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Soravito, un bar entrañable
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Soravito, un bar entrañable

En Andalucía el tapeo representa un hito cultural y lo es no solo por su interés alimentario sino también por su papel social y su valor emblemático

Foto: Foto: Javier Andrada
Foto: Javier Andrada

En Andalucía el tapeo representa un hito cultural y lo es no solo por su interés alimentario sino también por su papel social y su valor emblemático.
Si es cierto que en el pasado tuvo su refugio en tabernas y chiringuitos, no por eso fue monótono ni propio de la cocina desaborida. Hubo tapas de huerta, tapas de matanza, tapas de mar, tapas de escasez y tapas de abundancia... En esos avatares, algunas ascendieron de viático de gañán a bocado selecto, otras se banalizaron hasta formar parte de esa reata de preparados que de modo uniforme aburren el panorama tabernario actual (montaditos y precongelados diversos).


Un ejemplo de esos establecimientos que han hecho de la tapa un bocado selecto es Soravito. Lo encontraréis en Sevilla en El Porvenir, sector que se configuró frente al Parque de María Luisa, en torno a las huertas de la ermita de San Sebastián, en los años que precedieron la Exposición iberoamericana de Sevilla de 1929. Hoy, uno de los barrios residenciales más “floridos”.

Soravito fue creado en el año 2005. La idea primera se centraría sobre los vinos, una de las pasiones de Florian Courtois y, persiguiendo maridajes adecuados, se fue desarrollando una cocina gustosa. En pocos años, se logró hacer de aquel pequeño bar un establecimiento de referencia al que, desde entonces, no ha dejado de acudir gente de toda la ciudad atraída por la exquisitez y la franqueza de sus bocados. Sus actuales socios Florian Courtois, bretón trotamundos y Federico Enríquez, chef mexicano, se empeñan en hacer una cocina “natural” en la que predomine el sabor del elemento principal. Cocina de encuentro que asume la evocación de lugares que impresionaron a ambos y, claro está, sus tierras de origen. Cocina de corte mestizo, une el buen hacer francés con el tono sureño y los destellos mexicanos, todo en sutileza, pues el chile aquí se adivina como un soplo lejano que alumbra el paladar sin enojarlo, a base de distintas variedades de chiles frescos.

Los productos “naturales”, tanto en vinos como en comidas, son para ambos emblemáticos. Ahora bien, cuando Florián habla de vinos naturales alude “a lo más natural posible”, marcando la diferencia con lo “artificioso”; no se refiere al concepto de vino natural que no consiente en su elaboración otro producto que la uva y de los que tendremos tiempo de hablar algún día.

La carta de Soravito es de temporada, como toda barra que se estime. Ofrece desde arroces peculiares hasta carnes y pescados escogidos: arroz negro, arroz de gambas y verduras, risotto de boletus… corte de lomo de buey, carrilleras de buey, tartar de buey con un toque de chile, morcilla de Aranda con cremoso de piquillo… Croquetas de carabinero, Gamba blanca con guacamole, bacalao en tempura negra, atún rojo, ensalada de algas y pulpo, pimientos asados, wok de gambas con verduritas… por mencionar algunas. Podéis comprobarlo, con tan solo echar un rato en su barra, ¡me lo agradeceréis!

En Andalucía el tapeo representa un hito cultural y lo es no solo por su interés alimentario sino también por su papel social y su valor emblemático.
Si es cierto que en el pasado tuvo su refugio en tabernas y chiringuitos, no por eso fue monótono ni propio de la cocina desaborida. Hubo tapas de huerta, tapas de matanza, tapas de mar, tapas de escasez y tapas de abundancia... En esos avatares, algunas ascendieron de viático de gañán a bocado selecto, otras se banalizaron hasta formar parte de esa reata de preparados que de modo uniforme aburren el panorama tabernario actual (montaditos y precongelados diversos).


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