Álvaro González, el hijo de Míchel con alma emprendedora: "En el colegio imitaba la firma de mi padre y la vendía como si fueran autógrafos"
El menor de los hijos de Míchel González, exjugador del Real Madrid y leyenda del balón, es uno de los cofundadores de La Martinuca, el 'delivery' de tortillas de patatas que es un éxito
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F035%2F6ef%2Fdf6%2F0356efdf666ac9f0dc1f784ddf1d2d7f.jpg)
En 1991, cuando José Miguel González, alias Míchel González, se encontraba en el punto álgido de su carrera deportiva (era jugador del Real Madrid y uno de los componentes de la legendaria 'Quinta del Buitre'), vino al mundo su segundo hijo, Álvaro. Mercedes Morales y el astro del balón, casados desde 1986, se convertían en padres por segunda vez. Se estrenaron en eso de la paternidad en 1988, dos años después de su boda, con el nacimiento de Adrián. Si el primogénito decidió seguir los pasos de su padre y entregarse profesionalmente al mundo del balón, el benjamín, con alma emprendedora desde niño, apostó por explorar su propio sendero y dedicarse a los negocios. De esa inquietud, nació La Martinuca en 2021.
Seguro que has oído hablar (e incluso has catado) sus tortillas de patatas. Éxito de Madrid a Barcelona, con cuatro locales ubicados en la capital, uno más la Ciudad Condal y un 'delivery' que arrasa en ventas, Álvaro González, cofundador de La Martinuca, y sus socios, han conseguido que la receta tradicional de la tortilla de patatas de toda la vida vuelva a nuestras mesas.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F4c6%2F4b6%2F831%2F4c64b68317156d0688db68be5731d2d3.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F4c6%2F4b6%2F831%2F4c64b68317156d0688db68be5731d2d3.jpg)
Álvaro comparte ilusión y proyecto empresarial con cinco nombres más: su hermano Adrián, su cuñada, Natalia Coll, la creadora de contenido, María Pombo, y su marido, Pablo Castellano, y por último, Víctor Naranjo.
Además, resulta que el segundo hijo de Míchel está de enhorabuena: el próximo 27 de junio se casará con su prometida, la influencer Carla Vico. Una boda que, tal y como reveló Vanitatis en primicia, tendrá lugar en Madrid, entre la iglesia Parroquial de Santa Bárbara y la finca La Villa del Mentidero. El emprendedor es y será noticia a lo largo de los próximos meses y este medio de comunicación ha hablado con él de sus sueños, de por qué decidió labrase su propio camino como empresario, cuál es el legado que ha recibido de sus padres, qué admira de su hermano y otras cuestiones más.
PREGUNTA. Lo primero, preséntate, ¿quién es Álvaro González?
RESPUESTA. Soy Álvaro González, tengo 33 años y desde pequeño supe que quería trazar un camino que realmente me definiera, algo con propósito. Siempre he creído que la vida está hecha de momentos, y los mejores ocurren alrededor de una mesa. Como cofundador de La Martinuca he encontrado la forma de unir mi pasión por la gastronomía con mi amor por las experiencias que nos conectan. Mi trayectoria profesional comenzó en sectores como la publicidad y el marketing deportivo. En mi familia, el fútbol siempre ha tenido un papel importante, pero, aunque podría haber seguido ese camino, decidí explorar mi propio sendero, intentando crear algo auténtico y con significado.
P. ¿Por qué decidiste embarcarte en el negocio de La Martinuca? ¿Cómo surgió la idea?
R. Víctor y yo compartimos desde siempre la pasión por la comida casera, y la tortilla de su abuela Martina tenía algo especial, un sabor que evocaba recuerdos y emociones. Al probarla, sentí que era una joya que debía compartirse más allá de nuestras reuniones. La idea surgió durante la pandemia, en esos paseos que Víctor y yo dábamos por las tardes. Esas caminatas se convirtieron en momentos de soñar con un proyecto que nos apasionara y aportara algo único. Así surgió La Martinuca, como una mezcla de nuestras ideas, inquietudes y la necesidad de crear algo que conectara con las personas de una manera auténtica y especial.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fa04%2Fb7a%2F6b9%2Fa04b7a6b9c80dd38fe9915998a11a00f.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fa04%2Fb7a%2F6b9%2Fa04b7a6b9c80dd38fe9915998a11a00f.jpg)
P. ¿Qué papel tienes tú en la empresa?
R. Mi papel es el de conectar la visión del negocio con el día a día, asegurándome de que la experiencia que ofrecemos, desde el primer bocado hasta la atención en cada punto de contacto, refleje los valores de nuestra marca. Trabajo estrechamente con el equipo para innovar, buscar nuevas oportunidades y garantizar que cada tortilla sea una obra maestra.
