Ilia Topuria: "El sueño más importante que tuve, por encima de todo, era el de formar una familia"
Ilia y su vida más allá del octágono: resiliencia, unión familiar, amor y sacrificio. El campeón de la UFC repasa junto a Vanitatis momentos clave de su vida y nos habla de su intención de mejorar la de muchas personas a través de INVICTOS
La llegada de Ilia al lugar en el que hemos quedado tiene algo de secuencia ralentizada de una película. Camina llevando de la mano a su hijo Hugo; van vestidos igual y sonríen a la par. “Ayer me dijo: papá últimamente me dicen que nos parecemos mucho y eso me gusta”, cuenta con orgullo no disimulado mientras saluda, uno a uno, a todo el equipo de Vanitatis. Un campeón del mundo que desde el primer momento se muestra con cercanía y humildad. La secuencia de Ilia junto a su hijo de cinco años hace que, de entrada, sea Hugo el eje de nuestra conversación. Ilia no tiene duda: a pesar de sus escasos años, Hugo ha heredado el sueño de su padre y quiere ser como él, campeón de la UFC. Lejos de considerarlo una mera ensoñación infantil, el propio Ilia asegura que tiene capacidades para llegar a serlo. Aunque enseguida deja claro que su mayor orgullo será verlo convertido en una gran persona.
Es visible la conexión padre hijo, tanto como la mirada de satisfacción con la que observa su comportamiento de niño educado y bueno con todo el equipo que le rodea. Ilia soñó con llegar a ser campeón del mundo y lo ha conseguido pero, por encima de todo, su mayor ilusión era formar una familia.
Quizá ese sueño nace del sentimiento de tenerlo todo, cuando su familia y él no tenían nada, más que a ellos mismos y su fuerza como grupo familiar.
Nuestra conversación comienza por su infancia, algo que le conecta directamente con Invictos, la plataforma que ha lanzado hace apenas unos meses.
“A veces cuando uno sube escaleras y te ven arriba, sienten que eres inalcanzable, una persona que lo ha tenido todo desde siempre, que has contado con todo tipo de ayudas… que has tenido un padrino o vienes de una familia adinerada. Pero no conocen la historia de verdad. Yo conseguí mi sueño desde cero cuando muchas personas lo veían imposible”.
"A través de las historias que hay en INVICTOS, la gente que no sabe dónde está o quién quiere ser puede obtener respuestas y comenzar el cambio"
Por ello, a Ilia no le servía solo con el ejemplo que transmitía a las nuevas generaciones a través de su historia, ansiaba ir más allá. Quería encontrar una forma de darle respuestas sólidas a las miles de personas que le escribían, buscando en él un apoyo por falta de motivación o por ganas de comenzar a tener disciplina y no saber cómo.
Una tarde le preguntó a Giorgina, su mujer: ¿Cómo podemos ayudar a todas estas personas para que puedan alcanzar su mayor potencial y consigan darle un giro inmenso a su vida?
"Cada persona es única y todos venimos al mundo con un propósito. La clave está en encontrar cuál es el tuyo"
Después de mucho trabajo junto a ella, su hermano Aleksandre y su equipo obtuvieron la respuesta: Invictos. Una plataforma de preparación, formación y coaching que Ilia ya define como una familia.
“El primer paso para formar parte de Invictos es realmente querer cambiar tu vida”, cuenta sobre la plataforma que incluye formaciones para mejorar el rendimiento en cualquier ámbito de la vida, seguimientos personales de la evolución y testimonios compartidos en un centro formativo que ya se ha convertido no solo en una vía de formación, sino también de comunicación. “El éxito es una palabra muy compleja. Cada uno de nosotros lo concibe de una manera diferente. En Invictos animamos a encontrar lo que te hace feliz. Es un trabajo de introspección, de sincerarse con uno mismo. Tienes que pensar que eres único y que has venido a este mundo con un propósito, todos los tenemos”.
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“He atravesado momentos de miedo e incertidumbre, etapas donde me ha faltado ayuda o una persona en la que depositar la confianza… Invictos también nace de la necesidad que yo tuve cuando era niño, de lo que me hubiese gustado encontrarme en el camino”.
