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La verdadera historia de Castillo de San Diego y Bodegas Barbadillo
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La verdadera historia de Castillo de San Diego y Bodegas Barbadillo

Se cumplen 40 años del lanzamiento de uno de nuestros más afamados vinos blancos, Castillo de San Diego (Barbadillo), todo un hito que ayudó a entender mejor cómo acompañar pescados y mariscos

Foto: Bodegas Barbadillo
Bodegas Barbadillo

Barbadillo es sur, es Atlántico, es historia unida a la tierra y al puerto natural donde desemboca antes de entregarse al océano el más importante de nuestros ríos, el Guadalquivir. Castillo de San Diego (Barbadillo para todos) es un vino y una bodega que, como dice su enóloga, Monserrat Molina, solo podía darse en Cádiz, y en concreto en una localidad como Sanlúcar de Barrameda, una tierra capaz de arrancar la alegría que denotan sus vinos.

Tras declararse la independencia de Méjico en 1821, Benigno Barbadillo y su primo Manuel vuelven con unos ahorros con los que adquieren su primera bodega, El Toro. Benigno se muestra como un gran emprendedor e impulsor de nuevos proyectos, que, entre otros, le lleva a crear el primer vino manzanilla de la historia. Envía una bota con ese nombre a Filadelfia. A la vista del éxito de esta primera expedición crearon la etiqueta Divina Pastora.

Hoy, más de 130 años después desde que se fundara la bodega, Barbadillo se ha enraizado aún más en sus orígenes y bajo la sombra del castillo medieval de Sanlúcar cuenta ya con 17 bodegas donde destilan vinos, brandy, jerez o manzanilla. De hecho, es una de las diez empresas familiares más antiguas de nuestro país.

Fue a finales de los años 80 cuando Antonio Barbadillo, tras realizar numerosos viajes fuera de España, comprueba cómo en otros lugares se servían vinos blancos que por su sabor más suave y afrutado maridaban perfectamente con el pescado y el marisco. Como en España no existía ningún vino similar decide entonces experimentar algo que ahora se llama I+D+I, hasta conseguir dar con un vino al que llamaron 'vino blanco de mesa'. Un vino pionero que abría una nueva categoría. Un vino blanco, fácil de beber al que todos conocemos por Barbadillo, pero cuya etiqueta es Castillo de San Diego, que toma el nombre de la calle donde estaba la bodega, justo al lado del castillo de Súnlucar.

Dicen que hay que estar en el momento justo en el sitio apropiado, y así sucedió con este vino que por ser el que mejor acompañaba pescados y mariscos en aquella época de primeros de los ochenta, uno de los mayores grupos de restauración que existían entonces, La Dorada, contribuyó de manera significativa a dar un impulso definitivo y otorgarle la credibilidad de un público adinerado y de empresa, que acudía masivamente a este restaurante, hasta situarlo en el lugar que ocupa hoy. El número uno de los vinos blancos en nuestro país.

Castillo de San Diego, Barbadillo para todo el mundo, es un vino elaborado con uva palomino fina 100%, fresco y ligeramente afrutado que sigue siendo uno de los compañeros ideales de viaje para beber con pescados y mariscos. El mosto yema, el zumo que se obtiene por efecto de la fuerza de la gravedad y no por presión mecánica, se fermenta después durante 12 días a temperatura constante.

Barbadillo es sur, es Atlántico, es historia unida a la tierra y al puerto natural donde desemboca antes de entregarse al océano el más importante de nuestros ríos, el Guadalquivir. Castillo de San Diego (Barbadillo para todos) es un vino y una bodega que, como dice su enóloga, Monserrat Molina, solo podía darse en Cádiz, y en concreto en una localidad como Sanlúcar de Barrameda, una tierra capaz de arrancar la alegría que denotan sus vinos.

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