Julio Iglesias busca más terrenos para invertir en Galicia tras su 'espantá' como promotor en Valencia hace 20 años

La noticia publicada por 'La Región' de que Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger habían decidido comprar una gran casa en el concello de Piñor (Orense) ha tenido repercusión en todos los medios nacionales. No por la singularidad de la casa –más de 1.600 metros cuadrados construidos en una finca de 16.000 m²–, sino por el hecho de que nuestra estrella más internacional hubiera decidido invertir por primera vez en la tierra de sus antepasados en la etapa final de su vida.

Aún se desconoce la cuantía de la transacción y cómo se ha llevado a cabo una operación que se ha movido en los mimbres de la discreción, como suele suceder en este tipo de operaciones de alto valor inmobiliario. Lo cierto es que ni Julio Iglesias ni Miranda Rijnsburger tienen a día de hoy ninguna propiedad a su nombre en terreno español. Su fabulosa casa de Ojén, Las Cuatro Lunas, es propiedad de varias sociedades que administra Miranda. Parece que esta podría haber sido la opción elegida por Iglesias para comprar la casa del antiguo alcalde de Orense, un paraíso en el que ya se están llevando a cabo algunas obras en la piscina para acondicionarla a sus nuevos moradores.

El cantante valora mucho su privacidad. Especialmente en esta etapa de su vida, cuando hace años que no se deja ver en público. Esta es la razón por la que, tras adelantar la compra de la finca, 'La Región' también ha podido confirmar que varios agentes inmobiliarios de Lucas Fox ya están negociando la compra de terrenos aledaños a la casa para hacerla aún más inexpugnable. Se trata de antiguas granjas y terrenos cuya compra no va a ser fácil por la dificultad de encontrar a los herederos, que en algunos casos viven fuera de España. Nada que el dinero (y en el caso de Julio Iglesias, es mucho) no pueda solucionar.

Esta de Galicia es la primera inversión de Julio Iglesias en España en dos décadas. En el año 2000, Julio Iglesias adquirió la finca Las Cuatro Lunas, ubicada en Ojén, cerca de Marbella, por 12 millones de euros. La compra se realizó a través de dos sociedades: Androsemo S.L. y Bellevue Costa del Sol, ambas propiedad de su esposa. La finca, que abarca más de 150 hectáreas, fue el lugar donde la pareja celebró su boda en 2010.

En 2018, se publicó que Iglesias intentaba vender la finca por 145 millones de euros, motivado por desavenencias con la Junta de Andalucía respecto a la mejora de los accesos a la propiedad. Sin embargo, la venta nunca se llevó a cabo y la familia continúa a día de hoy disfrutando de la finca, especialmente durante las temporadas estivales. Quienes más la visitan son las hijas gemelas de Julio y Miranda, Victoria y Cristina. Hace años que Julio no se deja ver –al menos en público– por allí.

A finales de los 90 y principios de los 2000 Julio Iglesias pareció querer regresar a España. En 1998 firmó un contrato con Eduardo Zaplana, entonces presidente de la Generalitat Valenciana, para promocionar la región. En el teletipo que difundió entonces la Agencia EFE, se lee: "El cantante Julio Iglesias participó ayer, en un hotel de Madrid, en un acto de promoción de la Comunidad Valenciana, el primero de los seis que realizará este año y por los que cobrará 375 millones de pesetas. Con motivo de su presentación como embajador de la Comunidad Valenciana ha declarado que esta Autonomía es 'mercantilista, inteligente y brava'".

Julio Iglesias realizó varios actos de promoción de la Comunidad Valenciana, desde FITUR a Tokio, Moscú, Orlando, Las Vegas o Shangai. Con el tiempo se descubrió que también había firmado un segundo contrato que suponía otros cuatro millones de euros más por la realización de varios conciertos. La cosa llegó a los tribunales e Iglesias tuvo que declarar ante un juez dominicano en 2012 para dar su versión.

Desde 2007, Miranda administra oficialmente todo el patrimonio del cantante en España. El movimiento coincidió con el fin de la aventura inmobiliaria de Julio Iglesias en la Comunidad Valenciana. Coincidiendo con su etapa como embajador de la región, en noviembre del año 2000 el artista constituyó junto a otros tres socios, el constructor Andrés Ballester y los empresarios Fernando Polanco y José Lladró, la sociedad Urcosa SL, para promover en Altea (Alicante) la urbanización de lujo Villa Gadea, un proyecto con 262 chalés y un hotel de lujo de cinco estrellas en el que Iglesias puso 16 millones de euros. Después vinieron otra macrourbanización en Parcent y Los Puentes de Algar, en Altea, ambos proyectos muy contestados socialmente.

Ni la aventura 'política' con Zaplana ni la empresarial salieron bien y en 2006 Iglesias decidió deshacerse de sus inversiones inmobiliarias en Valencia y venderle todos sus activos inmobiliarios al Grupo Bataller, uno de sus socios. Su imagen sufrió mucho y él salió escaldado. Fue la última vez que invirtió en España, al menos hasta la finca gallega que ha salido a la luz esta semana, y hoy el grueso de su patrimonio se encuentra fuera, en Bahamas, República Dominicana o Miami.