Ilia ha creado INVICTOS para ayudar a personas en cualquier ámbito de su vida, pero no olvida a los que comparten el sueño que él tuvo. Por ello, acaba de empezar a formar parte del equipo de la promotora especializada en eventos de Artes marciales mixtas WOW, comprometiéndose con la evolución del sector en nuestro país. Una liga que comenzará el 15 de febrero en Bilbao y el 29 de marzo en Madrid y a partir de hoy las entradas ya están a la venta.
"Dios tenía un plan para mí. Aleksandre tenía que ser mi hermano y mi sueño nace de él y a través de él"
Ilia nace en Halle, un pueblo de Alemania donde vive junto a sus padres Inga y Zaza y sus hermanos mayores Aleksandre, Mariami y Ana.
Fue muy feliz los siete años que pasó en Alemania. En aquel momento nunca imaginó que la lectura iba a convertirse en una afición y en una fuente de aprendizaje tan importante. “En mi casa siempre se fomentó la lectura. Recuerdo a mis padres diciéndome: “¿quieres salir a jugar con tus amigos?, pues tienes que leer un libro”. A veces hacía un poco de trampa, simulaba que leía y luego cuando me preguntaban me pillaban, jajaja”. Lo cuenta bromeando, mientras menciona algunos de los títulos que le terminaron por enganchar: ‘El Monje que vendió su Ferrari’ de Robin Sharma o ‘Piense y hágase rico’, de Napoleón Hill. Ahora Ilia lee de forma constante y ha incluido entre sus preferencias otros géneros literarios.
Pero, sin duda, el recuerdo que marcó su infancia ocurre en el patio del colegio donde estudiaba junto a Aleksandre. Un día, su hermano luchaba en el recreo con un compañero cuando un profesor de Educación Física que impartía clases de lucha grecorromana se le acercó y le dijo: tienes aptitudes para llegar a ser campeón del mundo.
"Siento una gran admiración por mis hermanas. Es impresionante que con doce años hicieran el papel de padres"
“Todo sucede por una razón. Hay momentos que cuando pasa el tiempo y miras hacia atrás agradeces que hayan ocurrido. Dios tenía un plan perfecto para nosotros, Aleksandre tenía que ser mi hermano, por eso nacimos en una familia y el sueño nació por él y a través de él”. Ilia acompañó a Aleksandre a esas clases y ambos comenzaron a perseguir el mismo sueño. “Nos inspiramos el uno al otro” dice mientras contempla con ternura una fotografía de su hermano.
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Tras esos siete años, la familia Topuria vive un gran cambio “Nacimos en Alemania, tuvimos una infancia maravillosa, vivíamos bien y en un momento nos encontramos en Georgia donde en veinticuatro horas llegaba la luz veinte minutos, no había agua en casa… en un mundo totalmente diferente al que habíamos vivido”.
"Lo que me mantuvo fue la esperanza, creo que es el mayor valor que puede tener una persona"
Su madurez precoz nace a raíz de la empatía que desarrolló al despedirse de sus padres, que emigraron a España para trabajar: “Vieron esos cuatros niños que no tenían vías de evolución y tomaron la decisión de volver otra vez a Europa. Fue muy duro pero al mismo tiempo nunca sentí el abandono”. Es en ese momento cuando comienza a hablar de Ana y Mariami, que se mantienen alejadas de los focos pero que fueron la luz en el momento más duro de su infancia. “Mis hermanas en un momento de nuestras vidas hicieron el rol de papá y mamá. Tenían que despertarnos por la mañana, prepararnos el desayuno, llevarnos al colegio… Demostraron una madurez impresionante y no pudieron hacerlo mejor, las admiro mucho”
"Eres un ser de luz": fue lo primero que le dijo a Giorgina cuando la conoció. En ese instante supo que era el amor de su vida
En 2008 estalla la guerra entre Georgia y Rusia e Ilia y sus hermanos están allí, sin sus padres. Aquello les marcó mucho y recordarlo le lleva a una reflexión sobre su propia capacidad de superación: “He tenido que pulir la habilidad de ver las cosas de manera positiva, no nací enseñado. Lo que me mantuvo fue la esperanza, creo que es el mayor valor que puede tener una persona. Me despertaba todos los días pensando: no porque estés viviendo esto significa que sea para siempre, al revés, es un reto para ti y para tu familia, y lucharemos para cambiar nuestro presente y nuestro futuro. Cuando depositas la esperanza y la fe en algo, por difícil que parezca, llega”.
