Aceites Claramunt, el lujo de un gran aceite de oliva

Aceite de Oliva Claramunt, una joven empresa, con solo año y medio de vida, nacida del apasionamiento por el aceite de oliva que miman y cuidan para que tanto la calidad como su presentación sean excepcionales; se ha abonado a coleccionar galardones, premios y reconocimientos.

Durante la Cata Internacional de Aceite de Oliva Virgen de CINVE 2014 celebrada en Valladolid, Claramunt obtuvo reconocimiento en dos categorías: Gran Oro por su Frantoio y Oro por el Arbequino. Así mismo, en Olive Japan 2014, la competición internacional más antigua de AOVE celebrada en Tokio, en el que participan aceites de todo el mundo, obtuvieron dos premios Gold Winner a la marca jienense: uno por su Arbequino y otro por el Frantoio.

El agua, el frio, el sol y la bruma hacen de la monumental Baeza, el entorno ideal para producir este gran aceite. Es la tierra, donde nace el aceite Claramunt, se crían sus olivos, se desarrolla el fruto y acaba transformándose en zumo y oro líquido Virgen Extra. En su finca, La Monja, situada en la comarca de La Loma, en las faldas de Sierra Magina, 160 hectáreas de olivar tradicional y plantaciones intensivas, producen hasta cuatro variedades de aceituna: Picual y Arbequina, con árboles de más de 150 años de edad; junto con variedades como el Frantoio y Koroneki; olivos foráneos, pero que por la gran calidad de su aceite, merece el esfuerzo de adaptarlas al cultivo local. Ahora en junio se comienza ya a ver la trama y la flor; se empiezan a mostrar las primeras aceitunas de la próxima cosecha.

Además de la evidente calidad de su aceite, Claramunt, cuida especialmente la imagen, y por eso su envase, con los diseños de Isabel Cabello inspirados en Picasso, Saura, Millares o Miró han causado furor a nivel mundial, obteniendo premios también en este apartado, concretamente en la última edición celebrada de Pentawards, la marca andaluza ganó el Oro en la categoría Luxury Gourmet Food al mejor diseño.

“En Claramunt, nos marcamos un objetivo, mimar nuestro fruto, cuidarlo, protegerlo y tenerlo en optimas condiciones, para cuando él nos mande, transformarlo en lo más preciado que nos puede dar: zumo de aceituna. Nuestro nivel de exigencia, durante la fase de cultivo impone un límite al rendimiento de los olivos, obteniendo así producciones justas para conseguir que cada aceituna tenga todos los elementos necesarios para obtener un gran zumo”, nos aseveran sus propietarios.