Ox's, 10 razones por las que volver a un clásico de la cocina vasco-navarra
Si quieres volver a dar un paseo por los sabores de la cocina vasco-navarra de siempre, no dejes de visitar Ox's. Por sus verduras, sus pescados, sus recetas sencillas... y unas cuantas cosas más
No siempre es necesario ejercerde 'foodie' por la vida, ni elegir el menú en un iPad, ni subir la foto del plato a Instagram. No siempre necesitamos que nos atiendan jefes de sala con pinganillo, ni chefs que se hayan pasado los últimos tres meses en el sudeste asiático, ni camareros contratados a golpe de 'book'. No siempre tenemos por qué quedarnos más deslumbrados con la decoración que con la cocina, ni pedir que nos traduzcan el plato que hemos pedido, ni repetir una y otra vez la palabra fusión, ni volver a comer lima, ostras, ceviche, pata de pulpo, tataki o tartar.
No siempre hace falta el efecto 'wow'.
A veces apetecevolver a esa cocina que no sorprende porque siempre te da lo que esperas de ella. Y disfrutar de un plato sin que nosdistraiga el ruido mediático, el postureo, la tendencia (ay, tirando piedras contra mi propio tejado). A veces queremossaborear... yrecordar lo saboreado.
Por eso traemosaquí diez razones para volver a Ox's, un clásico de la cocina vasco-navarra en Madrid.
1. Porque, frente al mucho ruido y pocas nueces, da gusto reencontrarse con el saber hacer: José Ignacio y Mila han crecido entre fogones. Él, sobrino de Benjamín Urdiain, trabajó durante siete años en el Zalacaín de las tres estrellas mientras ella se curtía en Orio. Ya juntos, abrieron el mítico Asador Frontón (el bueno, el de Tirso de Molina)y después la Fonda Urbasa de los Oyarbide en Navarra. Más tarde llegaría Ox's, donde han dedicado los últimos 30 años a demostrar cómo se lleva una cocina, cómo se lleva una sala.
2.Por sus clásicos: la sopa de pescado de finísima textura, el cogote de merluza -con ajo y cayena- que ellos introdujeron en Madrid o la cuajada realizada con leche de oveja traída especialmente desde Navarra.
3.Por sus verduras, esas que se cantan a diario y varían según la temporada: perfectos los espárragos -los de siempre, sin experimentos ni artificios- y definitiva esa menestra, la misma de los años de oro de Zalacaín.
3.Porque también puedes contentar al cuñado enteradillo con sus nuevas y frescas propuestas de corte moderno, como el salmón marinado con cola de cangrejo o la textura de queso manchego con nueces y mermelada de frutas.
4. Por su nueva carta de 'pintxos' fríos y calientes y por la posibilidad de disfrutar de cualquiera de los platos en media ración.
5. Porque se pueden pedir por copas los vinos de su bodega.
6. Porque se agradece un local en el que las sobremesas se pueden hacer tan largas como uno quiera (e incluso echarse una partidita de mus).
7. Por su terraza: ajena al tráfico y pegada a un parque infantil, es el lugar perfecto para reposar el café con un pacharán mientras la chiquillería se desbrava.
8. Por las sorpresas con que uno se puede encontrar al darse cuenta de quién es el comensal de la mesa de al lado (y no diremos más).
9. Por todas aquellas celebraciones familiares que han tenido su punto de encuentro en estos salones.
10.Porque, por muchos vientos nuevos gastronómicos que haya, nos sigue gustando comer bien.
Dirección: Juan Ramón Jiménez, 11. Teléfono: 914 58 19 03
Horario terraza: de lunes a sábado de 10:30 h. a 24:00 h.ininterrumpidamente.
Horario cocina: de lunes a sábado de 13:00 h. a 16:00 h. y de 21:00 h. a 24:00 h.
Precio medio: 45 € Menú degustación: 35 €
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No siempre es necesario ejercerde 'foodie' por la vida, ni elegir el menú en un iPad, ni subir la foto del plato a Instagram. No siempre necesitamos que nos atiendan jefes de sala con pinganillo, ni chefs que se hayan pasado los últimos tres meses en el sudeste asiático, ni camareros contratados a golpe de 'book'. No siempre tenemos por qué quedarnos más deslumbrados con la decoración que con la cocina, ni pedir que nos traduzcan el plato que hemos pedido, ni repetir una y otra vez la palabra fusión, ni volver a comer lima, ostras, ceviche, pata de pulpo, tataki o tartar.