Y llegó, ahora Ilia vive desde el más profundo agradecimiento todos los momentos que pasa con su familia y la que él ha creado junto a su mujer y sus hijos: “El sueño más importante que siempre tuve era el de formar una familia, construir un hogar y cuidarles, protegerles, proveerles de todo que necesitasen…”.
Una noche acudió a una cena en Miami donde se encontraba Giorgina, la que es a día de hoy su mujer: “Me miró y me iluminó, lo primero que le dije fue: vaya ser de luz, ella se rio. Es un sentir, muchas veces me han preguntado ¿cómo sabes que has encontrado al amor de tu vida? Y es inexplicable, con una mirada lo sabes”.
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Se levantaron de la cena y desde ese día no han vuelto a separarse. Él le dijo que su sueño era convertirse en campeón de la UFC, ella que el suyo era formar una familia. Ilia cumplió su gran sueño de formar una familia y también encontró una compañera con la que compartir el de ser campeón mundial.
"Mi mujer me ha ayudado a vivir los momentos difíciles de manera positiva. Aprendo mucho de ella"
“Desde que la conocí mi vida mejoró muchísimo. Tiene muchísimos conocimientos, es una persona aplicada, ordenada, organizada… y eso me suma y me multiplica muchísimo”. Giorgina es su mujer, la madre de sus hijos, su compañera de vida y su mejor amiga. “Me he encontrado una persona con la que me gusta estar solo, me gusta estar acompañado, me gusta viajar, me gusta irme a tomar unas copas… Con ella soy yo en todo momento y ella igual. Nos queremos tal y como somos”, dice Ilia mientras transmite la profunda admiración que tiene por ella.
En el documental ‘Topuria. Matador’, disponible en Movistar +, se ve la compañía incondicional de Giorgina durante todo el duro proceso al que Ilia se somete con las bajadas de peso previas al combate. “Me hizo ahorrar un montón de sufrimiento, me ha ayudado a vivir los momentos difíciles de una manera muy positiva. Yo aprendo muchísimo de ella”.
Ilia tiene una forma de comunicarse y de transmitir sus vivencias e ideas, que invita a quedarte escuchándolo indefinidamente. Habla construyendo frases pensamiento de esas que te apetece apuntar para después aplicarlas a tu vida. Pero se nos va acabando el tiempo, y terminamos por donde empezamos.
"En casa estoy dispuesto a negociar todo excepto una cosa: el esfuerzo"
Por Hugo, que se mueve detrás de las cámaras con una sonrisa de oreja a oreja, escuchando atentamente todo lo que dice su padre.
“La mejor forma de inspirar y enseñar es dando ejemplo. Él me ve trabajar todos los días, seguir una rutina, viene a muchas reuniones, me acompaña en mis entrenamientos… Tiene grandes capacidades y si quiere puede llegar a convertirse en campeón. Pero si es lo que quiere, sabe el sacrificio que tiene que hacer”.
“En casa estoy dispuesto a negociar todo excepto una cosa: el esfuerzo. Eso no es negociable, hay que luchar por querer mejorar tu vida día a día y mantenerte en esa filosofía”. Se apagan las cámaras y nos acercamos a la mesa donde se encuentran fotografías de Ilia a lo largo de su vida, su infancia… “Mira ¡cómo se parece Hugo a mí de pequeño!”. Las observa con una sensibilidad diferente, como si en una mirada se transportase, como cuando escuchas una canción que te recuerda a un momento vivido.
