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Hotel Tierra del Agua, el lujo del silencio y el rumor de las cascadas
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Hotel Tierra del Agua, el lujo del silencio y el rumor de las cascadas

Más allá, donde acaba la sinuosa carretera que lleva a la aldea de Caleao, en pleno Parque Natural de Redes, un jardín vertical de verdes, pinos, hayas

Foto: Foto: Capriles
Foto: Capriles

Más allá, donde acaba la sinuosa carretera que lleva a la aldea de Caleao, en pleno Parque Natural de Redes, un jardín vertical en el que las distintas tonalidades de los verdes de pinos, hayas y prados, se multiplican y compiten por lucir y robar protagonismo a los escarpados riscos grises de las cumbres; se encuentrael hotel Tierra de Agua, un balcón de colores que se asoma desde la falda de la montaña por encima de las tejas al valle regado por los afluentes que tributan al Nalón. Paisajes increíbles se cuelan por los enormes ventanales de cada habitación. Al amanecer, la bruma y la niebla, echan un pulso a los primeros rayos de sol para ver quien vence y reina durante el resto del día.

Un hotel pensado y concebido por Fernando y José Antonio, desde el mismo momento en que visitaron la zona y cayeron rendidos ante los verdes, los largos silencios, el murmullo del agua y una naturaleza desbordante..

Cuidan mucho la gastronomía, que se nutre de la despensa que da la tierra en las huertas del vecino pueblo de Muñera. Todas las comidas se sirven ‘con vistas sobre el valle’, tanto en el amplio y luminoso comedor interior, decorado con lámparas artesanas hechas en la India, como en la terraza mirador que hay en el exterior.

placeholder Foto: Capriles

El espectáculo se inicia con un desayuno, especial, abundante y delicioso, que toca todos los palos: bizcochos caseros, panes de todas clases, mermeladas hechas en casa, ibéricos, zumos naturales, miel, brochetas de fruta de temporada, huevos de gallinas que corren sueltas por la aldea y un estupendo café.

Extraordinarias cestas de pan de maíz y de centeno, generosas croquetas de jamón, buñuelos de queso casín y arándanos, maravillosos ‘tortos’ de maíz con queso Afuega’l pitu y cebolla caramelizada. Elaborada mezcla de sabores fuertes, plenos y contundentes, suavizados por el dulce de la cebolla y las frutas del bosque.

La degustación de fabes en cazuelita, rotundas y ligeras, toda vez que eliminan grasas innecesarias, por lo que podrías repetir y no sentirte pesado. La presa ibérica combinada con manzana glaseada, sensacional. También sirven un gran menú diario de 20€, que atrae a los visitantes y caminantes de la zona.

El encanto de comer en el llagar levantado sobre una antigua cuadra, reconstruida con materiales nobles, en el que domina un gran horno donde asar lechazos de la zona, mientras se disfruta de la sidra embotellada en pequeñas cantidades para su propio consumo.

Avellanas de la zona, sidra, mermeladas y miel caseras, para comprar y llevar de vuelta a casa.

Paseos a caballo y senderismo por rutas que nos hablan de la esencia del ‘Ser’ asturiano: valles, prados, hayas, ganado, cascadas y orbayu. Observación nocturna de estrellas, conciertos casi privados en plena naturaleza. Un completo spa de estilo alpino; una espectacular sauna con vistas panorámicas sobre el valle,ducha de hidroterapia, fuente de hielo, baño turco y clases de yoga al aire libre,.además de tratamientos ayurvédicos, realizados sobre el mismo lecho del arroyo; hacen de la estancia en este hotel, una experiencia única, relajante y especial.

Hotel Tierra del Agua. Caleao, Parque natural de Redes, Asturias www.hoteltierradelagua.com Tl. 985 61 29 15

Más allá, donde acaba la sinuosa carretera que lleva a la aldea de Caleao, en pleno Parque Natural de Redes, un jardín vertical en el que las distintas tonalidades de los verdes de pinos, hayas y prados, se multiplican y compiten por lucir y robar protagonismo a los escarpados riscos grises de las cumbres; se encuentrael hotel Tierra de Agua, un balcón de colores que se asoma desde la falda de la montaña por encima de las tejas al valle regado por los afluentes que tributan al Nalón. Paisajes increíbles se cuelan por los enormes ventanales de cada habitación. Al amanecer, la bruma y la niebla, echan un pulso a los primeros rayos de sol para ver quien vence y reina durante el resto del día.

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