Oriol Balaguer y el bombón que sabía como un perfume
Si hay una parte de la cocina que comparta elementos con la moda, ésa es la repostería. El aspecto visual es una tendencia relativamente nueva en
Si hay una parte de la cocina que comparta elementos con la moda, ésa es la repostería. El aspecto visual es una tendencia relativamente nueva en muchas áreas, pero en el mundo de la pastelería las estructuras complicadas y los acabados imposibles siempre han sido un elemento capital. Oriol Balaguer es un buen ejemplo de ello: el Ferrán Adrià de los pasteles (para algo se formó con el de Hospitalet) lleva años creando autenticas obras de arte gastronómico. Su último proyecto no es una excepción.
El catalán se ha juntado con Viktor & Rolf para crear un bombón especial con el que conmemorar el quinto aniversario del lanzamiento al mercado de Flowerbomb, el perfume de la pareja de diseñadores holandeses. Combinando las mentes creativas del repostero y los modistas sólo podía nacer un producto único y explosivo. “Ha sido una experiencia extraordinaria, muy sensorial. Un reto apasionante”, explica el repostero.
Las materias primas son, como siempre en el caso de Balaguer, de primera calidad. A partir de ellas y tomando como referencia los aromas de Flowerbomb, una fragancia que cumple ahora cinco años, el artista pastelero ha dado forma a una original creación.
La de Balaguer no es la única creación dulce para conmemorar el aniversario del perfume. El tres estrellas Michelin Yannick Alléno también se ha puesto manos a la obra para concebir My Sweet Flower Bomb, inspirado también en la fragancia de Viktor + Rolf. En este caso se tiró de praliné, rosa, lima con bergamota, jazmín y vainilla, además de un bizcocho de té y una galleta crujiente.
Tampoco se trata de la primera colaboración de Viktor & Rolf con el mundo de la gastronomía y aledaños. Hace casi tres años presentaron una edición limitada de la cuvée Rose Sauvage de Piper Heidsieck dándole la vuelta al envase, poniendo en práctica una vez más su conocida filosofía del Upside Down. Tanto la botella como las copas creaban uno de esos extraños efectos dimensionales con los que los holandeses deleitan a sus admiradores.
Si hay una parte de la cocina que comparta elementos con la moda, ésa es la repostería. El aspecto visual es una tendencia relativamente nueva en muchas áreas, pero en el mundo de la pastelería las estructuras complicadas y los acabados imposibles siempre han sido un elemento capital. Oriol Balaguer es un buen ejemplo de ello: el Ferrán Adrià de los pasteles (para algo se formó con el de Hospitalet) lleva años creando autenticas obras de arte gastronómico. Su último proyecto no es una excepción.