“La fotografía repite mecánicamente lo que nunca más podrá repetirse existencialmente”, escribió Roland Barthes en ‘La cámara lucida. Nota sobre la fotografía’. Y la fotografía es, en muchos casos -aunque también el vídeo-, la forma que tenemos de echar la mirada atrás, de recuperar y revivir de alguna forma los buenos momentos. Días de playa, viajes, paseos en barco y en bicicleta, noches de gala, partidos del Real Madrid y uno de los días más especiales de su relación, su propia boda. Así celebra Laura Vecino su aniversario con Rafael Medina.
Este 16 de octubre se cumplen 15 años desde que el duque de Feria y la ahora diseñadora de bañadores se dieron el ‘sí, quiero’ en una aristócrata y multitudinaria bodaen el Palacio de Tavera, en Toledo, propiedad de la Casa de Medinaceli. Con este particular álbum personal, la bilbaína ha recordado los últimos años al lado del hijo de Naty Abascal, un amor duradero que comenzó en el año 2000, que superó un mediático bache y que se selló 10 años después, prometiéndose, en mayor o menor medida, la discreción de la que hoy en día presumen.
“Gracias por estos maravillosos 15 años. ¡La vida contigo es un regalo! ¡Eres el mejor! Te quiero infinito”, escribe Vecino en un nostálgico post en blanco y negro publicado en su perfil de Instagram. Una celebración a la que se sumaron con palabras de cariño algunos rostros conocidos como Cari Lapique, quien estuvo a su lado aquel mágico 10 de octubre, Teresa de la Cierva, Rosauro Varo o Adriana Abascal.
Algunos de sus fans también recuerdan aquel día tan especial porque Laura Vecino se convirtió gracias a Giambattista Valli en una de las novias más elegantes de este siglo. Una elección cuando menos curiosa porque Naty Abascal, su suegra, era buena amiga de otros e históricos diseñadores como Valentino o Carolina Herrera, ambos invitados a este enlace con 800 invitados.
Cuando los pomposos y coloridos vestidos de tul del diseñador italiano todavía no se habían convertido en la obsesión de las it-girls, la bilbaína fue la viva imagen de la elegancia en el día que se convirtió, por derecho matrimonial, en duquesa de Feria.
Como ella ha mostrado en numerosas ocasiones en sus redes sociales (como es el caso de las imágenes sobre estas líneas), este vestido se construía capa a capa hasta alcanzar una elegancia supina. Un primer vestido de corte columna y palabra de honor drapeado al que luego se le unía una abullonada falda larga gracias a muchos, muchos metros de tul que se escondía bajo este brocado de seda natural, inspirado en un traje de María Antonieta.
A la parte de arriba, para el momento del enlace religioso, se le añadía un segundo top, también de tul, que convertía el escote de palabra de honor en princesa, como la viva imagen de la novia vestida de blanco.
Un look que coronó con una tiara que pertenecía a los Medinaceli, concretamente la entonces duquesa de Medinaceli, Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa, abuela de Rafael. Se trataba de una joya del siglo XIX confeccionada a base de perlas y diamantes, formando hojas de acanto.
Laura Vecino y Rafael Medina el día de su boda. (Instagram)
Como si fuera una película, el aristócrata se acabó enamorando de una joven anónima, entonces estudiante de arquitectura de la Universidad de Navarra. La discreción fue tal que, a pesar de empezar a salir en el año 2000, no sería hasta el año 2004 que se publicarían las primeras imágenes en la prensa. Se convirtieron entonces en una de las obsesiones de la prensa española y un año más tarde le dieron lo que tanto estaban ansiando: su primera y única ruptura -al menos mediática-.
De izquierda a derecha, Luis Medina, Naty Abascal, Laura Vecino y Rafa Medina. (Getty)
Era el verano de 2005 y Rafael Medina se cruzaba por primera vez en su vida con la supermodelo Karolina Kurkova en la presentación de un coche en Sotogrande. Como decíamos, por aquel entonces Medina era uno de los jóvenes más cotizados y dados en España. Lo que allí pasó solo ellos lo saben, pero semanas después aparecían las primeras fotografías de este nuevo romance entre la top y el hijo de Naty Abascal.
En cambio, el amor duró lo que duró, otro reportaje fotográfico de la pareja en París que confirmaba su amor, y se acabó. El siguiente verano, el de 2006, Kurkova volvía a España para otro evento, pero ni rastro de Medina. Entonces Laura Vecino y el duque se dieron una segunda oportunidad y el resto es historia.
“La fotografía repite mecánicamente lo que nunca más podrá repetirse existencialmente”, escribió Roland Barthes en ‘La cámara lucida. Nota sobre la fotografía’. Y la fotografía es, en muchos casos -aunque también el vídeo-, la forma que tenemos de echar la mirada atrás, de recuperar y revivir de alguna forma los buenos momentos. Días de playa, viajes, paseos en barco y en bicicleta, noches de gala, partidos del Real Madrid y uno de los días más especiales de su relación, su propia boda. Así celebra Laura Vecino su aniversario con Rafael Medina.