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Un viaje gastronómico por Ciudad de Panamá
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Un viaje gastronómico por Ciudad de Panamá

Recetas muy caribeñas que se fusionan con notas de influencia de países cercanos. Así es la cocina panameña; una mezcla de la esencia ancestral con la más moderna y puntera.

Foto: Foto: Hemis
Foto: Hemis

En la ciudad de Panamá, conocida coloquialmente como La Dubai de América, la oferta gastronómica es muy amplia. Esta comida destaca por su sencillez y autenticidad; puede ser escasa a la hora de introducir muchos elementos en una misma receta pero muy rica en sabores locales. En la nueva zona de Amador (un terreno ganado al mar), muy cerca del Museo de la Biodiversidad encontramos El Ranchito (Turicentro La Playita, Causeway) un pequeño restaurante familiar con una estética muy caribeña: tejados de rafia y mesas de madera al aire libre con vistas al mar. Son expertos en la elaboración de pescados y mariscos, su comida tiene tanto éxito que lugareños y turistas coinciden en él cada día. De su carta hay ciertos platos obligados a probar para conocer el alma caribeña de su cocina: el patacón, plátano macho frito en rodajas; la carimañola, una empanada de carne cuya diferencia con la nuestra es que la masa que emplean es de maíz o; alguno de sus variados ceviches como el de pulpo o el de camarón y un filete de corvina a la criolla. Para acompañar semejantes manjares, nada mejor que un jugo de fruta tropical recién hecho.

Humo (Calle 70 este http://www.humopanama.com) es el segundo local del chef Mario Castrellón. Un magnífico restaurante de barbacoa con excelente reputación y un original lema que dice “con el fuego vino el humo”. ¿La clave? Una cocina experimentada y con un toque creativo gracias al empleo de productos locales y técnicas de alta cocina. Los tacos de panza y el ceviche de corvina en tempura son una perfecta elección como entrantes mientras que, como platos principales, lo más acertado es un pescado. Mis sugerencias: la corvina humo con láminas de yuca y polvo de mango; el atún con eneldo y verduras a la mantequilla o los calamares rellenos.

Para conocer una buena cocina fusión, la mejor opción es Azahar (José Isaac Fabregas. El Cangrejo. www.azahar.com), un restaurante repleto de yeyés, nombre que se les da a los niños bien de Panamá. La inspiración japonesa marca e influye mucho en los entrantes, por eso, no es raro que uno de los más conocidos y pedidos sea el Pink Panther, un sushi elaborado con salmón, anguila, queso Filadelfía, mahonesa, aguacate, cebollino y una salsa sobre una hoja de soja. Entre los segundos, tienen mucho éxito la entraña trufada y la corvina in brodo. Por último, si todavía queda espacio para un postre, el mousse de plátano está muy bueno.

Para terminar la ruta, un paseo por la parillada Jimmy (www.parrilladajimmy.com/restaurante) que te recibe con un cartel que dice “estamos para atenderles como en casa”. Con una decoración austera y sin grandes ornamentos con alguna televisión colgada, mesas de madera muy pegadas y manteles de papel, aquí se viene por que su habilidad y manejo de la parrilla tiene tanta fama que cruza fronteras. A pesar de las elevadas temperaturas, es muy común pedirse un puchero de sancocho (un caldo de gallina, yuca y cilantro) aunque es poco ligero, dicen los de allí que es el remedio perfecto para los días de resaca. A la brasa, el pulpo es uno de los más pedidos por el toque ahumado que adquiere y siempre acompañado de patatas asadas, fritas o una ensalada. ¿De beber? nada mejor que pedir un botellín de la cerveza local, Balboa.

En la ciudad de Panamá, conocida coloquialmente como La Dubai de América, la oferta gastronómica es muy amplia. Esta comida destaca por su sencillez y autenticidad; puede ser escasa a la hora de introducir muchos elementos en una misma receta pero muy rica en sabores locales. En la nueva zona de Amador (un terreno ganado al mar), muy cerca del Museo de la Biodiversidad encontramos El Ranchito (Turicentro La Playita, Causeway) un pequeño restaurante familiar con una estética muy caribeña: tejados de rafia y mesas de madera al aire libre con vistas al mar. Son expertos en la elaboración de pescados y mariscos, su comida tiene tanto éxito que lugareños y turistas coinciden en él cada día. De su carta hay ciertos platos obligados a probar para conocer el alma caribeña de su cocina: el patacón, plátano macho frito en rodajas; la carimañola, una empanada de carne cuya diferencia con la nuestra es que la masa que emplean es de maíz o; alguno de sus variados ceviches como el de pulpo o el de camarón y un filete de corvina a la criolla. Para acompañar semejantes manjares, nada mejor que un jugo de fruta tropical recién hecho.

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