Los hombres de la vida de Mar Flores: Merino, el sosiego; Lequio, la locura; Tapias, la seguridad; y Carlo, el amor incondicional
Mar Flores se sincera en su autobiografía, ‘Mar Flores. Mar en calma’ y revela los amores, desamores y secretos que marcaron su vida, desde Carlo Constanzia hasta Alessandro Lequio y Fernández Tapias
Mar Flores y Carlo Constanzia, en una imagen de archivo. (Gtres)
Mar Flores nunca imaginó que podría contar su vida, con sus luces y sus sombras, públicamente. Lo ha hecho de una manera original. Este 9 de septiembre, un día antes de su lanzamiento en el mercado, la modelo reunió en la terraza de una suite con vistas a la Gran Vía madrileña a los periodistas que nos dedicamos a la información social. No era el momento para los redactores de cultura, ni para hacer una valoración ni crítica intelectual de 'Mar Flores. Mar en calma', título de su autobiografía editada por La Esfera de los Libros y que sale hoy a la venta, la cual nos entregó en mano.
Una vez leída -en primicia-, podemos asegurar que cuenta en primera persona los momentos más felices de su vida y también los más oscuros, donde habitan algunos desamores. Entre ellos, un primer divorcio complicado y duro con el padre de su primer hijo, Carlo Constanzia. Tras él, llegarían otros hombres de los que se enamoraría, pero sin un proyecto de futuro común.
Portada de la biografía de Mar Flores. (Esfera de los libros)
De todos ellos habló en la presentación original. No quiso cargar contra algunos de los que le hicieron mucho daño, como son los hermanos Matamoros o Alessandro Lequio; con el que quizá tuvo ese amor loco de difícil continuidad. Dentro del mencionado relato, Fernández Tapias sale revalorizado, igual que Javier Merino, que siempre fue en su vida el sosiego, además de padre de sus cuatro hijos pequeños. Cayetano Martínez de Irujo no.
En el libro, al referirse a su primer marido, Carlo Constanzia, narra en esas primeras páginas su enamoramiento y el resultado final de un divorcio donde se intuyen situaciones graves que ella así explica: “recuerdo que un día, tras una fuerte pelea con el padre de mi primer hijo, mi hermana me aconsejó poner una denuncia. Y nos fuimos para allí. No nos hicieron mucho caso. Fueron muchas las denuncias que puse contra mi exmarido por el mismo motivo y que acabé quitando, creyendo que así lograría la armonía familiar. ¡Qué equivocada estaba!”.
Mar Flores y Carlo Constanzia, en una imagen de archivo. (Gtres)
Durante el encuentro, Mar Flores contaba que, en la actualidad, habría acabado en la cárcel por no pagar la manutención de Carlo. Un niño que su padre se llevó a Italia cuando tenía tres años, con el que no pudo tener relación y que volvió a la vida de Mar hecho trizas. “No tuvimos un buen divorcio, él me detestaba y, además, se desatendió de todo”, aseguraba.
La intrahistoria de su triángulo amoroso con Tapias y Lequio
Precisamente, su hijo Carlo fue el motivo del inicio de su amistad con Alessandro Lequioy con Fernández Tapias. Con los dos disfrutaría de una relación sentimental sin solapar, como ella cuenta. En este aspecto, uno de los protagonistas lo niega y el otro, Tapias, ya no está para desdecirla.
“Empezamos una relación sin prisa. Al principio, por mi parte, fue solo una amistad agradecida, muy auténtica. Y me dejé llevar. Fernando era todo, un señor, era guapo, inteligente, me cuidaba al máximo, se preocupaba por mí y me trataba muy bien, y, además, tenía verdadero charme. Así que, cuando yo lo conocí, ya vivía separado de su mujer, activó su proceso de divorcio, cosa que ayudó a que comenzamos nuestra relación desde el amor de pareja. Al empezar ese camino juntos, por supuesto que Fernando ya era consciente de que Alessandro y yo nos conocíamos”, relata sobre ‘Fefe’.
