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Una escapada para saborear Oporto
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Una escapada para saborear Oporto

Una pequeña ciudad tan completa de atractivos y sabores que sobran las razones para marcarlo como un destino al que hacer frecuentes escapadas.

Foto: Oporto Foto: Eli Morales
Oporto Foto: Eli Morales

Oporto está envuelta en un aura de encanto y belleza que el brillo decadente del paso del tiempo ha ido dejando en los azulejos y fachadas de viejos edificios que no disimulan pertenecer a siglos pasados. Así lo dicta la Unesco desde que en 1996 reconoció su casco antiguo Patrimonio de la Humanidad.

Sus calles mantienen clásicos cafés como el mítico Majestic, inspirado en la ‘belle epoque’ de París, antiguas tiendas de colmados, el mercado de Bolhão, o una de las librerías más bellas del mundo Lello e Irmão que si su bonita escalera no inspiró a J.K. Rowling sí recuerda a la escuela de Hogwarts. El Oporto más moderno se deja ver con nuevos comercios, jóvenes diseñadores, galerías de arte y bares de diseño que aportan su toque ‘chic’ a la estética del conjunto.

En la plaza de la Ribeira y a orillas del río Duero se concentran lugareños y visitantes en torno a bares y restaurantes para degustar platos tradicionales con una buena relación precio-calidad, uno de ellos, Adega de São Nicolau.

Según los vecinos, hay que desplazarse a Matusinhos, un pueblo cercano de pescadores, para saborear los mejores mariscos y pescados frescos de la zona.

En el río, los ‘rabelos’, inspirados en las embarcaciones vikingas, son largos y estrechos para transportar los barriles de vino que cruzaban el Duero, ofrecen otra perspectiva para los que deseen navegar bajo los seis puentes de la ciudad mientras conocen su historia. Parten del más emblemático, el de Don Luis I, obra de Théophile Seyrig, discípulo de Eiffel, que se puede cruzar a pie para llegar a Vila Nova de Gaia, que concentra la mayoría de bodegas centenarias del famoso vino que simboliza la ciudad, como Ramos Pinto. Hay que subir a la ‘’ o catedral para disfrutar de una de las mejores vistas de Oporto.

La gente es amable, alegre y tan generosa que se les conoce como ‘tripeiros’ desde que en 1415, con motivo de la conquista de Ceuta, los portuarios entregaron a los expedicionarios toda la carne de sus despensas quedándose solo con las tripas. Como el hambre agudiza el ingenio, o eso dicen, con estas inventaron as tripas à moda do Porto’, una receta parecida a los callos que junto con el bacalao y el pulpo en sus diferentes versiones están presentes en las mejores cartas y barras.

También son típicas las francesinhas, diferentes embutidos y carne rellenan dos rebanadas de pan cubiertas por lonchas de queso gratinado y una salsa que cubre todo el plato. Se puede acompañar de patatas fritas y cerveza.

Entre los dulces destacan los pasteles de nata que son los equivalentes a los de Belém en Lisboa.

Con sus vinos también elaboran ricos cócteles como el ‘Portonic’ que mezcla Oporto blanco seco con tónica, unas gotas de limón y hojitas de menta. Son muy buenos en el Bar Plateia del Hotel Teatro, un auténtico escenario de lujo y diseño, que puede ser el aperitivo a la puesta en escena del chef de Palco, el restaurante que además de la carta con buenas carnes, pescados y recetas tradicionales ofrece menús de degustación de la ‘nouva cousine’.

Alojarse en él es una buena opción por su buen servicio y magnífica ubicación, además es miembro de ‘Design Hotels’, el primero de la ciudad.

Hotel Teatro. Rua de Sá da Bandeira 84, Oporto, Portugal.

Adega de São Nicolau. Rúa S. Nicolau nº 1, Oporto, Portugal

Oporto está envuelta en un aura de encanto y belleza que el brillo decadente del paso del tiempo ha ido dejando en los azulejos y fachadas de viejos edificios que no disimulan pertenecer a siglos pasados. Así lo dicta la Unesco desde que en 1996 reconoció su casco antiguo Patrimonio de la Humanidad.

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