Ilia y su encuentro con Gustavo: dos historias que se unen y un gran sueño
Aunque si de música hablamos, la banda sonora de su vida la puso Antonio Banderas con su Canción del Mariachi, la que es la canción de sus padres y hace un año su gran amigo Omar Montes la transformó en suya. Omar transformó los recuerdos de Ilia en su canción, haciéndole el mayor regalo de cumpleaños que jamás pudo imaginar.
Lo que Ilia tampoco imaginaba es que este día iba a convertirse en inolvidable para una persona que llega al final de la entrevista para cumplir su gran sueño.
Gustavo ha crecido con una enfermedad incurable llamada distrofia muscular de Duchenne. Gus, como le llaman sus familiares y amigos, confiesa no haber dormido la noche anterior pensando en que iba a conocer a Ilia Topuria. Acude al encuentro junto a su novia, Carol, que sufrió un ictus hace unos años. Se conocieron en un centro de discapacidad. “Cariño yo soy tu cabeza y tú eres mis manos y mis pies”, le dijo entonces Gustavo. Se hicieron pareja y son inseparables desde ese día.
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Llega el esperado encuentro y ocurre la magia. Ilia arropa cariñosamente a Gustavo, su hijo Hugo también se acerca a hablar con él. “Omar también es uno de mis ídolos. Me encanta la canción que te hizo ´Yo lo soñé´, le dice Gustavo e instantáneamente Ilia comienza a tararearla.
“Yo me siento El matador, cuido a los míos, a mi familia Siempre cumplo mi palabra, no me llevo de la envidia…”
Cantan al unísono y Carol les hace los coros. Le entregan a Ilia un libro escrito por su madre del que Gus es protagonista: “Mi hijo, mi maestro: una historia de amor y dolor jamás contada”.
Gus y Carol nunca olvidarán este momento, yo tampoco. Me he criado con Gustavo y nunca le he escuchado quejarse, siempre está sonriendo. La filosofía que Ilia lleva en su vida, su capacidad de transformación y de convertir las debilidades o dificultades de la vida en virtudes es precisamente lo que Gustavo ha hecho desde que es un niño.
La historia de Gus y Carol es otro capítulo, aunque hoy su filosofía ha conectado con la de Ilia. Topuria, autor de su propia leyenda como campeón mundial la UFC, alguien cuya huella empieza a ser referente entre los jóvenes de todas las edades que buscan su lugar en el mundo. “Me haría muy feliz ver a personas consiguiendo sus objetivos, obteniendo el éxito. Yo siempre digo: el éxito es tu responsabilidad, es tu deber. No hay otra forma en que te conozcas en tu mejor versión, no existe. Si no tienes éxito siempre te vas a quedar con la incertidumbre de ¿y si lo hubiera conseguido? No se lo debes a nadie, no lo tienes que hacer por nadie. Te lo debes a ti”, concluye.
Ese ejemplo es el que siguen miles de jóvenes que, gracias a su historia, han comenzado la búsqueda para encontrar cuál es su verdadero éxito y luchar por él. Una estela que Ilia ya ha convertido en eterna, ha nacido una nueva generación.
Una generación de Invictos.
La llegada de Ilia al lugar en el que hemos quedado tiene algo de secuencia ralentizada de una película. Camina llevando de la mano a su hijo Hugo; van vestidos igual y sonríen a la par. “Ayer me dijo: papá últimamente me dicen que nos parecemos mucho y eso me gusta”, cuenta con orgullo no disimulado mientras saluda, uno a uno, a todo el equipo de Vanitatis. Un campeón del mundo que desde el primer momento se muestra con cercanía y humildad. La secuencia de Ilia junto a su hijo de cinco años hace que, de entrada, sea Hugo el eje de nuestra conversación. Ilia no tiene duda: a pesar de sus escasos años, Hugo ha heredado el sueño de su padre y quiere ser como él, campeón de la UFC. Lejos de considerarlo una mera ensoñación infantil, el propio Ilia asegura que tiene capacidades para llegar a serlo. Aunque enseguida deja claro que su mayor orgullo será verlo convertido en una gran persona.