Mónica Gallese de Osma: "Emociona ver prendas familiares en el Museo Balenciaga"

Hay talentos que, por el simple hecho de haber nacido en otro rincón del mundo, permanecen en la sombra para nosotros. Mónica Gallese de Osma es uno de esos casos: una figura brillante en su país, pero aún poco conocida en España. Pertenece a una de las sagas más ilustres del Perú, su apellido resuena con familiaridad aquí gracias a su prima por parte materna, Sassa de Osma y también debido a su primo Andrés Roca Rey por la paterna.

Mi bisabuela fue una apasionada de la moda, conservamos piezas de grandes diseñadores

Aunque sus raíces se arraigan en una de las familias más emblemáticas del Perú, en España su legado también ha dejado una huella sutil pero significativa. En el Museo Balenciaga de San Sebastián, entre piezas que narran la historia de la alta costura, descansa un fragmento de su linaje. “Mi bisabuela materna era una apasionada de la moda; entre sus diseñadores predilectos estaba Cristóbal Balenciaga. Un día, mi madre visitó el museo y les contó que conservaba vestidos de su madre diseñados por él. Quedaron fascinados, y ahora algunas de esas piezas forman parte de la exposición”, relata con orgullo.

Aunque tengas éxito, te siguen mirando raro si cerca de los cuarenta no has sido madre

Hoy, Mónica Gallese de Osma se erige como una empresaria de éxito, con presencia en Perú y Miami, al frente de una multimarca, una firma de diseños propios y, recientemente, encargada de representar a su país en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde diseñó los trajes que vistieron a los olímpicos. En este momento crucial de su carrera y vida personal, Mónica atraviesa uno de los instantes más luminosos de su trayectoria: “Me siento muy feliz, muy libre. Muchas veces la gente me pregunta por qué no me he casado, si no me agobia no tener hijos. La sociedad tiende a poner límites a la mujer. Cuando nos ven con éxito, centradas en nuestros proyectos, en nuestra vida, viajando… en lugar de admirarlo, parece que nos falta algo solo porque no estamos casadas o no tenemos hijos. Pero no es así”, reflexiona Gallese.

Mis diseños son un reflejo de la herencia cultural de mi familia y de mi país

Cada conversación, cada recuerdo, resulta guiarnos de vuelta al mundo de la moda. "Aunque no tengo prisa, por supuesto, la idea de verme algún día en el altar me ilusiona. Mi bisabuela llevó un vestido confeccionado por Christian Dior, que luego mi madre lució en su boda. Nada me haría más feliz que también yo pudiera llevarlo algún día”.

"Llevo años luchando para llegar hasta donde estoy y dedico mi vida a la moda. Por eso, es muy emocionante ver ese legado y poder inspirarme en él para mis diseños. Fortuna es la firma que forma parte de Isidra, donde desarrollo mis creaciones. Aunque son modernos, sin duda llevan la influencia de todo lo que he visto en casa”.

“Además de mi mamá, otro de mis grandes referentes en cuanto a moda es su hermana, mi tía Carmen de Osma. Ella es una de las mujeres más distinguidas del Perú” cuenta Mónica, que siente a su madre como un referente artístico y creativo y a su tía como referente de estilo.

Desde que tenía apenas ocho años, recuerda sentirse fascinada por la moda de manera innata. "Siempre ha estado presente en mi vida. Aun así, decidí estudiar Hotelería porque me encanta el contacto con las personas. Tras acabar viajé a New Hampshire (EE.UU.) para cursar un máster en Business".

Su historia de emprendimiento

Mirando en retrospectiva, Mónica siente una gran emoción, pues su trayectoria no ha sido un camino de rosas. Desde pequeña, la llamaban ´tormentita´ porque no paraba quieta, y, con el tiempo, esa inquietud se transformó en un espíritu emprendedor que fusionó con su pasión por la moda.

La firma de bikinis que hicimos en la universidad, ahora es número uno en ventas en Perú

"Durante los años de carrera, comencé junto a Raffaela Raffo una firma de bikinis. Cuando no estábamos estudiando, pasábamos horas en un pequeño taller donde tres chicas confeccionaban nuestras piezas. Llegamos a abrir una tienda, pero lo dejé cuando me mudé a Boston. Es emocionante ver cómo mi ex socia siguió adelante y hoy, la firma que fundamos juntas, ahora llamada Capittana, es la número uno en ventas en Perú”.

