Íñigo Ramírez de Haro en su nuevo libro: "He perdido todos los juicios contra mi hermano. Me he arruinado"
El cuñado de Esperanza Aguirre publica nueva novela, 'Los Hipócritas', un ácido retrato de la sociedad actual donde su juventud en el palacete de Bornos y su enfrentamiento judicial con su hermano se convierten también en materia literaria
Estamos en la inmensa sala I de la Unesco en la plaza de Fontenoy de París. Allí, las distintas delegaciones están reunidas para elegir a la nueva Directora General de la Unesco. Un viejo diplomático y una becaria charlan y discuten mientras las votaciones se suceden, en un escenario que sirve para reflexionar sobre el amor, la política, las tensiones generacionales y la historia reciente de España. Este es el argumento de 'Los hipócritas' (Espuela de Plata), el nuevo libro del aristócrata Íñigo Ramírez de Haro, donde el autor entrelaza ficción y realidad al evocar el palacete de la mansión familiar donde creció, el palacete de Bornos, en plena calle Jesús del Valle de Madrid, o la ruina económica a la que le ha avocado el enfrentamiento judicial con su hermano, Fernando Ramírez de Haro, marido de Esperanza Aguirre. Pero vayamos por partes.
Beatriz Valdés, marquesa de Casa Valdés y condesa viuda de Bornos, fue una mujer culta, filántropa y muy vinculada a la alta sociedad madrileña. Nacida en 1926, contrajo matrimonio en su juventud con el militar Ignacio Fernando Ramírez de Haro, grande de España, con quien tuvo seis hijos: Beatriz, Fernando, Juan José (ya fallecido), Íñigo, Javier y Gonzalo. Tras la muerte del patriarca en 2010, los descendientes constituyeron una comunidad hereditaria con bienes de gran valor, entre los que destacaba un retrato sin firmar de un antepasado, Valentín Bellvís de Moncada, que colgaba desde siempre en el palacete familiar de Madrid. Cuando se repartió la herencia, estaba tasado en 10.000 euros.
El óleo, de 115 x 83 centímetros, terminó vendiéndose por cinco millones de euros. ¿Por qué? Tras el reparto (le había tocado a Fernando) se certificó que el verdadero autor del cuadro era Francisco de Goya. En 2013, el conde de Bornos, marido de Esperanza Aguirre, lo vendió al empresario Juan Miguel Villar Mir. Según Íñigo Ramírez de Haro, su hermano debería haber repartido los beneficios entre el resto de los hermanos, pero Fernando no lo hizo porque cuando se repartió la herencia aún no se conocía la verdadera autoría de la pieza.
La situación derivó en un enfrentamiento público sin precedentes en la familia. Íñigo acusó a su hermano de incumplir su palabra y emprendió una batalla pública y judicial, alegando que cada heredero debía recibir unos 853.000 euros. La ley, sin embargo, ha amparado a Fernando hasta la fecha, como reconoce el propio escritor en 'Los hipócritas', donde escribe:
— Estoy totalmente arruinado [...] He perdido todos los juicios contra mi hermano, el que me robó mi parte del patrimonio familiar "comprándose" a los jueces. La justicia en España está organizada para que se forren los abogados. Yo me he arruinado –recalca con sarcasmo–, pero eso sí, he hecho labor social: he enriquecido a los abogados, que se empeñaron en llegar hasta el Supremo, tanto a los míos, como a los de mi hermano, porque me cayeron las costas. Solo me queda la pensión para vivir...
En el mismo texto también recuerda otra anécdota relacionada con el cuadro y con su infancia en el palacete de los condes de Bornos, en la calle Jesús del Valle de Madrid (Malasaña): "Enfrente, teníamos el palacete de los condes de Bornos, de cuatro pisos de altura, once balcones señoriales a la calle, cada uno escondiendo en su interior cortinones a la francesa, cuadros de antepasados desde el siglo XVI, mesas de caoba, lámparas de araña, alfombras de la Savonnerie de la Real Fábrica, archivos históricos, hasta una capilla, en fin, una infinidad de tesoros... Pertenecía, y sigue perteneciendo, a una familia de fascistas deleznables..."
El autor revela (en una anécdota basada en hechos reales) que la familia recuperó la obra en 1939, tras volver de San Sebastián, en plena posguerra: "El palacete quedó semidestruido por los bombardeos y a merced del portero y los vecinos, que lo desvalijaron todo. Todas nuestras propiedades se encontraban esparcidas por el vecindario".
El litigio por el lienzo de Goya no solo acabó en los tribunales, sino que también fracturó para siempre la relación entre los Ramírez de Haro. Ahora, con la publicación de 'Los hipócritas', Íñigo convierte su experiencia en materia de reflexión pública, en un relato donde la historia personal se funde con la memoria de una familia aristocrática y las contradicciones de la sociedad española contemporánea.
Estamos en la inmensa sala I de la Unesco en la plaza de Fontenoy de París. Allí, las distintas delegaciones están reunidas para elegir a la nueva Directora General de la Unesco. Un viejo diplomático y una becaria charlan y discuten mientras las votaciones se suceden, en un escenario que sirve para reflexionar sobre el amor, la política, las tensiones generacionales y la historia reciente de España. Este es el argumento de 'Los hipócritas' (Espuela de Plata), el nuevo libro del aristócrata Íñigo Ramírez de Haro, donde el autor entrelaza ficción y realidad al evocar el palacete de la mansión familiar donde creció, el palacete de Bornos, en plena calle Jesús del Valle de Madrid, o la ruina económica a la que le ha avocado el enfrentamiento judicial con su hermano, Fernando Ramírez de Haro, marido de Esperanza Aguirre. Pero vayamos por partes.