La Caleta, Cádiz en Madrid: frituras, arroces y Camarón

Cádiz es una ciudad cuyo espíritu y fisonomía se han reproducido en otros lugares del planeta porque su alegría se añora cuando se deja atrás. No hay más que darse un paseo por la Vieja Habanapara darse cuenta que no es sino una continuación de las casas de piedra, balcones y enrejados gaditanos. En Madrid hay restaurantes como Surtopía que reflejan fielmente su gastronomía. Pero no es sino en una pequeña taberna, a un costado de la calle Atocha, donde se reproduce el duende y el magnetismo de sus gentes y su gastronomía:divertida, relajada y sabrosa.

Creo que fue hace algo más de seis años cuando casi como un secreto conocido y revelado solo a unos pocos privilegiadoscomenzaron a fraguarse una fiel clientela que, supongo, primero era de gente que pasaba por allí y se sintieron atraídos por su ambiente festivo, su música, la diversión y, por supuesto, el aroma de sus frituras. Otros muchos, que acudirían atraídos por la personalidad de Ángel y María, sus propietarios, ypor el alma con que habían vestido el local. Como dicen en Cádiz, aquí enLa Caletahayduende ¿Quequé significa eso? Pues que tieneencanto, es auténtico, de verdad, es de esencia gaditana yde espíritu flamenco, puro; de frituras y vinos de la tierra, de música y de excusas y ocasiones para simplemente pasarlo bien.

En su primer local de la calle Tres Peces, apenas cabía una pequeña barra, buenas manzanillas y mucho y muy buen ambiente. Un diminuto y abigarrado local lleno de gente que gustaba escuchar flamenco a buen volumen, mientras bebían vinos de la Tierra de Cádiz. Gente que gustaba de esa forma de tapear tan del Sur, a base de frituras, tortillitas de camarones, papas y tomates aliñaos. A unos metrosencontraron un local en la calle Santa Isabel, con muchas más posibilidades y más grande, que decoraron con motivos flamencos, andaluces y que hicieron presidir de un gran mural de Camarón, cuyos 'quejíos' suenan constantes desde los altavoces.

La barra, a la entrada, deja adivinar de qué va el resto. Unas de las mejores frituras de Madrid, pescaítos, calamares, raciones de boquerones, ortiguillas, chocos y ostiones de mar, puntillitas y pijotas; bien escurridas de aceite y mejor rebozadas en harinas de garbanzo, que se sirven siempre en cucuruchos de papel de estraza, como si estuviéramos en una terraza en la misma Cádiz. Si las frituras son notables, déjense tentar por losarroces. El de carabineros es para ganar un concurso, pero el de almejases superior, además de que se dejarán unos cuantos euros menos. Al arrozle añaden un chorro de manzanilla sanluqueña, razón a la que atribuyoel sabor tan espectacular;es inimitable. Como casi todo, tiene una pega y es que uno no puede llegar y disfrutarlo sin más, debe de encargarse con al menos 24 horas de antelación. Pero merece y muchola pena.

La Caleta. Taberna Gaditana. C/ Tres Peces 21 y Santa Isabel 38.Madrid.

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