La primera tienda que abrí fue junto a mi prima Sassa

"Mi tienda favorita en aquella época universitaria era una multimarca que tenía presencia en todo Estados Unidos. Vendían marcas contemporáneas como Rag & Bone, y yo ahorraba para poder comprar allí. Soñaba con crear algo similar".

Cuando Mónica regresó de Boston, lo primero que hizo fue abrir Pretty Ballerinas junto a su prima Sassa. "Como ella vivía en España y yo acababa de volver a Lima, nos pareció una buena idea esa fusión y organizamos un trunk show para probar cómo funcionaba".

Poco a poco fueron creciendo. Empezaron con pequeñas importaciones hasta reunir el capital suficiente para abrir la tienda en Perú. "Fuimos avanzando con paciencia", cuenta Mónica, quien, junto a su prima y otras socias, logró expandir el negocio y crear un espacio donde no solo se encontraba la firma de zapatos, sino también un área multimarca.

No hay sentimiento más bonito que el de tener tu independencia

"Al principio nos costó arrancar y tuve que compaginarlo con otro trabajo que no tenía relación con la moda, porque la tienda aún no me generaba lo suficiente para alcanzar estabilidad. Mi familia siempre me ha apoyado mucho, pero soñaba con ser independiente al cien por cien y lograrlo me ha hecho sentir muy libre”.

Así fue como, paso a paso, se fue tejiendo Isidra, una tienda multimarca que en sus inicios estuvo muy enfocada en el lujo. "Creamos una sinergia entre marcas españolas y latinoamericanas; traíamos diseñadoras como Johanna Ortiz. Además, la abrimos bajo un modelo de consignación, lo que significaba que las marcas alquilaban un espacio y nosotros cobramos una comisión. También contábamos con diseñadores peruanos de alta costura que exhibían sus creaciones en nuestro espacio”.

Creamos un espacio que fusionaba arte y moda

Esa unión resultó ser un éxito y le permitió a Mónica y su equipo innovar y experimentar dentro de su espacio. "Tuvimos la oportunidad de colaborar con artistas icónicos del Perú. Contábamos con una vitrina que fusionaba el arte plástico con la moda. Una de nuestras colaboraciones más especiales fue con Aldo Chaparro, quien se ha vuelto mundialmente reconocido. Hicimos una vitrina preciosa con él. Era un concept store", relata Gallese.

Tras cosechar múltiples éxitos y, al mismo tiempo, ver cómo se hacían realidad los sueños que había imaginado desde niña, de repente, llegó la pandemia.

Del éxito a casi la quiebra

"Recuerdo que mis socias me dijeron que, como no sabían qué iba a pasar, lo mejor era cerrar antes de seguir acumulando pérdidas. Pero yo me negué. Sentía Isidra como un hijo; había puesto toda mi energía y pasión en el proyecto, y, además, estaba muy orgullosa de todo lo que habíamos logrado".

"Pasé de tener éxito a enfrentarme, de repente, a una nube de problemas: deudas con las marcas, un alquiler que debía seguir pagando a pesar de no generar ingresos... Recuerdo que lloraba todos los días. La realidad era clara, lo lógico era cerrar. Pero para mí, eso no era una opción”.

Finalmente, Mónica le compró las acciones a sus socias y comenzó a trazar un nuevo plan. "En Perú nos encerraron dos años. Tuve que vaciar la tienda en apenas tres días. Finalmente trasladé toda la ropa a un almacén y hasta montamos una oficina en el lugar".

Mis equipos de trabajo siempre han estado formados por mujeres

Durante esa etapa, Mónica tuvo que negociar y resolver, uno a uno, los problemas que se le habían presentado de golpe. "Lo más difícil fue despedir al equipo humano. Para mí, mis equipos de trabajo lo son todo; convivo con ellas, compartimos el día a día. Siempre he trabajado con un equipo formado por mujeres, y cuando llegó el momento de prescindir de ellas, me dolió profundamente. Conocía las historias de cada una de las personas que trabajaban en la tienda, y no quería dejarlas desamparadas”.

