El discreto adiós de Pablo Benegas, el arquitecto de La Oreja de Van Gogh

El regreso de Amaia Montero a La Oreja de Van Gogh y la sorprendente salida de Pablo Benegas, guitarrista y miembro fundador de la banda donostiarra, han sacudido el panorama musical esta semana. Dos noticias que abren un nuevo capítulo en la historia de uno de los grupos más emblemáticos del pop español, tras el abrupto final de la última temporada, marcado por la polémica salida de Leire Martínez.

Es de suponer que el grupo tenga ya ganas de protagonizar las crónicas de Cultura por motivos estrictamente musicales, y en ello están. Lo cierto es que solo una noticia tan potente como la reincorporación de su emblemática solista, después de 18 años, podía opacar la de la marcha de Benegas, compositor de muchos de los temas míticos de la banda (aunque Amaia también). Según el comunicado publicado por la formación, el guitarrista, “sigue formando parte del grupo", pero "se retirará durante una temporada para poder disfrutar de más tiempo junto a su familia y explorar nuevos retos profesionales”.

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A.S

Dentro de La Oreja de Van Gogh, Pablo Benegas ha sido mucho más que el guitarrista: durante años ha ejercido como letrista y portavoz. Hijo del histórico político socialista José María Txiki Benegas, Pablo creció en un entorno marcado por la cultura, el compromiso social y la palabra, influencias que se perciben en su forma de escribir. Casado con la organizadora de eventos Eider Ayuso, con quien tiene cuatro hijos, ha mantenido una vida personal alejada del foco mediático. Estos días, de hecho, ha decidido cerrar sus redes sociales.

Benegas siempre mostró inquietudes al margen del grupo que lo lanzó a la fama. Hace décadas escribió y dirigió un cortometraje protagonizado por su mujer, La promesa, que aún puede encontrarse en la red. Más sólido es su libro 'Memoria', publicado por Plaza & Janés en mayo de 2024. En él relata su experiencia como músico, pero también como hijo de un político permanentemente señalado por ETA, y el viaje emocional que supuso pasar de una banda “de colegas” a un fenómeno musical.

“Esa primera etapa con Amaia fue de una intensidad brutal. Con los años lo hemos ido procesando, pero entonces no éramos conscientes de lo que estaba pasando: fue todo muy rápido”, reconocía Benegas en una entrevista para promocionar el libro hace unos meses. Entonces también dijo que el grupo estaba preparando su siguiente disco y que probablemente saldría “a finales de 2025”. Puede que así sea, o puede que no.

Como señala el comunicado de la banda, Pablo Benegas seguirá siendo parte del grupo, aunque se haya tomado un respiro. En realidad, son él y el bajista Álvaro Fuentes quienes controlan de facto la arquitectura empresarial detrás de La Oreja de Van Gogh. Benegas y Fuentes son los administradores de la empresa LOVG Ediciones, constituida en 2003 y propietaria de la marca La Oreja de Van Gogh, que anteriormente pertenecía a su sello, Sony. También son los administradores de La Oreja de Van Gogh S.L., otra sociedad que gestiona los derechos de la banda y de la que cada miembro original posee un 20 %. Además, ambos dirigen una tercera empresa dedicada a la edición y grabación de música, Trópico de Capricornio Ediciones S.L., fundada en 2008.

Por su parte, Benegas cuenta con otra compañía vinculada a la edición de textos, Beneura S.L., y ha explorado otras vías de inversión, como la producción de energía eléctrica procedente de fuentes renovables o los alimentos autocalentables.

Formada en San Sebastián a finales de los noventa, La Oreja de Van Gogh se convirtió en uno de los mayores fenómenos del pop español gracias a su capacidad para combinar melodías pegadizas con letras pegadas a lo cotidiano. Con Amaia Montero al frente, el grupo alcanzó un éxito masivo con discos como 'El viaje de Copperpot' o 'Lo que te conté mientras te hacías la dormida', que marcaron a toda una generación. Tras la marcha de Montero en 2007, la llegada de Leire Martínez permitió a la banda recuperar frescura con trabajos como 'A las cinco en el Astoria' (2008).

A partir de 2023, el grupo empezó a experimentar una “segunda juventud”: su presencia comenzó a ser habitual en festivales de música —algo que no habían hecho nunca— y de repente conectaron con un público joven que estaba reinterpretando sus canciones. Fue justo en ese momento cuando se hizo público el abandono de la vocalista Leire Martínez mediante un comunicado en redes sociales. La decisión, redactada en tono diplomático, fue en realidad un misil que hizo estallar tensiones internas y dejó en el aire el futuro de la banda.

Desde entonces, el silencio del grupo alimentó todo tipo de rumores hasta que, esta semana, las dos noticias más esperadas —y sorprendentes— devolvieron su nombre a la primera línea del panorama musical, justo un año después de la marcha de Leire. Ahora queda esperar a ver en qué se materializa el regreso de Amaia Montero.