevarse en cuestión de minutos todo el esfuerzo y sacrificio. Lo que no se esperaba era la visita de la cantante Aitana para apoyar su proyecto.
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