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Un fin de semana gastronómico en una Munich rica y latina
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Un fin de semana gastronómico en una Munich rica y latina

Munich es una ciudad rica y esplendorosa, de urbanismo y arquitectura clásica y carácter casi latino con restaurantes estrella Michelin es, además, la capital de la cerveza

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Munich

Munich es mucho más que cerveza y salchichas que, son, es cierto, algo más que un estereotipo creado desde fuera. Siendo una parte nuclear de su forma de comer y beber forman parte de su acervo gastronómico que, sin embargo, va mucho más allá de estos dos productos que no son sino la punta de un profundo iceberg culinario. Son dos de los pilares sobre los que se asienta una rica cocina popular que se descubre en el Mercado de Viktualienmarkt, especializado en productos bávaros: Miel, flores, quesos, salchichas, huevos, innumerables y ricas setas en temporada y decenas de clases de patatas (kartofen).

Munich es una ciudad que respira riqueza, bienestar y cierta alegría y desenfado que la diferencia del más adusto carácter alemán y la acerca a latitudes mediterráneas. Una ciudad que tras los más de 70 raids de la aviación aliada en la II gran Guerra, quiso ser alzada de nuevo guardando una imagen fiel a su pasado, recreando de nuevo la ‘grandeur’ con la que fue concebida por Luis I y rechazando cualquier pretensión de modernizarse. Hoy, clásica y rutilante, se muestra esplendida y elegante, resulta grandiosa y monumental a los ojos de quien la pasea. Es una ciudad de contrastes, donde flamantes BMW descapotados son conducidos por rubias estupendas que ceden el paso a señores de grandes bigotes ataviados con el traje típico Bávaro.

Una ciudad en la vanguardia del automovilismo, del diseño, la electrónica y la tecnología; se muestra rica y prospera pero sutil y educada: Cada semana acude más gente a la ópera de esplendido anfiteatro circular, que al fútbol. Marienplatz y el ayuntamiento gótico, la torre de la iglesia de San Pedro, iglesias barrocas, fuentes, palacios y amplias vistas arboladas a los pies de las estribaciones de los Alpes, la muestran radiante. El Alte pinakothek con obras de los clásicos compite con el museo de coches de época de la BMW.

Los primeros monjes que fundaron la ciudad trasmitieron el gusto por la cerveza: La Augustiner, la más antigua; Paulaner, Hofbräu, Löwenbräu, Spaten y la Hacker-Pschorr; conforman las seis grandes. En Hofbrauhaus, la cervecería más grande del mundo se sirven jarras de a litro desde hace más de 400 años. Dos barrios ‘trendy’: Schwabing, con cafés bares y clubes de jazz, compite con los que pueblan las aceras de Glockenbachviertel, más familiar y ‘gay friendly’’.

Disfrutar bebiendo unas cervezas como hacen los muniqueses en el Beer garden de Esibach, en English Garden, el parque más grande de Europa. Excelentes cafés, pasteles, pan y queso en la tienda delicatesen de Dallmayr, muy cerca de Marienplatz. En la planta alta su restaurante dos estrellas Michelin con una cocina de clásicos modernos, en el selecto ambiente muniqués, en el que se sigue la máxima de que menos es más. Una gran cocina en la que el producto se selecciona y examina con minuciosidad alemana y donde no se admiten la más mínima variación en su calidad y propiedades organolépticas.

Schuhbecks es un esplendido conjunto de tiendas ‘delicatesen’ entre los que encontramos una heladería, una bombonería, una tienda especializada de especias y otra de vinos; que bien pudieran confundirse con joyerías. Además, de un restaurante con estrella Michelin donde disfrutar de un correcto menú a mediodía por 48€

Entre tanto restaurante de salchichas y codillo, sorprende el restaurante Prinz Myshkin, un vegetariano para todo tipo de comensales, con precios muy ajustados, buena comida y gran puesta en escena, en donde la comida entra por los ojos.

Para dormir, un gran hotel: The Rocco Forte Charles

Munich es mucho más que cerveza y salchichas que, son, es cierto, algo más que un estereotipo creado desde fuera. Siendo una parte nuclear de su forma de comer y beber forman parte de su acervo gastronómico que, sin embargo, va mucho más allá de estos dos productos que no son sino la punta de un profundo iceberg culinario. Son dos de los pilares sobre los que se asienta una rica cocina popular que se descubre en el Mercado de Viktualienmarkt, especializado en productos bávaros: Miel, flores, quesos, salchichas, huevos, innumerables y ricas setas en temporada y decenas de clases de patatas (kartofen).

Viajes Restaurantes con estrella Michelin
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