De Isidra a Fortuna

"Le dimos un giro al concepto y a la empresa, comenzando a diseñar nuestras propias colecciones para vender dentro de Isidra y creamos nuestro propio taller de confección”.

Finalmente, cuando los negocios comenzaron a reabrir, Mónica alquiló una oficina derruida en el quinto piso de una calle comercial de Lima. "La gente me decía que estaba loca. Lo de tener una tienda en un quinto piso es algo muy neoyorquino, pero en Perú no se hacía. Sin embargo, yo tenía mucha fe en mi proyecto, así que reformé el espacio e Isidra volvió", relata.

Abandonó el modelo de consignación, en el que trabajaba con otras marcas, al darse cuenta de que, a nivel empresarial, era mucho más viable crear un proyecto independiente.

La mujer peruana no es tan nacionalista como la colombiana o española al vestir

"También quería acercar el lujo y la exclusividad a precios más accesibles. Empecé a trabajar con Brasil y viajé mucho allí. Es un país con una industria de la moda increíble. La mujer peruana no es tan nacionalista en cuanto a su moda como lo son, por ejemplo, las españolas".

"La moda colombiana también es una locura. Es digno de estudio cómo ese país latinoamericano ha logrado un nivel tan alto de diseñadores, marcas y posicionamiento. En Perú aún estamos algo lejos de eso pero vamos avanzando", afirma la diseñadora.

La mujer peruana es sexy

“Pero a su vez me di cuenta de que la gente no solo venía a Isidra por la marca en sí, sino porque confiaban en mi selección. Empecé a importar firmas colombianas, mexicanas… Mi objetivo era comprar pensando en mi clienta en Perú, elegir lo que, en mi opinión, se vendería y lo que ellas realmente querían. La mujer peruana no suele vestirse con ropa holgada ni con la moda lady española, que es preciosa, pero muy distinta al estilo que predomina aquí".

Pasamos de tener tres personas en el equipo a tener treinta

Lo que alguna vez estuvo al borde de la quiebra se convirtió en un ícono de la moda en Perú y, además, logró expandirse a Miami, donde Mónica pasa largas temporadas. “Arrancamos el 2022 con tres personas de equipo y lo terminamos con treinta. Fue un año emocionante de mucho crecimiento”. Dentro de Isidra se encuentra su firma Fortuna, una marca que entrelaza sus raíces con la moda que la ha inspirado desde niña, fusionando tradición con un estilo actual y rompedor. Su trabajo ha alcanzado tal reconocimiento que Fortuna ha sido la encargada de vestir a los competidores peruanos de los Juegos Olímpicos de París 2024.

Su experiencia en Los Juegos Olímpicos

Este reto también ha permitido a Mónica reconectar con su infancia: "Mi familia siempre ha estado muy ligada al mundo del deporte. Desde que tengo uso de razón, recuerdo ver a mi madre en los escenarios. Ella fue bailarina de ballet profesional”, cuenta Mónica, visiblemente emocionada. “De niña practiqué acrobacia en inglés gymnastics y competía para el colegio, también en atletismo con los aeróbicos”.

Mi prima pequeña - Cristhiana de Osma- es número uno de esquí acuático del mundo, estamos muy orgullosos

"Todos hemos crecido con ese ejemplo de disciplina que nos da el deporte. De hecho, estamos muy orgullosos porque mi prima pequeña, Cristhiana de Osma, quedó el año pasado número uno en el mundo de esquí acuático".

Debido a su vinculación con el deporte y el amor por su país, cuando a Mónica la llamaron para decirle que la habían seleccionado para diseñar los uniformes que representarían a Perú, no podía creérselo.

Entre los diseñadores para los juegos estaba Adidas, New Balance… Fue muy fuerte competir con ellos

"Se abrió un proceso de selección y presenté mis bocetos, pero sin ninguna expectativa. Dentro de la competencia estaban marcas como Adidas, New Balance… La decisión la tomaba el Comité Olímpico. Cuando me llamaron, rompí a llorar".

Mónica tuvo dos meses para diseñar y producir 111 kits, no solo para los deportistas, sino también para entrenadores y el área administrativa. Y lo hizo en tiempo récord, a pesar de todas las restricciones creativas y condiciones impuestas. "Recuerdo que nos quedábamos las chicas del taller y yo allí hasta las tres de la mañana, haciendo los blazers italianos a mano, las maletas, los buzos… Fue una locura y un estrés, pero todo lo que sufrí valió la pena".