Mar Flores y Fernández Tapias, en una imagen de archivo. (Gtres)
Mar aclara en este punto que el colaborador de ‘Vamos a Ver' tenía sus novias y ella estaba con Tapias. “Lequio me contaba sus cosas y hablábamos con cierta frecuencia. Mi relación estaba centrada en Fernando, con quien era muy feliz”, desarrolla. También cuenta que la historia sentimental acabó diluyéndose, entre otras cosas, “por la gran diferencia de edad que existía entre Fernando y yo, por la distancia y el castigo que me daban a mí (no a él, que era poderoso) por destacar en una España casposa capaz de destruir cualquier cosa por envidia”.
Cuenta en este capítulo una historia que demostraba esa hipocresía. Había acudido con el empresario a una cena de matrimonios. “Todos eran conocidos y muy importantes. Mientras cenábamos, por debajo de la mesa, un señor súper conocidísimo y muy respetado, empezó a meterme mano por debajo del mantel. Con su mujer y Fernando delante”. Se lo explicó a Tapias, que no le dio mayor importancia.
Fernández Tapias y Mar Flores, en una imagen de archivo. (Gtres)
Javier Merino, el amor de su vida
Javier Merino llegó de nuevo a su vida en el 2000. “Aguantó estar casado conmigo, porque es una persona excepcional, muy comprensivo, y porque estábamos muy enamorados. Mantuvo un perfil bajo con los medios, pasó desapercibido y no destacó. Pero nos enamoramos y sufrió de inmediato las consecuencias de estar con una persona tan mediática. Estuvimos casi veinte años juntos, quince de ellos casados. Reapareció en mi vida en una de mis etapas más vulnerables. Me arropó, me cuidó porque yo no era capaz de hacerlo y, sobre todo, me ayudó a sanar y estar tranquila”, dice sobre él.
En la reunión con la prensa, Mar reconoció, como ya lo había hecho en Vanitatis años atrás, que nunca imaginó que Merino decidiera separarse. Para ella fue inesperado y un volver a empezar. “El gran amor de mi vida ha sido el padre de mis cuatro hijos. No fui capaz de comprender que estaba viviendo en su trabajo y en sus negocios la peor crisis del mundo mundial, la de 2008. Él era una máquina de sacar todo a flote y eso le exigía un tiempo y unas energías tremendas, pero yo me sentí apartada”.
Javier Merino y Mar Flores, en una imagen de archivo. (Gtres)
El peor capítulo de su biografía
Para Mar, uno de los capítulos más complicados de su biografía es el referido a su hijo Carlo. Rememorar su infancia, su desaparición en Italia, su vuelta a España, su paso por la cárcel y su paternidad. Cuando estaba en prisión, Mar nunca fue a verlo por petición expresa del hijo, aunque le mandaba cartas, fotos, notas.
“Acabó pidiéndome que, por favor, no le mandara nada ni le escribiera. Me dijo que estaba muy sensible. ‘Pero la verdad, mamá, es que no quiero más dolor’. Y ahí se cortó nuestra relación. Hubo un momento, los últimos seis meses, en los que yo no tuve ningún contacto con él”. Termina este capítulo reconociendo que no acaban de entenderse. “Yo le adoro, pero siento que no tengamos una relación maravillosa. Esa es la verdad”.
Mar Flores nunca imaginó que podría contar su vida, con sus luces y sus sombras, públicamente. Lo ha hecho de una manera original. Este 9 de septiembre, un día antes de su lanzamiento en el mercado, la modelo reunió en la terraza de una suite con vistas a la Gran Vía madrileña a los periodistas que nos dedicamos a la información social. No era el momento para los redactores de cultura, ni para hacer una valoración ni crítica intelectual de 'Mar Flores. Mar en calma', título de su autobiografía editada por La Esfera de los Libros y que sale hoy a la venta, la cual nos entregó en mano.