P. ¿Consideras que tienes alma emprendedora?
R. Definitivamente, sí, siempre he sentido que tengo alma emprendedora. Desde pequeño siempre me han llamado la atención los negocios y todo lo relacionado con crear y vender algo propio. De hecho, recuerdo que en el colegio me dedicaba a imitar la firma de mi padre y luego la vendía a mis compañeros como si fueran auténticos autógrafos. Es una anécdota que, aunque ahora me hace mucha gracia, refleja cómo desde siempre he tenido esa inquietud por idear cosas y sacarles partido. Con el tiempo, esa pasión se transformó en algo más estructurado y con propósito, lo que me llevó a emprender con proyectos como La Martinuca junto a mis socios, Víctor, Pablo y Adrián. ¡Es un lujo!
P. ¿En qué otros proyectos estás involucrado? ¿O cuáles son los que estás preparando a futuro?
R. En este momento, mi enfoque principal es La Martinuca, pero siempre estoy dándole vueltas con cosas relacionadas con la gastronomía y la cultura española. Me encantaría, a futuro, expandir nuestra propuesta de valor, llevando la experiencia de la tortilla de patatas a otros formatos o incluso a mercados internacionales.
P. ¿Qué te gustaría que dijesen de tu empresa?
R. Me encantaría que se recordase como el lugar que elevó la tortilla de patata al nivel que merece, haciéndola un símbolo de calidad, tradición y modernidad. Que digan que transformamos un plato humilde en una experiencia inolvidable que conecta generaciones. Queremos hacer la tortilla eterna y mundial.
P. Está claro que las tortillas de patatas arrasan, ¿cuál es su secreto?
R. El secreto está en la receta de la abuela Martina, en la calidad de los ingredientes y en el respeto que tenemos por cada paso del proceso. Además, cada tortilla se hace con mucho amor, entendiendo que no es solo un plato, sino una tradición que cuenta una historia.
P. ¿Cómo es trabajar con tu hermano?
R. Trabajar con mi hermano Adrián es una experiencia muy especial. Aunque tiene sus propias ocupaciones, está muy involucrado en La Martinuca en sus ratos libres y siempre se mantiene informado de todo lo que hacemos. Su apoyo y su punto de vista son fundamentales, porque comparte nuestra visión y aporta ideas.
P. ¿Qué es lo que más admiras de él?
R. Lo que más admiro de mi hermano es la personalidad tan fuerte y definida que ha tenido desde pequeño. Siempre ha tenido las ideas muy claras y ha sabido seguir su propio camino, incluso cuando las comparaciones con la carrera deportiva de nuestro padre podían haber sido una presión enorme. En lugar de dejarse influir, ha demostrado una madurez y una seguridad en sí mismo que me parecen admirables.
P. Hasta hora, ¿cuál ha sido el mayor triunfo de tu vida?
R. Sin duda, mi mayor triunfo hasta ahora es haber construido relaciones sólidas y auténticas con mi familia, mi futura mujer y mis amigos. Tener a mi lado a personas que me apoyan, me inspiran y están conmigo en los buenos y malos momentos es algo que valoro por encima de cualquier logro profesional. Mi familia ha sido siempre mi mayor pilar, y mis amigos son como una extensión de ella. Saber que puedo contar con ellos y que comparto mi vida con ellos es lo que más me llena de orgullo.
P. Tu padre es una leyenda del fútbol, ¿cuál es la lección más importante que te ha dado?
R. No solo ha sido una leyenda del fútbol, sino también un referente en mi vida. La lección más importante que me ha dado es que el éxito no llega sin esfuerzo, constancia y humildad. Desde pequeño me ha enseñado que, más allá de los logros o el reconocimiento, lo que realmente importa es mantener los pies en la tierra, trabajar duro y ser fiel a mis valores. Su ejemplo de disciplina y dedicación ha sido una inspiración constante, y esos principios los aplico cada día, tanto en mi vida personal como en proyectos como La Martinuca.
P. ¿Cuál es el pilar que sostiene a tu familia? ¿Los valores que os han transmitido vuestros padres?
R. Sin duda, el pilar que sostiene a mi familia son los valores que mis padres nos han transmitido desde siempre. Nos han enseñado la importancia de la unidad, el respeto, y de mantenernos auténticos, sin importar las circunstancias. Mi padre, con su trayectoria en el fútbol, nos ha mostrado el valor del esfuerzo, la disciplina y la humildad. Mi madre, por otro lado, ha sido el ejemplo perfecto de dedicación y amor incondicional. Creo que esos valores son la base de todo: nos han ayudado a enfrentarnos a los retos y a celebrar los logros siempre juntos, como familia.
En 1991, cuando José Miguel González, alias Míchel González, se encontraba en el punto álgido de su carrera deportiva (era jugador del Real Madrid y uno de los componentes de la legendaria 'Quinta del Buitre'), vino al mundo su segundo hijo, Álvaro. Mercedes Morales y el astro del balón, casados desde 1986, se convertían en padres por segunda vez. Se estrenaron en eso de la paternidad en 1988, dos años después de su boda, con el nacimiento de Adrián. Si el primogénito decidió seguir los pasos de su padre y entregarse profesionalmente al mundo del balón, el benjamín, con alma emprendedora desde niño, apostó por explorar su propio sendero y dedicarse a los negocios. De esa inquietud, nació La Martinuca en 2021.