Inés Hernand “Se puede ser perfectamente progresista y española”

A través de su participación en programas de RTVE como ‘Pasa sin llamar’, ‘No sé de qué me hablas’ ‘Masterchef Celebrity’ y especialmente Benidorm Fest, donde repite como maestra de ceremonias este 2025 junto a Ruth Lorenzo y Paula Vázquez, la también creadora de contenido se ha transformado en un ídolo de masas, en un icono generacional que, lejos de distanciarse de la población a través de su éxito, ha logrado acercarse más a ella al generar un efecto espejo de identificación, mayoritariamente entre los jóvenes, gracias a su férreo compromiso con las luchas sociales. Sí, Ines Hernand es el ejemplo de que la autenticidad se premia a la hora de aproximarse a los referentes. Y ella lo es.

Tampoco podemos pasar por alto su polémica en los Goya 2024. Parte de la población solicitó su despido por haber llamado “icono” a Pedro Sánchez durante la retransmisión de la alfombra roja en RTVE Play. “Yo estoy simplemente haciendo el ‘entertaiment'. Se piensan que un tío haciendo ese chiste en ‘prime time’ es el más divertido de todos y yo haciéndolo soy una periodista de rigor que me estoy desvirtuando. Miren, váyanse ustedes todos, uno detrás de otro a tomar por el puto culo. Ojalá yo fuese el mayor de los problemas de España. Hagan ustedes el favor de preocuparse de la vivienda, de que los jóvenes tengan empleo, de subir los salarios mínimos interprofesionales, del cambio climático, joder…”, sentencia en su charla con Vanitatis.

La política como médula espinal

Pero, al igual que la canción de Tamara, Yurena, Ámbar, Inés Hernand jamás cambió. La política es su médula espinal. “Coño, yo no me voy a ir de este mundo sin defender las cosas en las que creo, para mí no tiene sentido. Yo soy así desde muy pequeña. Por supuesto, me da igual el volumen de titulares que alcance. Tener un micro delante es tener la oportunidad de poner en valor este tipo de cosas. Por ejemplo, ¿tú ahora ves las imágenes de las deportaciones masivas que están haciendo en Estados Unidos? ¿y no dices nada? Hostia, es una barbaridad. O sea es que si tú no te pronuncias ante eso, es que no eres humano. No entiendo por qué tenemos que vivir con miedo a decir lo que pensamos o a posicionarnos”, nos explica.

“El concepto de libertad de expresión es otro de los términos que quiere ser absorbido por la ultraderecha. Estamos jugando con algo muy peligroso que es mercantilizar la libertad de expresión. En Madrid, lo hemos visto. Se ha identificado la libertad con unas cañas y con unas terrazas, mientras se habían muerto 7.000 ancianos en las residencias. Es muy peligroso. La libertad de expresión son espacios de diálogo, consensos comunes, civismo, respeto, márgenes y democracia”, continúa analizando la presentadora en su charla con Vanitatis.

Por supuesto, entre posado y posado, Inés tampoco pierde la oportunidad de mandar un recadito a todos aquellos que reducen su contratación en los programas de la pública a su ideología. “Yo no hablo con una agenda política debajo del brazo, como se dice por ahí. Yo soy muy crítica con el gobierno actual, que es un gobierno de coalición de izquierdas. Creo que hay una sensación generalizada como un poco de desazón. Sientes que no están ahí por méritos, sino por deméritos, porque es lo menos malo que tenemos, yo que sé, lo menos disfuncional”.

El altavoz a la moda emergente

Cada edición, su aparición en el evento no ofrece únicamente decenas de momentos virales. Inés Hernand ha hecho del Benidorm Fest un altavoz para la moda emergente española, gracias también al trabajo de su estilista, Raúl Rodríguez, quien, por supuesto, nos acompaña en esta sesión tan especial. “Yo admiro mucho el mundo de la moda y ambos intentamos apoyar muchísimo a los jóvenes diseñadores no solo aquí, también en las alfombras rojas y otros espacios, porque hay gente buenísima trabajando. Álvaro Calafat, Pablo Bosch…”, anota la presentadora a Vanitatis.

Sobre el futuro, prefiere no pensar. Ella es más de disfrutar el presente. “Tengo 32 años, tengo que cotizar como mínimo otro tanto de vida de lo que llevo ya desde que nací. Estoy contenta y muy a favor de todas las oportunidades que me están llegando, sean pocas o muchas, hay exprimirlas, hacer cosas que nos representen, que nos gusten y palante”.

Con el fin de esta conversación de esencia ‘totum revolutum’ la sala ejecutiva del hotel Don Pancho apaga sus luces. Dentro de ella quedan varios Swarovski, un Vivienne Westwood de archivo, un conjunto Moschino, miles de anécdotas, un set de fotografía pasajero y un equipo que por unas horas se transformó en familia. No había mejor forma de despedir este reportaje que bajo diversas palabras aleatorias que podrían componer a la perfección un estribillo canción de Fangoria, una de las grandes debilidades de nuestra ya querida Inés Hernand.