"En la inauguración, vi los barcos entrar por el río Sena, escuché a todos los peruanos corear '¡Perú!' con un diseño hecho por mi equipo y, además, vi a otros países con diseños de Ralph Lauren, Stella McCartney… No podía creer lo que estaba viendo. Recuerdo que me puse a gritar como una loca".

"Logramos hacer toda la ropa en Perú, con una fibra increíble. Quería que los diseños reflejaran la esencia del país, una fusión entre lo moderno y lo elegante, por lo que nos inspiramos en la moda retro”.

No ganábamos una medalla olímpica desde hace treinta años

Fue emocionante ver a Peschiera recoger la medalla con mi buzo

"No habíamos ganado una medalla olímpica en treinta años, y este año la ganamos en vela con Stefano Peschiera. Verlo recoger el premio con el buzo que diseñé, después de tanto tiempo esperando algún reconocimiento olímpico, aún no lo puedo creer".

Mi sueño era ver a Simone Biles

"De niña grababa los juegos olímpicos en la televisión y los veía con mi madre. Era un sueño ir a ver a los gymnastics en directo. Y ese día, pude ver a Simone Biles, algo que jamás lo olvidaré”.

Una inquietud incansable

“Siempre me ha gustado investigar sobre fibras, he hecho colecciones con fibras sostenibles, algodón tejido… En el proceso de creación de la ropa para los Juegos, pasé mucho tiempo en las fábricas. De hecho, eso me hizo mucha ilusión, porque te he hablado solo de la parte De Osma, pero mi familia paterna ha sido textilera y tenía fábricas de algodón, así que todo me resultaba familiar.

Mónica sobre su primo Roca Rey: admiro su fortaleza, valentía y sacrificio

Trabajamos mucho el algodón pima, la fibra de algodón más fina que existe en el mundo, y es de Perú. Esa fibra se producía específicamente en el norte del país desde la época de los incas y fue la primera fibra de algodón encontrada en el mundo. Es ultrasuave, es una fibra que te la pones y la sientes como helada en el cuerpo. Quiero empezar a incluirla en mis colecciones, al final si quieres llevar una marca fuera, el peso de que tengas una fibra distinta y autónoma de tu país te da un valor agregado”.

Por parte de padre, Mónica también es prima del torero Andrés Roca Rey, quien ha logrado traspasar fronteras y consolidarse como una figura destacada en España, siempre llevando con orgullo la bandera de sus raíces y el nombre del Perú.

“Hay que ser muy fuerte para irte de tu país con catorce años, dejando atrás a tu familia, tus amigos... todo para luchar por un sueño”, relata Mónica. “Le admiro mucho, por su valentía, su sacrificio y su disciplina. Eso es lo que le ha llevado a ser el mejor del mundo. Es emocionante ver cómo lo admiran en tantos países”.

Y aunque su primo se haya convertido en una gran figura, para ella sigue siendo el mismo: “Para mí siempre será mi primo chiquito, noble, carismático, pícaro y muy divertido. Siempre le apoyaré”.

Su conexión con España

"La moda española es muy diferente a la peruana, pero siempre me ha gustado e interesado mucho. Antes del COVID, en 2019, el gobierno de España me invitó a hacer la ruta del yute en Caravaca de la Cruz y visité todas las fábricas que producen para marcas como Gucci y otras grandes firmas. Este verano, quiero lanzar una colección de alpargatas para nuestro verano, que coincide con lo que sería vuestro invierno, en diciembre. La idea es exportar desde España, y eso me ilusiona mucho. Siento que en Perú no hay una marca de alpargatas bonita, y ya estoy planificando el viaje a Caravaca”.

Así, hemos conocido a Mónica Gallese de Osma, una mujer que más allá de formar parte de un gran legado, ha construido su propio camino personal y emocional. Teniendo muy claro que su valor como mujer va más allá de formar una familia o dirigirse al altar. Ha sufrido, ha estado casi en quiebra y se ha levantado sin pedir ayuda. Ha construido equipos de mujeres libres y empoderadas que diseñan y confeccionan ropa, precisamente para crear ese sentimiento a todas las que se pongan sus telas.

Mónica, bienvenida a España.