La finca de la prima del Rey afectada por la Dana recupera la normalidad para los vecinos

La Dana arrasó con todo y todos, y casi dos meses después los valencianos siguen tratando de recuperar la normalidad. Como le ha sucedido a la familia De la Cierva Borbón, cuya finca, situada en Chera, quedó devastada por la gota fría. Propiedad de María de Borbón, una prima lejana de Felipe VI, de su marido y de sus hijos, los terrenos desaparecieron bajo el agua y lo quedó de ellos fue un barrizal.

Cuando la lluvia se fue y los vecinos tuvieron que moverse, usaban la finca como vía de paso, lo que les ponía en peligro porque el suelo no estaba en condiciones. Entonces, la familia de María de Borbón, a través de una empresa de la que son los titulares, mandaron una carta a las autoridades para avisar de los peligros que corrían los vecinos que usaban su finca como camino.

Les llovieron las críticas y muchos medios los señalaron como clasistas y poco empáticos, cuando ellos, lo contaron después, eran tan afectados como el resto y sólo querían el bienestar de toda la comunidad, evitándoles riesgos. Han pasado, decíamos, casi dos meses, y la vida en Chera empieza a ser ‘normal’. Pero todavía queda mucho por hacer. Demasiado, lamentan todos los vecinos.

Demasiado dolor

Cierto es que en la mencionada finca se ha reconstruido una parte de la carretera y el puente que había caído, que aunque ahora es de tierra, por el momento funciona. En un contexto tan devastador, nadie quiere ponerse de ejemplo, porque, insisten todos, queda mucho por hacer. Tampoco la familia De la Cierva quiere hablar de sí mismos mientras haya quienes no tengan sus problemas resueltos. Hay demasiado dolor para celebrar una pequeña victoria. La zona afectada es tan amplia que por mucho que se vayan tapando agujeros, las consecuencias durarán años.

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El puente de Chera se ha reconstruido a medias, también el de Pontón, que era muy importante porque comunica las pequeñas aldeas con Requena, los que permite a los vecinos recorrer 14 kilómetros en coche en lugar de los 90 kilómetros que han estado haciendo este tiempo. Todo es así. Paso a paso, de forma precaria y lenta.

Se han reconstruido estos dos puentes que la Dana arrasó, así que la finca de los Borbón ya no es un peligro para los vecinos. La electricidad además ha llegado a la zona justo antes de Navidad, así que las casas y las calles podían tener luz con normalidad. Pero nadie celebra nada ya. Con la crecida del río Sot, por ejemplo, murió un hombre y su hijo de cuatro años, así que la vida no puede seguir igual.

"Irreparable"

Lo dijo hace poco el alcalde de Sot de Chera: "Es nuestra pérdida más irreparable, hemos perdido a una parte de nuestra comunidad local y todo lo demás podemos reconstruirlo, incluso mejorarlo, pero la vida de nuestros dos vecinos, no". Tomás Cervera (PP), primer edil, insistía: "Pido que no nos olviden, aunque entendemos que hay zonas con más habitantes que necesitan ayuda, nosotros también".

El alcalde de Chera (PSCV), Alejandro Portero, se comunica con sus vecinos a través de redes sociales y durante noviembre y diciembre les avisaba de cuándo iba y venía la luz. El Ayuntamiento había "conseguido un generador potente, que se instaló a la espera del que falta por traer por la cooperativa eléctrica". Ese llegó finalmente, pero los cortes de luz eran diarios. Y eso que BP donó 800 litros de gasóleo al Ayuntamiento de Chera y, como decía el alcalde, para poder tener luz se usaban generadores que consumían más de 1.000 litros de gasoil al día. La luz ha vuelto, finalmente, y poco a poco se restablece la normalidad, al menos la aparente.

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Pero algunos vecinos cuentan a Vanitatis cómo las tierras agrícolas quedaron inundadas durante días, dejándolas yermas. Ha habido naranjos y viñas bajo el agua durante días, lo que supone que no habrá cosecha en tiempo. Hay empresas que siguen sin poder llevar a cabo su actividad, comercios que siguen sin poder abrir, familias rotas para siempre. Y lo que quieren los afectados, incluida la prima de Felipe VI, es que se hable de quienes siguen sufriendo y no de quienes han logrado solucionar sus problemas, aunque sea de forma precaria.