Afra Blanco y Antonio Pérez Lobato, la nueva pareja surgida en los platós de televisión

La colaboradora de televisión Afra Blanco y el periodista económico Antonio Pérez Lobato mantienen una relación sentimental que ha comenzado a dejarse ver en público. Lejos del foco mediático y de las intervenciones televisivas, ambos parecen haber encontrado un espacio de entendimiento y complicidad, según reveló recientemente ‘El Debate’. Su vínculo, discreto pero evidente para quienes los rodean, se afianza con naturalidad.

Ambos comparten no solo espacio laboral dentro de los platos de Atresmedia, sino también una trayectoria vinculada al análisis social y político. Afra, de 37 años, lleva más de una década ligada a la acción sindical desde la Unión General de Trabajadores (UGT).

Es conocida por su carácter firme, sus intervenciones sin rodeos en televisión y su defensa del trabajador en mesas de debate donde no teme alzar la voz. Su paso por medios como ‘Més 324’ de ‘TV3’, ‘Espejo Público’ o ‘Al Rojo Vivo’ la han consolidado como una tertuliana de peso.

Antonio, por su parte, ha construido un perfil más reservado. Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, trabajó como corresponsal en Londres durante la crisis financiera de 2008 y ha pasado por secciones como Política o Tribunales antes de especializarse en Economía. Desde 2014 está vinculado a ‘La Sexta’, donde coordina contenidos de este tipo. En su perfil de LinkedIn se define con humor como el “umpa lumpa” de la redacción.

Pero es fuera del plató donde su relación ha tomado forma. ‘El Debate’ detalla que es habitual verlos pasear por la zona de Puerta de Toledo, donde Antonio recoge a su hijo, fruto de una relación anterior. Afra lo acompañó en varias ocasiones, mostrando una actitud cariñosa y familiar. “Pasean como una pareja más, cómplices y acaramelados, besándose en público”, asegura una fuente citada por el medio.

La presencia de Afra en momentos cotidianos junto al hijo de Antonio, como en la recogida escolar, apunta a un grado de cercanía significativo. Su implicación en escenas de la vida diaria refleja una relación que se desarrolla con estabilidad y sin aparente intención de ocultarse.

En un entorno donde prima la tensión dialéctica y la imagen pública, ambos parecen haber encontrado, en lo privado, un refugio común. Porque incluso entre cifras, cámaras y consignas, también hay margen para el amor.